Categoría: Mercado Plus


“No hay que buscar empleos, sino clientes”

"Dije que, al finalizar el siglo XX, sólo la mitad de la fuerza de trabajo tendría puestos full-time en una empresa, y eso ha ocurrido en Europa. Tuve razón, pero las cosas no marcharon tan bien como esperaba", reconoce el británico Charles Handy. Se refiere así a La era de la sinrazón, su primer best seller, en el que auguraba un panorama brillante del futuro laboral. Economista de profesión, ex ejecutivo de Shell y profesor de la London Business School, Handy habla hoy de un mundo poblado por unos pocos elefantes (las grandes compañías) y muchas pulgas (pequeñas empresas). Invitado a Buenos Aires por la American Management Association (AMA) para presentar su último libro, The New Alchemists (Los nuevos alquimistas) Handy mantuvo una extensa y animada entrevista con MERCADO.
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Nota de la revista: Número 992


El consumo llama a la puerta

Los sistemas de venta directa facturaron el año pasado US$ 1.050 millones en la Argentina y, luego de la recesión que golpeó a la economía en 1999, podrían retomar el camino del crecimiento en los próximos años. Para eso será necesario explorar nuevos rubros -como los de servicios-, para superar el alto grado de maduración que se observa en los tradicionales de cosmética, perfumería y artículos plásticos de bazar. Aquí, algunas claves.
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Nota de la revista: Numero 991


Del vigilante al circuito cerrado

En 1997, la facturación total del sector de la seguridad privada era de US$ 820 millones; en 1999 llegó a 1.150 millones y se espera que este año trepe a 1.300 millones. De ese total, 77% corresponde a vigilancia y 23% a sistemas electrónicos. En este momento, están en actividad aproximadamente 150.000 vigiladores, de los cuales sólo alrededor de 90.000 se encuentran debidamente registrados. La falta de un marco regulatorio, por la demora en la reglamentación de leyes ya sancionadas, y las bajas barreras de ingreso para participar en la actividad, contribuyen a crear un mercado variado y atomizado.
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Nota de la revista: Número 996


La raíz del problema está en la sociedad

La investigación que cada año prepara el IAE para contribuir a la confección del ranking de competitividad del World Economic Forum muestra, en esta ocasión, a los directivos de empresas preocupados por las falencias profundas de la trama social.
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Nota de la revista: Número 995


Energía para el futuro


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Nota de la revista: Número 993


Un negocio con muchos remedios

El mercado argentino de los medicamentos muestra cifras nada desdeñables, tanto en términos de volumen como de valor. En 1999 las ventas de todas las categorías de productos sumaron US$ 6.550 millones. El consumo promedio por habitante fue de US$ 189 durante el último año. Estos valores ubican al país con una participación de 1,4% de las ventas mundiales, un nivel elevado si se lo compara con el resto de América latina.
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Nota de la revista: Número 992


“El turismo es la gran oportunidad”

El secretario de Turismo de la Nación es un profesional en la materia. Con una larga trayectoria en la actividad privada, fue secretario de la Asociación de Hoteles de Turismo, y luego titular de la Secretaría de Turismo del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Lombardi analiza aquí la estrategia y las herramientas con que cuenta su dependencia, a partir del criterio de que la tarea de vender a la Argentina es una asignatura pendiente y debe ser abordada de manera conjunta con otras áreas del Estado y con el sector privado. El objetivo es que el turismo, que actualmente aporta alrededor de 7% del PBI, trepe a 10% en tres años y genere medio millón de nuevos empleos.
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Nota de la revista: Numero 991


Los asiáticos, ¿a la vuelta de la esquina?

En el cambiante rompecabezas de la política exterior argentina, Asia casi siempre fue una pieza faltante. Y sin embargo, la región viene aportando, en las últimas décadas, una corriente inmigratoria que no se parece a ninguna otra de las que poblaron el país. Coreanos, taiwaneses y chinos dejaron su impronta en barrios porteños y ciudades del interior. Pero su actitud es bien distinta de la que mostraron los europeos de mediados del siglo pasado. Para empezar, no se plantean un camino sin retorno. Suman miles los que, desalentados por los malos tiempos de la economía local, resolvieron buscar otros horizontes o volver al terruño. Los que se quedaron alimentaron el auge de los autoservicios barriales, inauguraron nuevos formatos comerciales (las tiendas de todo por dos pesos y los restaurantes de tenedor libre) o sueñan con convertir a la devaluada peatonal Lavalle en el paraíso de los cibercafés. Pero, a diferencia de lo que puede constatarse, por ejemplo, en Australia, la ola de inmigrantes no atrajo un movimiento paralelo de grandes emprendimientos e inversiones asiáticas. Con la excepción de algunas compañías de electrodomésticos coreanas ­encabezadas por Samsung y Daewoo­ las inversiones asiáticas en la Argentina son relativamente modestas: no llegan a superar los US$ 150 millones. El año pasado, el intercambio con China, Taiwán y Corea del Sur apenas sumó US$ 2.560 millones, y con un fuerte balance negativo de US$ 1.088 millones para la Argentina, que básicamente les vende commodities (semillas, aceites y cueros) y les compra productos de alto valor agregado (aparatos electrónicos, relojes, autos y textiles). Claro que también son muy pocos los empresarios argentinos que se atrevieron a probar suerte en las antípodas. La conquista del Oriente parece, por ahora, un desafío reservado para gigantes de la talla de Techint, Impsa o Arcor. Sin embargo, analistas locales y foráneos no dejan de advertir sobre las oportunidades que podría deparar la región para empresarios argentinos dispuestos a desplegar parejas dosis de audacia y paciencia.
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Nota de la revista: Número 996


Los que hacen juego

Según los datos oficiales de la Lotería Nacional, los argentinos apostaron, el año pasado, US$ 1.272 millones. Pero la cifra no incluye las recaudaciones de las loterías y casinos provinciales, ni las apuestas clandestinas. Se calcula que, en la actualidad, sólo en la Capital Federal el circuito de apuestas ilegales mueve cerca de US$ 1.000 millones al año y evade impuestos por US$ 300 millones, mientras que en la provincia de Buenos Aires se manejan montos similares. La actividad se transformó con el traspaso de la mayoría de los casinos y loterías a manos de los estados provinciales y el surgimiento de nuevos juegos poceados, como el Quini 6 y el Loto. A fuerza de premios supermillonarios, éstos fueron erosionando no sólo al Prode sino también a los tradicionales sorteos de fin de año. Los principales grupos internacionales fueron avanzando, primero sobre los casinos e hipódromos, después en los bingos y ahora también en las loterías. Por el momento, los pocos bastiones de resistencia estatal son la Quiniela, que continúa acaparando casi 30% de las apuestas reguladas por la Lotería Nacional, y el Prode, que se prepara para un regreso triunfal antes de fin de año. Los players internacionales tienen la mira puesta en el juego on line, vía Internet. Pero falta un marco legal que regule la actividad. Los nuevos casinos se presentan como centros de entretenimiento donde los visitantes pueden comer, ver un show y, de paso, jugar unas fichas. Antes, dicen expertos del sector, la gente jugaba para ganar; ahora lo hace con la idea de salvarse, y por eso se deja seducir por la posibilidad de llevarse pozos millonarios.
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Nota de la revista: Número 994


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