Allí los pulidores que se inclinan en talleres abarrotados sobre ruedas de amolar para transformar las rocas en bruto en deslumbrantes gemas han forjado la reputación de la ciudad en parte gracias a las pequeñas piedras extraídas de las minas siberianas.
Los minúsculos diamantes rusos solo son rentables para el fabricante cuando a los trabajadores se les paga menos que en los centros tradicionales del diamante, como Amberes, pero son los preferidos por los joyeros para adornar, por ejemplo, los bordes de un anillo de compromiso.
La mayoría de las piedras que se procesan en Surat en los pequeños talleres de público son de Rusia, el más grande productor de diamantes del mundo. Pero llegan sin papeles que identifiquen su origen.
La guerra en Ucrania y la decisión de Occidente de cortarle a Moscú todo acceso posible a financiamiento, podría poner fin a este oscuro comercio global de diamantes.
Las estadísticas muestran que en 2021 las exportaciones rusas de diamantes en bruto ascendieron a US$ 4.000 millones. No es mucho si se lo compara con las exportaciones petroleras, pero toda fuente de ingresos disponible es importante en estos momentos para el tesoro de Moscú.
Rusia este año aplicó a Alrosa, que es por volumen la mina de diamantes más grande del mundo, un impuesto extraordinario de US$ 244 millones de dólares, obligándola a suspender el pago de dividendos.
Estados Unidos – que es el mercado más grande del mundo para la compra de diamantes terminados – ya ha tomado algunas medidas. La Tesorería aplicó sanciones a Alrosa en abril de 2022 y Joe Biden prohibió las importaciones de diamantes brutos rusos.
En la Unión Europea, en cambio, Bélgica resistió las restricciones que podrían dañar el comercio de diamantes en Amberes.
Pero pronto las capitales del G7 se reunirán en Washington para respaldar los esfuerzos por reducir los ingresos rusos por minería de diamantes. Se proponen introducir un mecanismo efectivo de seguimiento y localización de gemas individuales, que hoy no existe.
Un plan de este tipo implicaría que en todos los controles de fronteras occidentales habría que presentar una declaración sobre el origen de los diamantes. Hoy las aduanas solo piden un certificado que garantice que las piedras cumplen con los requisitos del régimen comercial llamado Kimberly Process de Naciones Unidas, que impide la venta de diamantes obtenidos en zonas de guerra y usados para financiar insurgencias.
Algo así podría atrofiar toda la industria del diamante, dicen muchos en la actividad.
Buscan cortar el negocio global ruso de diamantes
Las naciones del G7 se reúnen para trabajar en un régimen de inspecciones que detecte el origen de las gemas. India tiene más de 90% del procesamiento de diamantes en el mundo y la ciudad de Surat, en el noroeste, es la capital de la actividad.