Casi todas las conferencias actuales que versan sobre el mundo del trabajo en el futuro insisten en que lo que se viene es la predominancia del trabajo temporario, de las changas cortas e inseguras y la conclusión predominante es que el tipo de trabajo que se ve en plataformas como Uber, donde los usuarios realizan un trabajo independiente y a demanda, es el futuro del trabajo como lo conocemos.
La idea general es que la era del contrato social entre empleados y empleado full time está llegando inevitablemente a su fin.
Kalman lo rechaza y explica por qué:
- Actualmente la participación de la gig economy es una pequeña fracción del trabajo en Estados Unidos: 0,9% en junio 2016, según J.P. Morgan Chase. No alcanza para augurar una gran disrupción en el mercado laboral general.
- El crecimiento de la participación de la Gig Economy tuvo un pico en 2014 y desde entonces viene bajando según el mismo informe. No solo sigue siendo insignificante sino que su crecimiento cae.
- Suponiendo que el trabajo temporario e independiente fuera el futuro basándose en la proliferación de unas pocas plataformas eso es totalmente contrario al tipo de cultura del trabajo que los líderes están trabajando para cultivar. Los temas no coinciden con el desprendimiento emocional característico de un trabajo independiente. Seguramente el trabajo freelance y por contrato seguirá teniendo sus ventajas para muchas empresas y muchos trabajadores pero la idea general que se tiene de lo que constituye una fuerza laboral sólida es una cultura unificada de trabajadores a tiempo completo que ponen el pellejo en el juego y se juntan para generar un producto o servicio que sea más grande que ellos mismos o la compañía. Unidad, trabajo en equipo y la sensación general que tienen los trabajadores cuando son parte de un grupo es algo que podría no sostenerse si cada trabajador conduce partes de un proyecto sobre una base “gig”. Si los empleados no están ligados al éxito de la compañía desaparece la motivación unificada.
- A las empresas les gusta la idea de emplear a una fuerza laboral dependiente de la organización. A ver: una empresa gana mucho cuando los trabajadores dependen de ella para su bienestar financiero. Por esto, pueden retener a los trabajadores y controlar su desempeño y productividad en formas que no podrían si la relación fuera con un contratista externo.
Estas razones sugieren que el trabajo “gig” (por contrato, corto, independiente) probablemente siga siendo una pequeña parte de la fuerza laboral general, tanto desde una perspectiva económica como cultural.
La teoría podría estar equivocada, pero el punto es que en este momento el progreso de la gig economy no es muy fuerte. Es demasiado pronto para proclamar que es el futuro. Los ejecutivos tendrían que moverse con mucha cautela.