China arma una industria automotriz, pieza por pieza

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Beijing sigue una senda novedosa para hacerse de una industria capaz de competir en el mundo. Consiste en comprar complejas fábricas de motores, desmontarlas, llevarlas pieza por pieza y rearmarlas en el Reino del Medio.

Poniendo en evidencia lo último en materia de ambiciones, una gran compañía –asociada con ¡oh! el partido Comunista- ha salido a adquirir una unidad DaimlerChrysler/BMW ubicada en Brasil. Debido a la complejidad de estas plantas, es mucho más factible para el grupo Lifan comprarlas afuera y transportarlas 9.000 kilómetros por tierra y mar. En efecto, desarrollar tecnologías propias resulta caro, aun en el enorme complejo que la firma opera en China occidental.

Si el plan resulta –todavía está en preliminares-, Beijing podría adelantarse inclusive a Surcorea y acercarse a Japón, Alemania o el propio Estados Unidos en colocar automotores cómodos, pero de menor consumo relativo, en la plaza internacional. En otras palabras, disputarles espacios al Corolla de Toyota y al Civic de Honda.

La incapacidad china de desarrollar versiones propias de motores complejos y fiables ha sido el mayor obstáculo técnico para el sector. Éste atraviesa una fase de modernización, con el objeto de exportar a EE.UU. y la Unión Europea. Por ende, comprar tecnología afuera no sólo eliminará una traba, sino que –además- pondrá la industria automotriz local en posición de fabricar autos espaciosos capaces de dar doce kilómetros por litro de nafta.

La planta de motores DC/BMW emplazada en Campo Largo, sur de Brasil, es famosa alrededor del mundo y data de fines del siglo XX. Costó US$ 500 millones en un emprendimiento conjunto (50-50) y combinaba las técnicas germanas y norteamericanas más recientes en ese momento para fabricat el motor Tritec de 1,6 litros y dieciséis válvulas.

Lifan afirma ser único oferente por la planta, que no se halla todavía en venta, y su idea es ponerla de nuevo en marcha hacia 2008. Pero en China, claro. Yin Minfang, presidente y principal accionista de la empresa, proyecta comenzar a exportar a la UE y EE.UU. en 2009.

Trevor Hale (DaimlerChrysler) y Mark Hassinger (Bayerische Motoren Werke) admiten que ambas compañías están evaluando “opciones”. Ocurre que, a fin de 2007, expira el emprendimiento conjunto. Pero se apresuan a aclarar que “es prematuro hablar en detalle de la oferta china”.

Como se sabe, el Tritec sigue siendo uno de los motores más avanzados y rendidores. Entretanto, Yang Jong, director ejecutivo de Lifan, ha estado un par de veces en Brasil, donde pudo confirmar que –a diferencia de EE.UU.- ese país no tiene restricciones a la exportación de tecnología. Washington jamás permitirían sacar de su territorio una planta como la de Campo Largo.

Ya una de las mayores fábricantes mundiales de motocicletas –vende en 112 países-, Lifan planea exportar sus sedanes medianos, notablemente bien construidos (US$ 9.700), al resto de Asia y el Caribe. Sus puntos fuertes: extremadamente bajo consumo de combustible y resistencia a caminos tan malos como los turcos, indochinos o centroasiáticos.

Poniendo en evidencia lo último en materia de ambiciones, una gran compañía –asociada con ¡oh! el partido Comunista- ha salido a adquirir una unidad DaimlerChrysler/BMW ubicada en Brasil. Debido a la complejidad de estas plantas, es mucho más factible para el grupo Lifan comprarlas afuera y transportarlas 9.000 kilómetros por tierra y mar. En efecto, desarrollar tecnologías propias resulta caro, aun en el enorme complejo que la firma opera en China occidental.

Si el plan resulta –todavía está en preliminares-, Beijing podría adelantarse inclusive a Surcorea y acercarse a Japón, Alemania o el propio Estados Unidos en colocar automotores cómodos, pero de menor consumo relativo, en la plaza internacional. En otras palabras, disputarles espacios al Corolla de Toyota y al Civic de Honda.

La incapacidad china de desarrollar versiones propias de motores complejos y fiables ha sido el mayor obstáculo técnico para el sector. Éste atraviesa una fase de modernización, con el objeto de exportar a EE.UU. y la Unión Europea. Por ende, comprar tecnología afuera no sólo eliminará una traba, sino que –además- pondrá la industria automotriz local en posición de fabricar autos espaciosos capaces de dar doce kilómetros por litro de nafta.

La planta de motores DC/BMW emplazada en Campo Largo, sur de Brasil, es famosa alrededor del mundo y data de fines del siglo XX. Costó US$ 500 millones en un emprendimiento conjunto (50-50) y combinaba las técnicas germanas y norteamericanas más recientes en ese momento para fabricat el motor Tritec de 1,6 litros y dieciséis válvulas.

Lifan afirma ser único oferente por la planta, que no se halla todavía en venta, y su idea es ponerla de nuevo en marcha hacia 2008. Pero en China, claro. Yin Minfang, presidente y principal accionista de la empresa, proyecta comenzar a exportar a la UE y EE.UU. en 2009.

Trevor Hale (DaimlerChrysler) y Mark Hassinger (Bayerische Motoren Werke) admiten que ambas compañías están evaluando “opciones”. Ocurre que, a fin de 2007, expira el emprendimiento conjunto. Pero se apresuan a aclarar que “es prematuro hablar en detalle de la oferta china”.

Como se sabe, el Tritec sigue siendo uno de los motores más avanzados y rendidores. Entretanto, Yang Jong, director ejecutivo de Lifan, ha estado un par de veces en Brasil, donde pudo confirmar que –a diferencia de EE.UU.- ese país no tiene restricciones a la exportación de tecnología. Washington jamás permitirían sacar de su territorio una planta como la de Campo Largo.

Ya una de las mayores fábricantes mundiales de motocicletas –vende en 112 países-, Lifan planea exportar sus sedanes medianos, notablemente bien construidos (US$ 9.700), al resto de Asia y el Caribe. Sus puntos fuertes: extremadamente bajo consumo de combustible y resistencia a caminos tan malos como los turcos, indochinos o centroasiáticos.

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