Pérdidas esperadas en el sistema financiero

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Cómo contabilizar el riesgo de la probable incobrabilidad en el sector

La pandemia desafía el modelo de NIIF 9 e impone una aplicación consistente en el cálculo de pérdidas esperadas en los estados financieros del mercado bancario.

Los efectos de la pandemia COVID-19 tienen un gran impacto en la economía general del país y especialmente en el sector financiero que cumple la misión fundamental de ser el custodio del dinero de la sociedad, pero, al mismo tiempo, se le reclama hoy un protagonismo especial para ayudar a atenuar la crisis.

Uno de los efectos no deseados del actual momento que se vive es el relacionado a cómo reconocer las pérdidas estimadas de la cartera de clientes como consecuencia de la crisis. En este sentido, un adecuado gobierno en las entidades financieras de todas las variables consideradas en esa estimación y la evaluación de los impactos derivados del coronavirus es clave a la hora de reconocer las previsiones por riesgo de crédito fundamentalmente bajo la norma internacional NIIF 9, a las que Argentina adhirió, y su modelo de estimación de pérdidas esperadas.

Este modelo se constituye a partir de la evaluación del riesgo de crédito y el riesgo de default de los deudores como parte integral de su medición, y al considerar el análisis proyectado de las distintas variables macroeconómicas se puede definir la visión prospectiva sobre la evolución de una cartera crediticia. Con esta ecuación, quedaron resueltas las críticas que había recibido el modelo anterior (bajo NIC 39) al que se le atribuyó el tardío reconocimiento de las pérdidas en el caso de crisis financieras.

Bajo este modelo de NIIF surgen factores de análisis clave en cuanto a las pérdidas estimadas con relación a la identificación de aquellos contratos que sufrieron un aumento significativo del riesgo de crédito, aquellos que están en default y derivado de ello el disparador del requerimiento de considerar el impacto económico de esa pérdida para todo el ciclo del instrumento, esto es hasta su vencimiento final.

La pandemia del COVID-19 vino a sacudir y a desafiar el modelo justo una vez cerrado el segundo ejercicio de su adopción inicial a nivel global. Y las inquietudes se multiplican en este contexto de incertidumbre sobre el efecto final que la crisis sanitaria tendrá en la actividad económica, y por ende en las proyecciones de comportamiento de las distintas variables macro como el Producto Bruto Interno, inflación, desempleo, consumo; y con ello el impacto particular en las distintas actividades productivas y de servicios.

Temas a tener en cuenta

 

En este marco de incertidumbre se requiere hoy más que nunca una aplicación consistente del modelo de cálculo de pérdidas esperadas de manera tal de traducir su resultado en los estados financieros del mercado bancario. El Banco Central de la República Argentina (BCRA) ha dispuesto medidas tendientes a flexibilizar el tratamiento regulatorio de carteras de crédito en situación de estrés, pero todavía nada ha dicho en materia de la implementación de NIIF 9 ante la situación de crisis derivada de la pandemia. Entonces, ¿qué hay que tener en cuenta en este contexto? Algunos temas a tener en cuenta son:

 

  • El análisis de la categorización de un deudor en situación de deterioro o en default (estadíos 2 o 3 de NIIF 9) requiere un estudio pormenorizado a nivel individual y por sector económico.
  • Evaluar el tratamiento de la modificación de activos ante postergación de pagos y refinanciaciones.
  • El estudio prospectivo de la evolución de las distintas variables macro requieren de juicio al estar marcadas por la incertidumbre que plantea: ¿cuán profunda y extensa será la crisis? El adecuado gobierno de esa evaluación es crítico con el involucramiento de las máximas autoridades de la organización.
  • La evaluación de la probabilidad de default y de las garantías requiere considerar las distintas medidas impartidas desde el gobierno.
  • La transparencia en la divulgación de la información relevante en torno a la estimación y los factores considerados es clave para establecer confianza en la generación de reportes financieros.

 

Las normas emitidas por el BCRA establecieron para las instituciones bancarias clasificadas como del Grupo “A” – integrado por aquellas entidades en las cuales el importe de sus activos es mayor o igual al 1 % del total de los activos del sistema financiero – la aplicación del modelo de pérdidas esperadas de acuerdo con NIIF 9 para la estimación de previsiones en relación con el riesgo de incobrabilidad de la cartera de créditos del sector privado a partir del 1° de enero de 2020. El desafío está planteado y la rapidez de los acontecimientos mundiales y locales deja poco margen para el abordaje de las soluciones que impone la crisis. –

(*) Socia Líder de Servicios Financieros KPMG

 

 

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