Los que cambian las reglas de juego e inventan el futuro

Hay dos tipos de empresas: las que se acomodan al mercado existente y las que lo modifican. Las primeras acatan las reglas de juego y se esfuerzan por mantenerse al día; las segundas crean nuevas reglas de juego, inventan el futuro, miran lo más lejos posible.

12 marzo, 2009

Gary Hamel y C.K. Prahalad, en su libro <em>Competing for the Future</em> (Harvard Business School, Boston), explican c&oacute;mo ingresar al grupo de organizaciones que no solamente van a sobrevivir sino tambi&eacute;n prosperar en los pr&oacute;ximos a&ntilde;os. <br />
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Citan lo que ocurri&oacute; en la d&eacute;cada de los '80 con los grandes l&iacute;deres industriales de Estados Unidos -IBM, Caterpillar, Daimler Benz, Citicorp, Westinghouse, Digital Equipment, Sears- cuando fueron v&iacute;ctimas del cambio tecnol&oacute;gico, demogr&aacute;fico y regulatorio, y de los notables aumentos en la calidad y productividad de competidores no tradicionales. <br />
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Para responder a su escaso crecimiento y pocas ganancias, las grandes compa&ntilde;&iacute;as se dedicaron a redimensionar (&quot;<em>downsizing</em>&quot;), a bajar costos, a redise&ntilde;ar procesos. Los remedios fueron todos dolorosos: 600.000 personas perdieron su empleo en 1993. <br />
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Pero ninguno de esos gigantes nacionales, dicen Hamel y Prahalad, pod&iacute;a echarles la culpa a firmas extranjeras. Ellos tuvieron problemas porque sus dirigentes se durmieron en el tim&oacute;n. Dejaron que se inflaran los gastos internos, incursionaron en negocios poco relacionados y permitieron que una dirigencia conservadora paralizara la compa&ntilde;&iacute;a. <br />
Los autores creen que reestructurar pocas veces mejora las cosas. Trabajar con menos gente es una manera de corregir los errores de ayer, pero no crea nuevos mercados. <br />
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Las empresas recurrieron a eliminar procesos innecesarios, reducir el tiempo de los ciclos, mejorar calidad y prestar atenci&oacute;n al mercado. Los fabricantes de autos de Detroit, por ejemplo, lograron igualar a sus competidores japoneses en costo y calidad. Pero, mientras tanto, los japoneses instalaron nuevos obst&aacute;culos competitivos, como maniobrabilidad nunca antes conocida e impresionante rendimiento del motor. <br />
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Para crear un futuro de &eacute;xito, una empresa debe ser algo m&aacute;s que reducida y ligera, debe reinventar su negocio regenerando su estrategia. <br />
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Qui&eacute;nes son los transformadores de negocios: <br />
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<strong>1.</strong> Los que cambian las reglas del juego. <br />
<strong>2.</strong> Los que redefinen las fronteras del negocio. <br />
<strong>3. </strong>Los que crean nuevos negocios. <br />
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Una empresa debe ser capaz de reconcebirse. Sus directivos deben pensar siempre a cinco o diez a&ntilde;os vista, pregunt&aacute;ndose: &iquest;a qu&eacute; tipo de clientes deberemos atender dentro de cinco o diez a&ntilde;os?; &iquest;a trav&eacute;s de qu&eacute; canales llegaremos a ellos?; &iquest;qui&eacute;nes ser&aacute;n nuestros competidores?; &iquest;qu&eacute; capacidades deberemos tener?; &iquest;de d&oacute;nde saldr&aacute;n las ganancias? Para imaginar y crear el futuro, hay que des-aprender el pasado. <br />
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Estamos en el comienzo de una revoluci&oacute;n en informaci&oacute;n, gen&eacute;tica, materiales, medio ambiente y muchas otras &aacute;reas. Hay campos enteros del conocimiento -microbi&oacute;tica, comunicaciones satelitales, por ejemplo- abiertos para cualquiera dispuesto a desafiar lo establecido. <br />
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Nadie est&aacute; a salvo si est&aacute; en un &aacute;rea tradicional, como comercio minorista, transporte, educaci&oacute;n, publicaciones, farmacia. El futuro no va a ser una extrapolaci&oacute;n del pasado; se va a transformar la estructura de todos los negocios. <br />
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Muchas de las grandes oportunidades del futuro acaban de ser concebidas. Pero los competidores de ese mercado futuro est&aacute;n peleando entre s&iacute; ahora, a la puerta de entrada. Se forman alianzas, se re&uacute;nen habilidades y se realizan experimentos. <br />
Aquellos que sepan hacia d&oacute;nde quieren conducir sus respectivos negocios, y quienes puedan juntar y orquestar recursos en todo el mundo, tienen una posibilidad de obtener una interesante recompensa.<br />
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<strong>Una cuota de oportunidad </strong><br />
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La competencia por este futuro es una lucha por una cuota de oportunidad, no por una cuota de mercado. Es una competencia por maximizar la cuota de oportunidades que una empresa puede tener dentro del amplio campo de &quot;la oportunidad&quot;. En ese gran campo no hay leyes escritas todav&iacute;a. <br />
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Es esencial en estos d&iacute;as la velocidad en los negocios, y sin embargo el marco de tiempo para explorar y conquistar un nuevo campo de oportunidad podr&iacute;a ser de diez, veinte o m&aacute;s a&ntilde;os. <br />
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Un ejemplo: JVC, l&iacute;der en videocaseteras, comenz&oacute; a desarrollar el videocasete en la d&eacute;cada del '50. Veinte a&ntilde;os m&aacute;s tarde cant&oacute; &quot;bingo&quot; con la videograbadora que utiliza como est&aacute;ndar el casete VHS. <br />
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Es muy dif&iacute;cil justificar financieramente la actividad de ir en busca de una oportunidad. Por eso hay que ver claramente el potencial de dar a los consumidores nuevos y profundos beneficios. Esa seguridad es la que puede transformar a&ntilde;os de esfuerzo en un nuevo mercado. <br />
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Competir por esa mirada de largo alcance es en realidad librar una batalla por el liderazgo intelectual. No solamente mirar lo m&aacute;s lejos posible, sino estar activamente dando forma y ejerciendo influencia en la direcci&oacute;n que toma el negocio. <br />
A diferencia de visi&oacute;n, que implica un sue&ntilde;o, la mirada de largo alcance est&aacute; basada en un estudio profundo de las tendencias en tecnolog&iacute;a, demograf&iacute;a, regulaci&oacute;n y estilo de vida. <br />
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Para poder tener esta visi&oacute;n de largo alcance es preciso imaginar el futuro: comenzar con lo posible y luego trabajar hacia atr&aacute;s hasta determinar qu&eacute; es lo que debe ocurrir para que lo primero se d&eacute;. Tambi&eacute;n agrandar el horizonte de oportunidades: no pensar la empresa como una colecci&oacute;n de unidades de negocios, sino como una colecci&oacute;n de competencias o habilidades para hacer cosas.

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