En un trabajo publicado en la revista Science, los psicólogos Matthew Killingworth y Daniel Gilbert, ambos autores afirman que nuestra mente divaga siempre. Según ellos, 47% del tiempo. Ya sea que estemos leyendo, hablando con gente o cuidando niños. La mente se va para otro lado. . Ese divague, dicen, no es bueno para la felicidad. Y así, vuelven al cliché de “vivir el momento”, porque “una mete que divaga no es una mente feliz”.
Para Killingsworth la felicidad está en el contenido de la experiencia que se vive momento a momento. Nada material es intrínsecamente valioso, como no sea en alguna promesa de futuro que traiga consigo. La satisfacción de tener una cosa no está en el momento que se compra, viene como algo así como la anticipación de un deseo nostálgico.. Para estos científicos , ese logro del cerebro humano de contemplar acontecimientos pasados y futuros como hermosos se produce a expensas de la felicidad. La mente tiende a divagar hacia lugares oscuros, extravagantes.. Siempre busca algo interesante en el futuro para saborear o algo dulce en el pasado para recordar.
Pero en los últimos diez años se ha demostrado en abundancia que las experiencias traen a la gente más felicidad que las posesiones. La idea de que comprar experiencias son más satisfactorias que las compras materiales viene de lejos, del profesor Thomas Gilovich. Desde 2003 El viene tratando de analizar por qué.
Este último trabajo afirma, con fundamentación “científica” que el dinero gastado en experiencias brinda felicidad más duradera. Analizaron específicamente la anticipación como motor de esa felicidad, si el beneficio de gastar dinero en una experiencia suma la felicidad de anticipar la experiencia, a la felicidad que se siente después. Y demuestran que sí.
Esto quiere decir, básicamente, que cuando no se puede vivir en un momento específico (cuando la mente divaga( es mejor vivir en anticipación de una experiencia . Las compras experienciales como los viajes, conciertos, películas etc. por lo general a las compras materiales porque la utilidad de comprar algo comienza a acumularse antes de comprarla, pero no después.
Esperar una experiencia da más felicidad y entusiasmo que esperar un bien material. Esperar una posesión trae más impaciencia que anticipación