En abril de este año un estudio realizado por el Berman Center concluyó que el Viagra puede mejorar la vida sexual de las mujeres al igual que la de los hombres. El 5 de junio un panel de la FDA publicó que recomendaba la aprobación del Viagra femenino, aunque definiendo sus beneficios como “moderados” o “marginales”. Finalmente en agosto llegó la aprobación definitiva del “Viagra femenino” para su venta en el mercado.
La decisión de la FDA fue aplaudida como una victoria por grupos feministas que hicieron lobby para llevar el medicamento al mercado, pero es muy polémica. Muchas instituciones médicas son escépticas en cuanto a su eficacia y dicen que la aprobación plantea interrogantes sobre la capacidad del órgano regulador para resistir el “poder de los pacientes” en la era de los medios sociales.
La droga había sido rechazada dos veces por la Organización, que se preocupa por temas de seguridad. Conocida la noticia de la decisión, Luego de los rechazos se produjo una división entre grupos feministas que decían que la agencia discriminaba contra la salud sexual de las mujeres y quienes decían que se estaba usando el lenguaje de la igualdad sexual para forzar el pasaje al mercado de una droga ineficaz e insegura.
Pero tal vez lo más importante de todo haya sido las campañas en las redes sociales que plantearon el tema como una cuestión de igualdad para la mujer y acusaron de misoginia a los detractores. La campaña “Even the Score” (Igualemos los tantos) fue armada por un equipo que incluyó a Audrey Sheppard, ex directora de salud femenina de la FDA y ahora consultora a sueldo de Sprout Pharmaceuticals, la compañía que va a comercializar el Viagra femenino.
La votación en la FDA salió 18 a favor y 6 en contra.