Cuando en la película Sideways el protagonista Miles pidió pinot desafiante agregando “si alguien aquí pide merlot yo me retiro”, su frase tuvo un efecto demoledor sobre las ventas de ambos vinos. Se desplomaron en Estados Unidos las ventas de merlot y crecieron las de pinot-noir. Pero ya se sabe que las modas en vinos son siempre frágiles.
Antes de aquel demoledor ataque de Hollywood, el merlot era el favorito de los vinos tintos. Las ventas de versiones “de lujo” del varietal aumentaron 5% el año pasado y el informe 2016 Wine Intelligence lo califica como el primer varietal de elección para todos los norteamericanos de cualquier edad. Los restaurantes vendieron 8% más de variedades de merlot de más de US$ 100 la botella.
La mala racha que atravesó el merlot no se debió únicamente al cine. Ocurrió que en los años 90 los viñateros californianos respondieron a la popularidad del varietal plantando más, a veces en lugares donde ni el suelo ni el clima eran adecuados. Muchos de esos vinos eran simples, aburridos o, lo opuesto, demasiado dulces. En su momento de más siembra en California.
La manía por el merlot en Estados Unidos comenzó en los años 90, cuando los norteamericanos consumieron 800.000 cajas. Para el año 200, ese consumo había bajado a 20.300, según la base de datos de MKF Research Wine Trends. Actualmente es de 17 millones.