ProRenta resultó ser una de las administradoras más afectadas por el sistema de traspasos. Entre diciembre y julio padeció,
por esta vía, una pérdida de 11.000 afiliados. Así y todo, la incorporación de nuevos aportantes le permitió mantener un
moderado crecimiento: cuenta ahora con 90.500 afiliados, frente a los 82.000 que registraba a fines del año pasado.
El caso es, de todas maneras, llamativo, si se considera que ProRenta ocupa el cuarto puesto en el ranking de rentabilidad de
las AFJPs, con 16,8%, superada únicamente por Más Vida, Fecunda y Anticipar.
Para el gerente general, Guillermo Glucksmann, el éxodo de afiliados respondió en parte a las deficiencias que todavía
exhibe el sistema, reflejadas en la creciente gravitación de la captación de aportantes entre AFJPs, que ya se conoce como
la industria de los traspasos, con un solo sector beneficiado: los promotores.
Las 560.000 traspasos que registró la actividad entre enero y julio generaron
$ 40 millones en comisiones. Y según los analistas, es probable que esa cifra se acerque a $ 100 millones al concluir 1995.
Con lo cual crecería el riesgo de que se produzca el mismo fenómeno que en Chile, donde los cambios de una a otra
administradora alcanzan una magnitud preocupante y constituyen una de las debilidades principales del sistema.
En la Argentina, el problema todavía es manejable, según Glucksmann, quien señala que puede solucionarse mediante
simples modificaciones al actual régimen, como el establecimiento de la obligación de incluir en el formulario utilizado
para formalizar el cambio las ventajas que, según el promotor, le reportará al afiliado el traspaso a otra AFJP.
Cambio de Estrategia
La política de ProRenta estuvo orientada desde la iniciación del régimen a mostrar a los afiliados las ventajas del nuevo
sistema, pero en vista de lo ocurrido con los traspasos, adoptamos una actitud más defensiva, sin descuidar las metas
originales, señala Glucksmann.
La nueva estrategia ya comenzó a dar sus frutos y los saldos negativos que mostraban los traspasos fueron disminuyendo
progresivamente; los directivos de ProRenta esperan que para noviembre o diciembre se hayan alcanzado cifras equilibradas
en este aspecto.
El problema fundamental, sostiene Glucksmann, es que los traspasos se dan fundamentalmente en los sectores de
menores recursos económicos, que por falta de un adecuado conocimiento, ceden más fácilmente a los argumentos de los
promotores que recomiendan un traspaso. En el caso de ProRenta, este fenómeno tuvo una mayor repercusión por el hecho
de que mantenemos una fuerte posición en el interior del país. Somos líderes en Salta y ocupamos el tercer lugar en
Tucumán y Córdoba.
La elevada penetración en esas provincias se debe, en buena medida, al hecho de que ProRenta tiene como accionistas
principales a los bancos del Suquía y de Crédito Provincial de La Plata, que entre ambos controlan 40% del capital. Una
proporción similar está distribuida entre otras cuatro entidades bancarias. Dos de ellas pertenecientes a la provincia de
Córdoba (Popular Financiero, de Río Cuarto, y Sudecor, de Bel Ville) y otras dos ubicadas en la provincia de Buenos Aires
(Edificadora, de Olavarría, y Comercial, de Tres Arroyos). El 20% restante se distribuye principalmente entre los bancos
Empresario de Tucumán, Comercial Israelita, de Rosario y el Nuevo Banco de Azul.
Con respecto a las recientes versiones de que ProRenta podría ser absorbida por otra administradora, Glucksmann afirma
que los rumores carecen de base y que la entidad exhibe una situación de satisfactorio equilibrio financiero. Todos los
accionistas involucrados en el proyecto tienen plena conciencia de que ésta es una inversión de largo plazo, que comenzará
a dar sus frutos a medida que las cuentas de capitalización las comiencen a manejar los propios afiliados y no los cultores de
la industria del traspaso, asegura.
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