Poca grasa. ¿Para que sirve esta dieta entonces?

Resultó negativo el último y más profundo estudio realizado para comprobar si una dieta baja en grasas reduce el riesgo de contraer cáncer o sufrir un infarto cardíaco.

8 febrero, 2006





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El
estudio apareció publicado esta semana en The Journal of the American
Medical Association
.
Fue tan amplio y tan caro que uno de los
investigadores – Michael Thun — lo llamó “el Rolls-Royce de los
estudios”. Los resultados, concuerdan los investigadores, no justifican
recomendar al público una dieta baja en grasas para reducir el riesgo a
contraer enfermedades. Dada la ausencia de beneficios que arroja la investigación,
muchos investigadores médicos dicen que el mejor consejo dietario, por ahora,
es seguir los lineamientos oficiales para una dieta sana, con menos grasas
saturadas y trans, más granos , más frutas y más vegetales.

Pero
no todos están convencidos. El doctor Dean Ornish, por ejemplo, dice que las
mujeres no redujeron sus grasas lo suficiente o que no comieron la suficiente
cantidad de frutas y vegetales, y que el estudio, aunque duró ocho años, no
les dio el suficiente tiempo. Otros explican que la dieta marcaría diferencias,
por lo menos en cuanto a enfermedades cardíacas, si la gente siguiera la
llamada dieta mediterránea, baja en grasas saturadas y alta en aceites como el
de oliva. Las mujeres comprendidas en el estudio redujeron todo tipo de grasas.

Según
el doctor Peter Libby, cardiólogo y profesor en la escuela de medicina de Harvard
Medical School
, las dietas 
estudiadas tenían una cierta pátina antigua. En nuestros días la gente
ha abandonado un poco la idea de controlar “toda” la grasa para orientarse
hacia la conveniencia de comer diferentes tipos de grasa. La dieta mediterránea
no ha sido supeditada a un estudio de esta magnitud, explicaron los
investigadores.t>

“La
gente debe convencerse de que la sola dieta no basta para mantener la salud”,
dice la epidemióloga Barbara V. Howard. “No vamos a revertir ninguna de
las enfermedades crónicas de este país cambiando la composición del régimen
alimentario”. “No es sólo la comida, es también una serie de otros hábitos
de vida”.

Exceptuando
el hábito de fumar, los consejos sobre un estilo de vida sano se basan
generalmente en evidencia indirecta, explica 
Howard. Pero casi todos los investigadores médicos coinciden en que es
sensato comer bien, controlar el peso y hacer ejercicios regularmente.


Eso es
lo que recomienda la sociedad del cáncer. El doctor Thun, quien describió los
resultados del estudio como “completamente nulos en el seguimiento a lo largo
de ocho años tanto para tipos de cáncer como para enfermedades
cardiovasculares”, dijo que su grupo no tiene planes de sugerir que una dieta
baja en grasas va a proteger contra el cáncer. 


Otros
optan por decir que no habría que estar demasiado seguro de que una dieta en
particular va a mejorar notablemente la salud, porque cuando alguien desarrolla
una enfermedad crónica, la genética también tiene su parte que jugar.

David
A. Freedman, especialista en estadísticas de la universidad de California, dice
que los resultados deben tomarse con seriedad. “Los estudios estuvieron bien
diseñados y los investigadores trataron de confirmar hipótesis populares sobre
el efecto protector de la dieta contra tres grandes enfermedades en las
mujeres”.”Pero la dieta estudiada aquí resultó no tener un efecto
protector después de todo”.






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El
estudio apareció publicado esta semana en The Journal of the American
Medical Association
.
Fue tan amplio y tan caro que uno de los
investigadores – Michael Thun — lo llamó “el Rolls-Royce de los
estudios”. Los resultados, concuerdan los investigadores, no justifican
recomendar al público una dieta baja en grasas para reducir el riesgo a
contraer enfermedades. Dada la ausencia de beneficios que arroja la investigación,
muchos investigadores médicos dicen que el mejor consejo dietario, por ahora,
es seguir los lineamientos oficiales para una dieta sana, con menos grasas
saturadas y trans, más granos , más frutas y más vegetales.

Pero
no todos están convencidos. El doctor Dean Ornish, por ejemplo, dice que las
mujeres no redujeron sus grasas lo suficiente o que no comieron la suficiente
cantidad de frutas y vegetales, y que el estudio, aunque duró ocho años, no
les dio el suficiente tiempo. Otros explican que la dieta marcaría diferencias,
por lo menos en cuanto a enfermedades cardíacas, si la gente siguiera la
llamada dieta mediterránea, baja en grasas saturadas y alta en aceites como el
de oliva. Las mujeres comprendidas en el estudio redujeron todo tipo de grasas.

Según
el doctor Peter Libby, cardiólogo y profesor en la escuela de medicina de Harvard
Medical School
, las dietas 
estudiadas tenían una cierta pátina antigua. En nuestros días la gente
ha abandonado un poco la idea de controlar “toda” la grasa para orientarse
hacia la conveniencia de comer diferentes tipos de grasa. La dieta mediterránea
no ha sido supeditada a un estudio de esta magnitud, explicaron los
investigadores.t>

“La
gente debe convencerse de que la sola dieta no basta para mantener la salud”,
dice la epidemióloga Barbara V. Howard. “No vamos a revertir ninguna de
las enfermedades crónicas de este país cambiando la composición del régimen
alimentario”. “No es sólo la comida, es también una serie de otros hábitos
de vida”.

Exceptuando
el hábito de fumar, los consejos sobre un estilo de vida sano se basan
generalmente en evidencia indirecta, explica 
Howard. Pero casi todos los investigadores médicos coinciden en que es
sensato comer bien, controlar el peso y hacer ejercicios regularmente.


Eso es
lo que recomienda la sociedad del cáncer. El doctor Thun, quien describió los
resultados del estudio como “completamente nulos en el seguimiento a lo largo
de ocho años tanto para tipos de cáncer como para enfermedades
cardiovasculares”, dijo que su grupo no tiene planes de sugerir que una dieta
baja en grasas va a proteger contra el cáncer. 


Otros
optan por decir que no habría que estar demasiado seguro de que una dieta en
particular va a mejorar notablemente la salud, porque cuando alguien desarrolla
una enfermedad crónica, la genética también tiene su parte que jugar.

David
A. Freedman, especialista en estadísticas de la universidad de California, dice
que los resultados deben tomarse con seriedad. “Los estudios estuvieron bien
diseñados y los investigadores trataron de confirmar hipótesis populares sobre
el efecto protector de la dieta contra tres grandes enfermedades en las
mujeres”.”Pero la dieta estudiada aquí resultó no tener un efecto
protector después de todo”.


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