Por Natalia Giraud (*)
La primera era consistió en hacer sonar la alarma y establecer ambiciones a largo plazo. La segunda, refería a una mayor incorporación e integración de la sostenibilidad en las empresas y las cadenas de valor. La tercera era, para nosotros, tiene que ver con acelerar la entrega: ser más veloces a la hora de impulsar acciones con hojas de ruta, responsabilidades claras y recompensas; poner mayor foco en la asignación de nuestros recursos para avanzar en nuestras prioridades de sostenibilidad en materia de clima, naturaleza, plásticos y comunidad/medios de vida y ser más sistémicos a través de una colaboración más profunda y un apoyo a las políticas más asertivo.
Aprendimos de la experiencia que, para avanzar en los grandes y complejos desafíos a los que todos nos enfrentamos, debemos actuar con mayor enfoque. Es por eso que, motivados por nuestro propósito de hacer de la sustentabilidad algo cotidiano, trabajamos para que esta esté siempre alineada a nuestro negocio y, de esta manera, ofrecer propuestas de calidad a los consumidores, priorizando productos que sean funcionales y accesibles sin descuidar los compromisos sociales y ambientales. Es a través de la innovación que podemos avanzar rápidamente en nuestros objetivos de sustentabilidad y, al mismo tiempo, ofrecer a nuestros consumidores productos que sean superiores en performance.
Una muestra de este enfoque es Cif, que por primera vez entró en la categoría de “desinfección” con el lanzamiento de una línea de productos sumamente innovadora: la tecnología BioActive, que elimina el 99,9% de hongos, virus y bacterias y contiene fragancias 100% biodegradables que se descomponen de forma natural, mitigando los impactos negativos en el ambiente. El producto cuenta con envases 100% HDPE o de aluminio 100% e infinitamente reciclable que utiliza un 45% menos de metal que el resto de los productos en el mercado, mientras que su actuador está fabricado con un 62% menos de plástico. Esto nos convierte en el primer país del mundo en ofrecer, desde Unilever, esta propuesta de limpieza y desinfección.
Esta innovación va en línea con nuestra estrategia global de sustentabilidad y con el compromiso de un futuro limpio, que tiene el objetivo de reducir los ingredientes derivados de combustibles fósiles en los productos de limpieza y detergentes y cambiar radicalmente la forma en que se crean, fabrican y envasan los productos de cuidado del hogar, con el foco puesto en reducir, reutilizar y reciclar.
Con aliados claves
Es con este espíritu de innovación constante que, desde hace dos años, trabajamos junto al INTA –un aliado estratégico con más de 30 años de colaboración- en la aplicación de prácticas de agricultura regenerativa en nuestros cultivos en Mendoza y San Juan, regiones donde se producen los vegetales esenciales que abastecen nuestra Planta Mendoza para la línea de productos de Knorr.
Según la FAO, el 95% de los alimentos que se consumen dependen directa o indirectamente de los suelos. Si seguimos por este rumbo, se proyecta que, para 2050, el 90% de todos los suelos estará degradado. Por eso, implementar este método nos permite producir cultivos con suficiente rendimiento y calidad nutricional para satisfacer tanto las necesidades actuales como las futuras.
Para nosotros, esta articulación público-privada resulta crucial, ya que nos permite fomentar la adopción de nuevas tecnologías, promover una producción responsable en términos ambientales, sociales y económicos y apoyar a los pequeños productores, el 100% de los cuales ya está involucrado en el proyecto. Gracias a este esfuerzo conjunto, la agricultura regenerativa está presente en el 90% de nuestro portafolio de productos.
Como verán, la sustentabilidad atraviesa todo lo que hacemos, y en una agenda de innovación tan cargada como tenemos nosotros en Unilever, es muy importante tenerla presente en cada una de las instancias, en los productos que desarrollamos, pero también en toda la cadena.
(*) Directora de Comunicaciones y Asuntos Corporativos de Unilever Cono Sur