Es, sin embargo, un toque de atención que avisa que estamos en el camino hacia la diabetes. Pero si se la detecta y se la trata, no es demasiado tarde como para revertir la situación. Aquí un poco de información y un poco de consejos. Porque prevenir es siempre mejor que curar.
Si la tenemos, como miles de millones de otras personas en el mundo, quiere decir que el nivel de azúcar en sangre ( o glucosa) es más alto de lo que debería ser, pero no ha llegado todavía al nivel de la diabetes. Podría decirse que está en la linea fronteriza.
Los individuos prediabéticos corren alto riesgo de desarrollar la diabetes tipo 2, problemas cardíacos y ACV, entre otras cosas. No obstante la cantidad de personas que la sufren, aproximadamente 90% de los 86 millones de prediabéticos no están diagnosticados ni identificados. Es por eso que la prevención de esta enfermedad se ha convertido, al menos en Estados Unidos, en uno de los objetivos más iportantes de salud pública.
“En un mundo ideal, uno quiere diagnosticar temprano a la gente de alto riesgo para impedir el desarrollo de la diabetes en estado avanzado y las complicaciones asociadas que trae”, dice Glenn Matfin, MD, profesor asociado de clínica en la Universidad de Nueva York y jefe del Joslin Diabetes Center. “Que la prediabetes progrese hacia la diabetes depende de una serie de factores variables: cambios en el estilo de vida, genética y prácticas de tratamiento. Algunos profesionales aprueban el uso de medicación y otros están fuertemente en contra.
“Nosotros trabajos líneas para diferenciar entre tolerancia normal de la glucosa, prediabetes y diabetes, pero estamos ante una cadena continua y entrelazada”, añade. “El tiempo corre y los riesgos para la salud aumentan significativamente si la prediabetes no se trata”.
Tal vez debido a un conjunto de síntomas muy sutiles, la identificación y diagnóstico de los pacientes con prediabetes ha demostrado ser bastante difícil. Las investigaciones muestran que aunque 30% de la población norteamericana que tenía prediabetes en 2005 a 2006, solo 7,3% sabía que la tenía.
La dieta aconsejada
La dieta, combinada con actividad, puede tener un impacto considerable en el desarrollo de la diabetes tipo 2, dice la dietista Michelle Corcoran, quien trabaja con pacientes con prediabetes, diabetes tipo 1 y diabetes tipo 2. Y según la acsociación canadiense de diabetes, hay dos grandes estudios que demuestran que bajar la ingesta de calorías, reducir la ingesta de grasas y hacer ejercicios por lo menos 150 minutos por semana, el número de participantes que progresaron de prediabetes a diabetes bajó 58%.
Dicho, esto, la prediabetes es un diagnóstico que debe tomarse en serio. Si bien no todos los diagnosticados con prediabetes desarrollan el tipo 2, muchos sí, y la gente con prediabetes tiene más riesgos de sufrir enfermedades coronarias y accidente cerebrovascular. Bajar de peso es muy importante, si es que hace falta. Un descenso de peso entre 5 y 10% puede bajar el riesgo, dice Corcoran.
La dieta que sugiere está compuesta por:
1, Granos integrales: “La gente que los consume tres veces por día tiene un tercio menos de probabiidad de llegar a la diabetes tipo 2 que quienes los consumen tres veces por semana. Esto quiere decir pan integral, pasta integral, arroz integral y cebada no instantánea.
2. Fruta: Corcoran recomienda comer por lo menos tres frutas al día: manzana, banana o naranja, frutillas o moras, kiwi, ciruelas y ananá.
3, En cuanto a vegetales, lo recomendable es cinco o más porciones por día. ¿Cómo elegirlos? Cuanto más coloridos más vitaminas, de manera que lo mejor es combinarlos.