Mercedes Marcó del Pont, una hereje de la ortodoxia

Siempre tuvo un pensamiento original y coherente, que le reconocen hasta sus adversarios teóricos. La actual presidente del Banco Central, puesto al que llegó en medio de una intensa polémica por el uso de las reservas, sostenía en julio de 2002 (hace 8 años) que para salir de la crisis de entonces era preciso un retorno al keynesianismo y estimaba que la Argentina podía recuperarse por ciertas vías, que no serían necesariamente las más “virtuosas”.

<p><strong>Ejemplo malayo y final abierto </strong><br />
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Vuelve a la emisión y señala sus discrepancias con respecto al enfoque del Fondo y sus advertencias con respecto a la inflación que provocaría. Es en ese momento cuando marca una paradoja: "La entidad, que no quiere emisión monetaria para no generar inflación, está convalidando un tipo de cambio que ya nos está llevando a una inflación, que llegó a 30% en los primeros cinco meses del año, con una base de 60% anual. Es una inflación absolutamente perversa porque es fruto del aumento de costos como consecuencia de la disparada del dólar, y en un contexto de retracción permanente de la actividad productiva".<br />
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"Todos los países desarrollados del mundo emiten sin contrapartida. Tienen una política inteligente de emisión focalizada, que no tiende al reparto, sino a financiar la recuperación productiva. Estoy convencida de que, en el corto plazo, el sector público será deficitario, pero eso se podrá modificar a partir del aumento genuino en la recaudación tributaria", completa. <br />
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Desde un arco del pensamiento económico se afirma que estas políticas proactivas no cuentan con la venia del FMI, y que su aplicación pone a un país en situación de ruptura. Marcó del Pont recuerda un caso exitoso de reactivación, que no contó precisamente con un apoyo entusiasta del organismo. "Siempre hago referencia al caso de Malasia. En 1998, en una situación de fuerte caída económica, y advirtiendo que las políticas que le pedía el FMI a cambio de ayuda profundizarían la tendencia, decide no recurrir a la entidad, planteando una estrategia alternativa expansiva. Un control de cambios, anclando el nivel de su moneda, ya que al controlarla tiene una política monetaria expansiva y sigue un camino distinto". <br />
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El resultado fue elocuente. "Resultó notable ver cómo, después de haber sido duramente criticada por el FMI, el pensamiento ultraliberal y establishment económico, Malasia obtuvo resultados mucho más rápidos y mejores en términos de menor caída de salario y empleo". <br />
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Marcó del Pont observa con perspectiva un escenario que antes definió como de "crisis estructural y no coyuntural". Así y todo, en este estado de crisis estructural, la analista se aproxima a la viabilidad de la Argentina, una viabilidad que el FMI puso en duda en el último año a través de todo tipo de señales. "La Argentina está en crisis y de las crisis se sale. Eso no significa que la salida sea virtuosa. El país salió de la crisis del Tequila en 1994. Ahora, se encuentra en una crisis a partir de la cual se puede llegar a una situación de concentración económica, de cristalización de determinadas situaciones estructurales, como la caída de los salarios, que haga que a partir de esta situación reducida haya determinados nichos donde sea rentable producir, como la exportación de alimentos e hidrocarburos". Y agrega: "Pero eso significa cristalizar un nivel de desocupación en torno a 25%, un nivel de pobreza de 50% de la población, un achicamiento del mercado interno y la inviabilidad de economías regionales. No descarto que en el mejor de los escenarios, aun sin dolarización, se llegue a un acuerdo con el FMI y se estabilice el dólar en torno a $ 3,20 y, como dice Roberto Lavagna, el motorcito empiece a funcionar; pero ese motorcito, en las actuales circunstancias, significa, en el mejor de los casos, mantener estos problemas estructurales". <br />
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¿Cuánto tiempo puede soportar una economía ese tipo de problemas estructurales? Mercedes Marcó del Pont hace una pausa y responde. "Socialmente es insostenible. Salvo que haya un golpe represivo muy fuerte, lo único que nos puede sacar de esto es la movilización popular. Pero no veo cuál es el canal que permita materializar esa movilización en algo superador", termina.</p>

<p><strong>Esto dec&iacute;a el texto de aquel entonces. </strong><br />
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La economista de la Fundaci&oacute;n de Investigaciones para el Desarrollo (Fide) propone recetas inadmisibles para el establishment econ&oacute;mico internacional. <br />
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&quot;Hay una cuesti&oacute;n curiosa&quot;, dice Mercedes Marc&oacute; del Pont. &quot;Se sali&oacute; de la convertibilidad porque no hab&iacute;a m&aacute;s remedio. Pero se sigue manejando la econom&iacute;a con la misma l&oacute;gica y perspectiva de ese r&eacute;gimen. Esa l&oacute;gica indicaba que no hab&iacute;a emisi&oacute;n sin ingreso de divisas del exterior que permita monetizar, algo contractivo frente a shocks externos. Se supone que se plantea la salida de la convertibilidad para dar liquidez a las reservas argentinas. Pero se advierte que el Gobierno sigue teniendo la misma mirada que antes. Roberto Lavagna dijo: 'Cuando acordemos con el FMI y la Argentina comience a tener alguna l&iacute;nea de cr&eacute;ditos de los organismos internacionales se podr&aacute; plantear la prefinanciaci&oacute;n de exportaciones', demostrando que ve a la econom&iacute;a con la misma l&oacute;gica que rigi&oacute; en la convertibilidad.&quot; <br />
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&Eacute;ste es uno de los puntos de partida desde los que la economista de la Fide abre un debate y marca l&iacute;mites con el llamado pensamiento &uacute;nico. Habla de la ortodoxia econ&oacute;mica, de la demanda de d&oacute;lares en un contexto de desconfianza, que en las &uacute;ltimas semanas alcanz&oacute; al &aacute;mbito regional, y de la emisi&oacute;n monetaria, un tema que muchos consideraran una &quot;herej&iacute;a&quot;.<br />
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&quot;Es imposible salir de la actual depresi&oacute;n econ&oacute;mica hacia un esquema superador si no se avanza en determinadas pol&iacute;ticas, que a los ojos del pensamiento ortodoxo neoliberal son herej&iacute;as. Puede haber mayor d&eacute;ficit fiscal y emitir para financiar ese d&eacute;ficit, por lo menos en el corto plazo. Hablo de pol&iacute;ticas activas en materia de financiamiento, generando fideicomisos para el capital de trabajo para las empresas.&quot; <br />
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Tambi&eacute;n se formula el interrogante que se teje en derredor del destino que puedan tener esos fondos generados por esas pol&iacute;ticas activas por parte del Estado. &quot;No se puede descontar que en alg&uacute;n punto haya alguna filtraci&oacute;n para que ese dinero vaya a la compra de d&oacute;lares. Pero no creo que, si el sector p&uacute;blico genera mayor d&eacute;ficit por duplicar o triplicar los subsidios de $ 150 que se le entregan a mucha gente, que hoy no alcanzan para comer dignamente, ese dinero se use para comprar divisas&quot;. <br />
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Por el contrario, la economista afirma que se utilizar&aacute;n para recrear un mercado interno. &quot;Hoy las expectativas que la gente tiene son las de un pa&iacute;s totalmente paralizado, que caer&aacute; m&aacute;s, con m&aacute;s ajuste y sin se&ntilde;ales de que se d&eacute; prioridad a la recuperaci&oacute;n del salario, del mercado interno o de la producci&oacute;n. Debe haber simultaneidad en las medidas de un plan, en su orientaci&oacute;n general. Este proceso incluye a la resoluci&oacute;n del corralito financiero, a la creaci&oacute;n de nuevas opciones de ahorro, y al financiamiento de fondos para capital de trabajo para que las empresas capitalicen las mejores condiciones competitivas que se le presentan, adem&aacute;s del planteo de una pol&iacute;tica distributiva de ingresos m&aacute;s ambiciosa que la que propone el Gobierno, que lo &uacute;nico que tiene claramente es una intenci&oacute;n pol&iacute;tica&quot;. <br />
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Marc&oacute; del Pont vuelve sobre las &quot;herej&iacute;as&quot; y afirma que al programa que menciona &quot;habr&aacute; que financiarlo con emisi&oacute;n. Esto mejora muchas cosas, como la situaci&oacute;n de las Pymes nacionales y la recaudaci&oacute;n, lo que significa entrar en un c&iacute;rculo distinto al tenemos&quot;, asegura. <strong><br />
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<p><strong>Lord Keynes y la emisión </strong><br /> <br /> Entonces, habla de que ese financiamiento de fondos de capital podría realizarse por medio de "un fideicomiso, a través del Banco Nación o de la banca nacional pública o privada, para que las empresas descuenten un flujo futuro de fondos. Esto se convierte en compra de insumos y salarios. Son políticas activas. A diferencia de lo que plantea el Gobierno, no creo que esto traiga aparejado un escape al dólar, si se pone realmente para dinamizar la actividad productiva. Lo que genera el escape al dólar es la política de emisión irrestricta por parte del Banco Central para cubrir la situación de los bancos que no pueden devolver los depósitos. Por eso, es fundamental que todo el programa esté articulado". <br /> <br /> La postura de un Estado que emite a través de su autoridad monetaria, con políticas proactivas para apoyar la reactivación, traen a colación el plan de intervención en la economía que salvó a Estados Unidos luego del crac del '29: cavar pozos para volver a taparlos. El keynesianismo. La pregunta surge, casi obvia: ¿hay lugar para el keynesianismo en la Argentina de hoy?.<br /> <br /> "Siempre hay lugar si existe una estrategia no alocada ni populista, que se asiente en condiciones objetivas". Marcó del Pont afirma que estas condiciones son "el superávit en cuenta corriente y capacidad productiva, que hoy funciona a 50%. Se dice que el problema fundamental de la Argentina es la insuficiencia de demanda. Con el tipo de cambio, lo que se hizo en teoría fue recomponer la competitividad para la producción nacional." <br /> <br /> La economista también remarca que la producción nacional en lo que hace al mercado interno para sustituir importaciones está condicionada por la falta de capital de trabajo y un mercado que declina. Pero aclara que, si se genera un shock redistributivo para crear, por ejemplo, una mejora en los ingresos de población, se aumenta la demanda frente a una oferta del aparato productivo que no trabaja a 100%, como sucedía en la década del '80. "Hay capacidad ociosa", puntualiza, subrayando que ese aparato productivo tiene espacio para absorber esa demanda sin generar un aumento de precios.<br /> <br /> "Hay que emitir dinero", dice sin dudar, para luego referirse a los condicionamientos que puede formular el FMI con respecto a esta decisión. "El acuerdo con el FMI tiene que venir después del proceso que mencioné. Hay que armar un programa económico para salir de la depresión. No se ha inventado nada en la Argentina ni en ningún país, aun en Estados Unidos después de los atentados del 11 de septiembre, para salir de una depresión que no sea emitiendo dinero, con mayor gasto fiscal, baja de tasa de interés y aumento de los créditos. Así salieron los países en crisis". Por eso, la analista de Fide cree que "la Argentina está en una situación que no es coyuntural sino estructural. Necesita inevitablemente salir a través de políticas activas keynesianas. Una vez que se plantee un proyecto que sea consistente en el manejo del mercado de cambios, el manejo monetario o la política fiscal, cuando se vuelva a poner a la Argentina en un sendero de crecimiento, donde los equilibrios macroeconómicos se den en función de la expansión en la base productiva, se podrá negociar con el FMI." </p>

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