sábado, 23 de noviembre de 2024

Augurios y tendencias: es hoy aquel mañana de ayer

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Hay cuatro pronósticos publicados hace más de tres años en Mercado, que podrían ser visualizados de manera conjunta. La suba del precio del petróleo, unida al debilitamiento de la economía estadounidense (precipitada por el desinfle de la burbuja inmobiliaria), empuja el dólar hacia abajo y el oro hacia arriba. Todo en un contexto de expansión financiera sin precedentes.

Por Jorge Beinstein<br />
<br />
Seg&uacute;n la mitolog&iacute;a griega, Casandra (&ldquo;la que enreda a los hombres&rdquo;) hija de los reyes de Troya hab&iacute;a hecho un pacto con el dios Apolo: a cambio del don de la profec&iacute;a, ella mantendr&iacute;a relaciones carnales con &eacute;l. Apolo cumpli&oacute; lo pactado pero Casandra no. Entonces el dios traicionado decidi&oacute; maldecirla; ella seguir&iacute;a teniendo el don de la predicci&oacute;n pero nadie creer&iacute;a en sus pron&oacute;sticos. As&iacute; fue como anunci&oacute; ante la indiferencia general la ca&iacute;da de Troya y otras calamidades. <br />
Al parecer la maldici&oacute;n de Apolo ha persistido hasta nuestros d&iacute;as ampliando incluso su influencia. Los incr&eacute;dulos se han multiplicado pese a que los descendientes de Casandra poseen hoy t&iacute;tulos acad&eacute;micos y conforman equipos profesionales de primer nivel integrados a los c&iacute;rculos dirigentes de las empresas transnacionales y de los Estados del Primer Mundo. Entre los principales negadores de malos augurios macroecon&oacute;micos se encuentran los grandes medios de comunicaci&oacute;n global, empecinados en la creencia de que lo que es ser&aacute;, vieja utop&iacute;a conservadora siempre desmentida por la historia pero renaciendo prepotente una y otra vez. Ello ha generado entre expertos y dirigentes lo que podr&iacute;amos denominar &ldquo;complejo de Casandra&rdquo;: ante el temor a ser se&ntilde;alados como &ldquo;pesimistas&rdquo;, anunciadores de tempestades, prefieren ocultar sus malos augurios o bien diluirlos en el oc&eacute;ano del &ldquo;sentido com&uacute;n&rdquo;. <br />
No ha sido ese el criterio que adoptamos en <em>Mercado</em> donde desde mediados de 2005 vengo publicando una serie de art&iacute;culos sobre temas de econom&iacute;a global uno de cuyos objetivos es cuestionar mitos, modas y prejuicios (a veces apabullantes) que bloquean la racionalidad.
<p><strong>La crisis energ&eacute;tica</strong><br />
<br />
En septiembre de 2005 publiqu&eacute; un art&iacute;culo titulado &ldquo;&iquest;Hacia una crisis energ&eacute;tica global?&rdquo; con el subtitulo: &ldquo;La irresistible suba del precio del petr&oacute;leo&rdquo; que a lo largo de ese mes rondaba US$ 65. Anunciaba su marcha hacia los US$ 70 y que era razonable pensar que antes del fin de la d&eacute;cada llegar&iacute;a a US$ 100 para luego alcanzar niveles m&aacute;s altos. <br />
Ese era, por ejemplo, el punto de vista de Matthew Simons, director del banco de inversiones energ&eacute;ticas Simons &amp; Co y asesor del presidente Bush o de los directivos de Goldman Sachs, el mayor negociante mundial de productos financieros en el &aacute;rea energ&eacute;tica. Por su parte David J. O&rsquo;Reilly, CEO de la mega firma petrolera global Chevron declaraba a comienzos de ese a&ntilde;o: &ldquo;una cosa es cierta: la era del petr&oacute;leo f&aacute;cil ha terminado&rdquo;.<br />
De todos modos se trataba todav&iacute;a de opiniones minoritarias e incluso marginales en el espacio de los medios de comunicaci&oacute;n masiva. Los Gobiernos de las grandes potencias, en especial el Departamento de Energ&iacute;a de Estados Unidos y la Agencia Internacional de Energ&iacute;a (que agrupa a los pa&iacute;ses de alto desarrollo) segu&iacute;an negando la posibilidad de una crisis energ&eacute;tica apoy&aacute;ndose en cifras de reservas petroleras y de extracci&oacute;n futura que despejaban cualquier temor respecto del suministro en el pr&oacute;ximo medio siglo. <br />
Detalle curioso: la Agencia Internacional de Energ&iacute;a, sin abandonar su hiper optimismo oficial, publicaba en su pagina <em>web</em> con fecha 28 de febrero de 2005 un &ldquo;borrador&rdquo; con recomendaciones para el caso hipot&eacute;tico de una cat&aacute;strofe energ&eacute;tica global con foco en el campo de los transportes. Entre otras medidas recomendaba una descentralizaci&oacute;n radical de los sistemas industriales y estatales, el desarrollo prioritario del trabajo a domicilio, la eliminaci&oacute;n del transporte privado, etc. (1) &iquest;Para qu&eacute; elaborar ese informe catastrofista y difundirlo globalmente si, como la misma AIE informaba, la humanidad dispondr&iacute;a de petr&oacute;leo abundante al menos durante el pr&oacute;ximo medio siglo? <br />
Mientras tanto el precio continuaba su tendencia ascendente iniciada a comienzos de la d&eacute;cada actual. Ante cada suba, lo medios encontraban una o varias &ldquo;causas&rdquo; coyunturales pol&iacute;ticas (por ejemplo alguna turbulencia en Medio Oriente), financieras o clim&aacute;ticas que la justificaban… la lista de <em>factores inesperados</em> se alargaba indefinidamente. &iquest;Qu&eacute; se estaba ocultando?<br />
A mediados de los a&ntilde;os 1950, el prestigioso ge&oacute;logo estadounidense King Hubbert hab&iacute;a pronosticado que hacia 1970 la extracci&oacute;n petrolera en Estados Unidos comenzar&iacute;a a declinar, su anunci&oacute; fue recibido con incredulidad, sin embargo tres lustros m&aacute;s tarde los hechos le dieron la raz&oacute;n. <br />
Sus c&aacute;lculos se apoyaban en la experiencia productiva del sector: cuando se ha extra&iacute;do de un pozo aproximadamente la mitad de su reserva inicial la explotaci&oacute;n ingresa en la <em>etapa dif&iacute;cil</em>, los costos suben y el ritmo de extracci&oacute;n desciende hasta llegar a un punto (por lo general anterior al agotamiento completo) en que la producci&oacute;n deja de tener sentido econ&oacute;mico. Esa curva descendente puede ser generalizada a una regi&oacute;n, a un pa&iacute;s o al planeta. <br />
Esa primera constataci&oacute;n motiv&oacute; a un grupo creciente de ge&oacute;logos por lo general retirados de altos cargos en empresas petroleras transnacionales: Hubbert habia sido ge&oacute;logo jefe de Shell, Colin Campbell fue vicepresidente de British Petroleum, Chris Skrebowski (actual editor de Petroleum Review) era en los a&ntilde;os 70 planificador a largo plazo para BP, Jean Laherrere fue ge&oacute;logo jefe de Total. Casi todos ellos hab&iacute;an decidido decir la verdad al desvincularse de esas empresas, como afirm&oacute; recientemente Campbell: &ldquo;Si fuese el jefe de una compa&ntilde;&iacute;a petrolera nunca dir&iacute;a la verdad. No es parte del juego&rdquo;. (2)<br />
Desde fines de la d&eacute;cada pasada existe consenso entre estos expertos en torno del per&iacute;odo en el que se llegar&iacute;a al fat&iacute;dico 50% de agotamiento de las reservas originales de petr&oacute;leo a escala mundial, m&aacute;s conocido como <em>Peak Oil </em>(cima de la producci&oacute;n petrolera). Deber&iacute;a producirse aproximadamente entre 2006-7 y 2010-12. Seg&uacute;n Samsam Bkhtiari (alto ejecutivo petrolero iran&iacute;), Matthew Simons o Skrebowski ya nos encontramos encima o muy cerca del Peak Oil; Campbell sit&uacute;a la fecha en torno de 2010, Laherrere en 2012.<br />
Cuando publicamos el articulo en Mercado todav&iacute;a se trataba de una debate &ldquo;te&oacute;rico&rdquo;; ahora con el precio del barril acerc&aacute;ndose a US$ 100 las pasiones se agitan. M&aacute;s a&uacute;n cuando desde hace casi dos a&ntilde;os la producci&oacute;n petrolera global permanece estancada (ver el gr&aacute;fico: &ldquo;Producci&oacute;n mundial de petr&oacute;leo&rdquo;).<br />
Actualmente el debate est&aacute; centrado en esa &ldquo;meseta&rdquo;. Todav&iacute;a quedan algunos optimistas para sostener que se trata de un respiro antes de una etapa de expansi&oacute;n apoyada en los altos precios y las mejoras tecnol&oacute;gicas que permitir&iacute;an explotar reservas hasta ahora descuidadas. Otros consideran que la meseta lleg&oacute; para quedarse por varios a&ntilde;os y finalmente est&aacute;n quienes afirman que la meseta se convertir&aacute; pronto en tendencia declinante. En el primer caso se supone que el enfriamiento de la econom&iacute;a estadounidense y su impacto negativo global desacelerar&iacute;an la demanda, lo que sumado a la pr&oacute;xima expansi&oacute;n petrolera (no necesariamente fuerte) frenar&aacute; la suba del precio.<br />
En el segundo, el precio seguir&iacute;a subiendo al ritmo actual (si la econom&iacute;a mundial crece poco) y en el tercer caso no estar&iacute;amos demasiado lejos del cumplimiento de la profec&iacute;a de Hugo Ch&aacute;vez: el barril de petr&oacute;leo a US$ 200. </p>
<strong>La burbuja inmobiliaria</strong><br />
<p> En noviembre de 2005 (ver edici&oacute;n 1052, p&aacute;gina 32) apareci&oacute; en <em>Mercado</em> un art&iacute;culo que titul&eacute; &ldquo;Detonadores para la pr&oacute;xima crisis&rdquo; donde desarrollaba una lista de siete &ldquo;detonadores&rdquo; entre los que se destacaba la burbuja inmobiliaria con centro en Estados Unidos y dimensi&oacute;n global. <br />
En ese momento, <em>The Economist</em>, citado en la misma nota, se&ntilde;alaba que nos encontr&aacute;bamos frente a la burbuja especulativa m&aacute;s grande de la historia, muy superior a la burbuja burs&aacute;til que la hab&iacute;a precedido hacia fines de los a&ntilde;os 90. En el origen del fen&oacute;meno se encontraba la pol&iacute;tica anti recesiva de Bush apoyada en una masa de cr&eacute;ditos baratos. <br />
Hacia 2005, &eacute;sto hab&iacute;a llevado el valor total de las viviendas residenciales en Estados Unidos a unos US$ 15 billones (millones de millones) contra US$ 7 billones siete a&ntilde;os atr&aacute;s. Por mi parte, estimaba que la &ldquo;burbuja&rdquo; (sobrevaluaci&oacute;n de esos activos) rondaba los US$ 3 billones <em>&ldquo;que podr&iacute;an esfumarse de un d&iacute;a para otro… y [que] si llevamos ese c&aacute;lculo a escala mundial oscilar&iacute;a entre US$ 5 y 6 billones&rdquo;</em>, para concluir: <em>&ldquo;Para entender el fen&oacute;meno debemos retrotraernos a los a&ntilde;os 70 cuando se inici&oacute; un proceso de &lsquo;financierizaci&oacute;n&rsquo; global que en los 90 recorri&oacute; una sucesi&oacute;n de estallidos de burbujas: Jap&oacute;n al iniciarse la d&eacute;cada, Asia del Este en 1997, Rusia en 1998, Estados Unidos en 2000. Cada desinfle fue sucedido por un globo de mayor magnitud que el anterior, pero la sucesi&oacute;n est&aacute; arribando ahora a una altura que hace imposible su control&rdquo;.</em> Es precisamente lo que est&aacute; empezando a ocurrir ahora…<strong><br />
<br />
Ocaso de la hegemon&iacute;a de EE.UU.</strong><br />
</p>
<p> Otro pron&oacute;stico no menos pol&eacute;mico que los dos anteriores lo desarroll&eacute; tanto en ese art&iacute;culo como en otros publicados en 2006. En &ldquo;Detonadores de la pr&oacute;xima crisis&rdquo; adem&aacute;s de la burbuja inmobiliaria como expresi&oacute;n de un ascenso especulativo sin precedentes, se&ntilde;alaba los desajustes financieros cr&oacute;nicos y crecientes (d&eacute;ficit del balance de pagos, d&eacute;ficit fiscal), la declinaci&oacute;n del saldo neto de ingresos de inversiones externas, la ca&iacute;da gradual del d&oacute;lar, etc., que convert&iacute;an a Estados Unidos en un gigante enfermo. A ello se agregaban el creciente endeudamiento p&uacute;blico y privado, el descenso persistente del ahorro personal y la cada vez mayor concentraci&oacute;n de ingresos en medio de un consumismo desenfrenado. El paralelo hist&oacute;rico con otras naciones dominantes en decadencia resultaba inevitable.<br />
En esa nota y m&aacute;s adelante en &ldquo;El juego euroasi&aacute;tico&rdquo; (<em>Mercado</em>, diciembre de 2005, edici&oacute;n 1053, p&aacute;gina 42) y en &ldquo;Todo empez&oacute; en Shangai. El s&uacute;per gigante inesperado&rdquo; (<em>Mercado</em>, agosto de 2006, edici&oacute;n 1061, p&aacute;gina 58), se&ntilde;alaba el empantanamiento de la ofensiva pol&iacute;tico-militar estadounidense en Eurasia despu&eacute;s de las invasiones de Afganist&aacute;n e Irak. Y como dicho fracaso le abr&iacute;a el espacio a China y Rusia que se estaban convirtiendo en el eje de un gigantesco reagrupamiento regional de Estados grandes, medianos y peque&ntilde;os: la Organizaci&oacute;n para la Cooperaci&oacute;n de Shangai, que reduc&iacute;a la influencia de Estados Unidos. En su interior se destacaba un tri&aacute;ngulo estrat&eacute;gico formado por Rusia, China e Ir&aacute;n. <br />
La era de la despolarizaci&oacute;n (o de la<em> multipolaridad flexible</em>) hab&iacute;a comenzado.<br />
Ese anuncio que parec&iacute;a demasiado osado en 2005 e incluso en 2006, ahora ha pasado a formar parte de las reflexiones habituales sobre pol&iacute;tica y econom&iacute;a internacional.<br />
La declinaci&oacute;n de la hegemon&iacute;a estadounidense (del unilateralismo imperial) es no s&oacute;lo econ&oacute;mica y pol&iacute;tico-militar sino tambi&eacute;n cultural y psicol&oacute;gica, en especial a nivel del sistema de poder que elabora e implementa su estrategia global con dosis de irracionalidad cada vez mayores. <br />
Ahora se ha puesto de moda un viejo concepto introducido en los a&ntilde;os 50 por el soci&oacute;logo Wright Mills al referirse al comportamiento de la elite dirigente de esa &eacute;poca: el <em>&ldquo;crackpot realism&rdquo;</em>, que podr&iacute;a traducirse como la visi&oacute;n o l&oacute;gica del loco. En nuestro caso, de un conjunto de dirigentes cuyo comportamiento obedece a din&aacute;micas autistas y extremadamente brutales, originadas en supuestos arbitrarios, y donde su extremismo les impide percibir matices, o posibles soluciones negociadas. (3) <br />
Por otra parte, las estrechas relaciones financieras y comerciales entre las grandes potencias otorgan a dicha decadencia una enorme capacidad de arrastre que pone en serio riesgo al buque global com&uacute;n. Aqu&iacute; no se aplica la experiencia de los siglos 19 y 20: el descenso de una potencia no implica necesariamente su reemplazo por otra. Por ejemplo, una fuerte recesi&oacute;n en Estados Unidos golpear&aacute; duramente a China, Jap&oacute;n y la Uni&oacute;n Europea facilitando la irrupci&oacute;n de graves conflictos sociales en cada uno de ellos.<strong><br />
<br />
El auge del oro </strong><br />
<br />
Cerramos la lista de pron&oacute;sticos con el de la suba del precio del oro. En abril de 2006 (ver edici&oacute;n 1057, p&aacute;gina 38) publiqu&eacute; un art&iacute;culo bajo el nombre de &ldquo;La tercera burbuja. El irresistible ascenso del oro&rdquo;. En ese momento la onza troy de oro ya hab&iacute;a superado la barrera de US$ 500 que <em>un a&ntilde;o atr&aacute;s aparec&iacute;a como un muro infranqueable, y desde Mercado pronosticaba que &ldquo;el precio de US$ 800 por onza puede ser alcanzado en alguna pr&oacute;xima suba fuerte; entre el 1&deg; de septiembre de 2005 y el 1&deg; de marzo de 2006 creci&oacute; casi 30%, el mercado se hace cada d&iacute;a m&aacute;s atractivo para toda clase de especuladores que buscan refugio cargados con inmensas masas de papeles (d&oacute;lares, acciones, bonos de deuda p&uacute;blica, etc.). Es evidente que los bancos centrales no cuentan con un volumen de oro capaz de calmar las tormentas que se avecinan. Uno de los motores de la suba del metal precioso es la fragilidad estrat&eacute;gica del d&oacute;lar&rdquo;. </em><br />
Citaba luego a Adam Hamilton, especialista en el tema:<em> &ldquo;nacida en el a&ntilde;o 2001, la evoluci&oacute;n de la burbuja del oro es altamente dependiente de los avatares de las fortunas monetizadas en d&oacute;lares. Como en la imagen invertida de un espejo, el oro sube cuando el d&oacute;lar baja y viceversa: el oro compite con el d&oacute;lar, aunque hasta el presente la demanda global de los inversores no ha conseguido despegar el oro de la hegemon&iacute;a del d&oacute;lar&rdquo;. </em>Y yo comentaba que <em>&ldquo;cuando ese despegue se produzca el alza del oro no tendr&aacute; m&aacute;s contrapesos&rdquo;</em> . Y al final de esa nota se&ntilde;alaba que<em> &ldquo;un creciente n&uacute;mero de inversores empieza a orientar sus miradas hacia un refugio que a lo largo de muchos siglos ha demostrado su solidez: el oro. Sus or&iacute;genes como reserva de valor son muy antiguos; los historiadores se&ntilde;alan que en el siglo 6 antes de la era cristiana los reyes de Persia ya hac&iacute;an circular monedas de oro. Luego tuvo &eacute;pocas de esplendor y de decadencia, por ejemplo despu&eacute;s de la ca&iacute;da del imperio romano, pero con la irrupci&oacute;n y victoria del mundo moderno, a partir de los siglos 15 y 16, su reinado se instal&oacute; nuevamente y hacia el 1900, un patr&oacute;n-oro universal gobernaba al mundo econ&oacute;mico. <br />
M&aacute;s adelante, sobre todo despu&eacute;s de los acuerdos de Bretton Woods (1944) el keynesianismo dominante pas&oacute; a considerarlo una r&eacute;mora (b&aacute;rbara) del pasado destinada a desaparecer, seg&uacute;n la c&eacute;lebre expresi&oacute;n de Keynes. Finalmente, al llegar a la era de la globalizaci&oacute;n neoliberal (y su culto por el dinero virtual) su muerte parec&iacute;a definitivamente asegurada. Iron&iacute;as de la historia, en medio de sus viejos enterradores del lejano siglo 20 acosados por los achaques, el oro renace como en sus mejores tiempos y promete nuevas proezas&rdquo;.</em><br />
Ahora la incesante ca&iacute;da del d&oacute;lar empuja el oro hacia otro &ldquo;muro infranqueable&rdquo;: el de US$ 1.000 por onza. &iquest;Cu&aacute;l es el l&iacute;mite? Es casi imposible establecerlo. <br />
En China el mercado del oro se ha ido liberalizando y seg&uacute;n los anuncios oficiales ser&aacute; (casi) totalmente libre hacia el final de la d&eacute;cada actual cuando, seg&uacute;n esas mismas fuentes, un tercio de los ahorros familiares podr&iacute;an volcarse hacia el oro, con lo que alcanzar&iacute;a una demanda equivalente a unas 3 mil toneladas de oro, que no podr&aacute; ser satisfecha por la producci&oacute;n nacional (200 toneladas anuales), ni por la producci&oacute;n mundial (del orden de las 2500 toneladas). A esta presi&oacute;n privada debemos agregar la creciente preocupaci&oacute;n de las autoridades chinas que han acumulado reservas dolarizadas por US$ 1,3 billones. Ante la progresiva desvalorizaci&oacute;n de dicha moneda seguramente buscar&aacute;n diversificar sus reservas orientando una porci&oacute;n de las mismas hacia el oro. <br />
Un segundo ejemplo es el de India, que representa la mayor acumulaci&oacute;n privada de oro del mundo (13 mil toneladas en 2004, aproximadamente 11-12% de las existencias mundiales totales, p&uacute;blicas m&aacute;s privadas) y con un nivel importante de reservas (US$ 185 mil millones en febrero de 2007). Se trata de un mega pa&iacute;s con buenas tasas de crecimiento cuyos sectores medios-superiores incrementan r&aacute;pidamente sus ingresos. Adem&aacute;s, las autoridades han explicitado reiteradamente su voluntad de diversificaci&oacute;n de reservas tratando as&iacute; de protegerse de la desvalorizaci&oacute;n del d&oacute;lar. Esa convergencia entre crecimiento de ingresos, tradici&oacute;n muy arraigada favorable a la acumulaci&oacute;n de oro en diversas formas y voluntad gubernamental de diversificaci&oacute;n de reservas, constituye una fuente internacional de demanda de oro de primera importancia.<br />
Un tercer ejemplo es el de Rusia, cuyas reservas llegaban en febrero de 2007 a US$ 310 mil millones que las autoridades buscan desdolarizar. Seg&uacute;n informaci&oacute;n del FMI, Rusia viene incrementando sistem&aacute;ticamente sus reservas oficiales de oro desde mediados 2006, y para algunos analistas, en los &uacute;ltimos meses el ritmo de esas compras ha aumentado de manera sensible como parte de la decisi&oacute;n gubernamental de elevar el porcentaje en oro de sus reservas hasta llegar a 10%, a lo que debe sumarse la tendencia de la poblaci&oacute;n a desdolarizar sus ahorros. <br />
A estos tres casos &ldquo;nacionales&rdquo; podr&iacute;amos agregar algunos datos de car&aacute;cter global. <br />
Las existencias mundiales de oro rondan actualmente las 150 mil toneladas, equivalentes a US$ 3,8 billones, cifra ligeramente superior al valor de las reservas (dolarizadas) de los pa&iacute;ses perif&eacute;ricos. Como se dijo, la producci&oacute;n mundial de oro no supera las 2.500 toneladas anuales, con un valor aproximado de US$ 65.000 millones. Supongamos que una fuerte ca&iacute;da del d&oacute;lar o alguna cat&aacute;strofe pol&iacute;tico-militar impulsa a dichos pa&iacute;ses a destinar 2% de sus reservas (unos US$ 75 mil millones) a la compra de oro. Estar&iacute;an agregando al mercado una demanda adicional superior al valor de la producci&oacute;n anual. Tomemos adem&aacute;s en consideraci&oacute;n que el negocio con productos &ldquo;derivados&rdquo; es hoy superior a US$ 370 billones e imaginemos que una peque&ntilde;a porci&oacute;n de esa masa financiera es volcada a la compra-venta de oro…</p>
<p><strong>Asociando pron&oacute;sticos</strong><br />
<br />
En realidad, los cuatro pron&oacute;sticos se&ntilde;alados podr&iacute;an ser visualizados de manera conjunta. Es evidente que estamos ingresando en un per&iacute;odo sumamente inestable, de fuertes cambios donde las referencias al pasado van perdiendo eficacia cuando queremos entender hacia d&oacute;nde vamos. En &eacute;pocas estables, quienes viven aferrados a la utop&iacute;a conservadora subestiman los pron&oacute;sticos de cambios. Para ellos, algunas pocas extrapolaciones son m&aacute;s que suficientes: el futuro se les presenta como una ruta estrecha sin mayores sorpresas; cuando llegan tiempos turbulentos vuelven a subestimar los pron&oacute;sticos porque los consideran in&uacute;tiles. Piensan el futuro como algo sumamente misterioso y ca&oacute;tico; la ruta ha desaparecido por completo. <br />
Obviamente, el futuro no tiene un solo camino sino varios, m&aacute;s all&aacute; del grado de estabilidad o turbulencia del presente, el desarrollo de la racionalidad permite esbozarlos, jerarquizarlos, para a partir de all&iacute; tomar decisiones. <br />
El mito de Casandra promueve numerosas interpretaciones, una de ellas es la del desaf&iacute;o del cambio, inteligible desde una visi&oacute;n prospectiva, a la tozudez (negadora de la realidad) apegada a las rutinas.</p>
<p>(1) <em>&ldquo;Saving Oil in a Hurry: Measures for Rapid Demand Restraint in Transport&rdquo;, International Energy Agency, 28 February 2005. </em><br />
(2) Daniel Howden,<em> &ldquo;A World Without Oil&rdquo;, The Independent, 14 June 2007.</em><br />
(3) Seg&uacute;n la recordada frase de un general estadounidense dirigi&eacute;ndose al general belga Briquemont (Bosnia, 1994… cuando Estados Unidos daba los pasos iniciales de su proyecto de conquista de Eurasia): &ldquo;en Estados Unidos no resolvemos los problemas, los aniquilamos&rdquo;.<br />
</p>

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