KKR, Carlyle y once fondos especulativos más, en maniobras turbias

Kohlberg Kravis Roberts y Carlyle Group, expertos en compras apalancadas, se hallan entre trece firmas acusadas en una demanda colectiva. Al parecer, manipulan el mercado para sacar empresas de bolsa y transgredir leyes antimonopólicas.

16 noviembre, 2006

La acción fue radicada ante los tribunales federales de Manhattan sur, por inversores que sostienen no haber recibido el valor real o total de sus acciones, debido a una confabulación violatoria de normas legales. Los litigantes “fueron privados del valor económico pleno de sus tenencias y percibieron precios artificiosamente bajos”, señala la presentación.

A raíz de ello, el departamento federal de Justicia y la fiscalía del estado neoyorquino (cuyo ex jefe, Eliot Spitzer, es ahora diputado nacional) abrieron “indagaciones informales” sobre compras apalancadas. Últimanente en boga, son tomas de paquetes, financiadas no por los fondos (tipo KKR) que las efectúan, sino emitiendo deuda nueva de las empresas adquiridas.

A criterio de las autoridades judiciales y la Securities & exchange commission (SEC, comisión de valores), firmas expertas en papeles privados cooperan en ese tipo de compras. Varios analistas, ajenos a Wall Street, las califican directamentede “timos en perjuicio de ahorristas e inversores” y temen que “sean bombas de tiempo”.

Naturalmente, los portavoces de Carlyle –grupo caracterizado por sus contactos en el Pentágono, al cual le vende armas muy caras aunque poco útiles-, KKR y otros no abren la boca. La causa denuncia presuntas infracciones a leyes federales contra monopolio y, de prosperar, significaría para los demandantes resarcimientos por el triple de los valores en liza.

La presentación, si se la acepta como acción colectiva, irá al juez federal de distrito Louis Stanton. El escrito asume los intereses de decenas de miles de accionistas, perjudicados en operaciones a través de las cuales se sacaron del panel bursátil –y de la supervisión de la SEC- a docenas de compañías. Esto se define con un eufemismo típico, “privatizar”; un dislate, pues las firmas que cotizan son de suyo privadas.

Se trata de “una demanda amplia y compleja”, admite Frederick Isquith, del estudio Wolf, Haldenstein, Adler, Freeman & Herz, responsable directo de la presentación. Los titulares formales de la acción son Lewis Murphy, Marvin Sternhell y Henoch Kaiman, inversores afectados en tomas como las de Univisión Comunicaciones, HCA (la mayor empresa dedicada a clínica médica) o Harrah´s Entertainment, la cadena líder de casinos.

Los otros fondos incluidos en la acusación son Clayton, Dubillir & Rice, Silver Lake Partners, Blackstone Group, Bain Capital, Thomas H.Lee Partners, Texas Pacific, Madison Dearborn, Apollo Management, Providence Equity, Merrill Lynch y Warburg Pincus. Como se ve, la flor y nata de un universo especulativo cada día más peligroso por su escasez de escrúpulos.

En septiembre, los accionistas de Univisión –la mayor cadena en castellano- aprobaron la venta por US$ 12.300 millones a un consorcio de inversores privados, entre ellos el nada hispano Haim Saban. En este momento, HCA está siendo tomada (US$ 33.000 millones, deuda inclusive) por KKR, Bain, ML y su propio fundador, Thomas Frist, un personaje poco transparente.

La acción fue radicada ante los tribunales federales de Manhattan sur, por inversores que sostienen no haber recibido el valor real o total de sus acciones, debido a una confabulación violatoria de normas legales. Los litigantes “fueron privados del valor económico pleno de sus tenencias y percibieron precios artificiosamente bajos”, señala la presentación.

A raíz de ello, el departamento federal de Justicia y la fiscalía del estado neoyorquino (cuyo ex jefe, Eliot Spitzer, es ahora diputado nacional) abrieron “indagaciones informales” sobre compras apalancadas. Últimanente en boga, son tomas de paquetes, financiadas no por los fondos (tipo KKR) que las efectúan, sino emitiendo deuda nueva de las empresas adquiridas.

A criterio de las autoridades judiciales y la Securities & exchange commission (SEC, comisión de valores), firmas expertas en papeles privados cooperan en ese tipo de compras. Varios analistas, ajenos a Wall Street, las califican directamentede “timos en perjuicio de ahorristas e inversores” y temen que “sean bombas de tiempo”.

Naturalmente, los portavoces de Carlyle –grupo caracterizado por sus contactos en el Pentágono, al cual le vende armas muy caras aunque poco útiles-, KKR y otros no abren la boca. La causa denuncia presuntas infracciones a leyes federales contra monopolio y, de prosperar, significaría para los demandantes resarcimientos por el triple de los valores en liza.

La presentación, si se la acepta como acción colectiva, irá al juez federal de distrito Louis Stanton. El escrito asume los intereses de decenas de miles de accionistas, perjudicados en operaciones a través de las cuales se sacaron del panel bursátil –y de la supervisión de la SEC- a docenas de compañías. Esto se define con un eufemismo típico, “privatizar”; un dislate, pues las firmas que cotizan son de suyo privadas.

Se trata de “una demanda amplia y compleja”, admite Frederick Isquith, del estudio Wolf, Haldenstein, Adler, Freeman & Herz, responsable directo de la presentación. Los titulares formales de la acción son Lewis Murphy, Marvin Sternhell y Henoch Kaiman, inversores afectados en tomas como las de Univisión Comunicaciones, HCA (la mayor empresa dedicada a clínica médica) o Harrah´s Entertainment, la cadena líder de casinos.

Los otros fondos incluidos en la acusación son Clayton, Dubillir & Rice, Silver Lake Partners, Blackstone Group, Bain Capital, Thomas H.Lee Partners, Texas Pacific, Madison Dearborn, Apollo Management, Providence Equity, Merrill Lynch y Warburg Pincus. Como se ve, la flor y nata de un universo especulativo cada día más peligroso por su escasez de escrúpulos.

En septiembre, los accionistas de Univisión –la mayor cadena en castellano- aprobaron la venta por US$ 12.300 millones a un consorcio de inversores privados, entre ellos el nada hispano Haim Saban. En este momento, HCA está siendo tomada (US$ 33.000 millones, deuda inclusive) por KKR, Bain, ML y su propio fundador, Thomas Frist, un personaje poco transparente.

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