En petróleo, Rusia y los sauditas de acuerdo

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Aumento de un millón de barriles diarios en el suministro y estabilidad de precios.

El resultado de la reunión de la Opep (ampliada con Rusia y otros miembros fuera de la organización) estaba previsto. Aún así fue notable la velocidad y claridad con que se tomaron las decisiones.

Todos los que suscribieron el acuerdo, aumentar la producción conjunta en un millón de barriles diarios. Pero para que no quedaran dudas, el ministro petrolero de Arabia Saudita lo hizo explícito: quien necesite más petróleo que lo pida que le será suministrado por el Reino (algo similar hizo trascender Rusia).

En verdad la cuestión central no pasa esta vez por el suminisro, sino por el nivel de precios que se pretende. Hace dos años, la idea fue lograr un aumento del valor del crudo que apenas superaba los US$ 30 por barril. La estrategia sugería un alza razonable de precios y dejar fuera del mercado –supuestamente por altos costos productivos- a todo el shale oil de Estados Unidos y otros grandes productores.

Pero las cosas no ocurrieron así. El avance tecnológico facilitó que, pese al ascenso de costos, el shale siguira siendo negocio y engrosando la producción.

La dinámica del proceso duplicó el valor del crudo. Hace pocas semanas tocó los US$ 80 el barril, con la consiguiente alza del suministro por todos los productores en condiciones. Antes había la merca en la suma total, por el descenso productivo en Venezuela y Libia (por problemas internos). En tanto Irán, que había recuperado ventas gracias al acuerdo con Barrack Obama, se encuentra –gracias a Trump- en la lista negra de los vendedores. Sin duda es uno de los perdedores: tendrá menor chance de colocar su producto por la oposición de Washington.

Ahora el peso de la Opep se inclina por aumentar la producción hasta que el precio el crudo se sostenga en torno a US$ 74 o 75, y que no llegue a US$ 80. Tanto Arabia Saudita como Rusia pueden obtener ventaja en obtener una parte sustancial del acuerdo acordado de un millón de barriles en la producción diaria.

El efecto de esta política se hará claro durante el próximo mes de julio. Hy un riesgo de colisión de intereses entre Riyadh y los otros miembros de la organización petrolera.

Este es el acuerdo más complicado logrado desde el de enero de 2017 que puso en marcha un recorte de 1,8 millones de barriles diarios (entonces para subir los precios).

En esta oportunidad lo que quedó en claro es que la voluntad de los dos grandes productores (Saudiarabia y Rusia) es mantener el actual nivel de precios estable. Por tanto, si para lograrlo fuera preciso aportar más de un millón de barriles diarios, no vacilarían en hacerlo.

El acuerdo de 2017 no funcionó porque los precios se elevaron desde entonces en 50%, cuando los cortes productivos se encontraron con un clima de sólida demand y problemas no previstos en algunos productores como Venezuela y Libia, que aportaron menos de lo que tenían derecho, por falencias productivas internas.

 

 

 

 

 

 

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