sábado, 28 de diciembre de 2024

¿Cuánto rinde ser verde?

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La ecología ya no es mera filantropía, sino una postura, un modelo de negocios, una estrategia sostenible cuyo corolario es la gestión ambiental. Esto puede ser clave pues, si las acciones “verdes” no se complementan con las actividades básicas, se derrocharán recursos.

<p>Los temas ambientales se hacen cada vez m&aacute;s dif&iacute;ciles de soslayar (ver edici&oacute;n 1096 de <em>Mercado</em> de julio). Para muchas empresas, son casi una licencia para operar. Entonces, quienes los ignoran se hallar&aacute;n en desventaja para competir y no tendr&aacute;n buena imagen p&uacute;blica.<br />
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La ecolog&iacute;a ya no es mera filantrop&iacute;a, sino una postura, un modelo de negocios, una estrategia sostenible cuyo corolario es la gesti&oacute;n ambiental. Esto puede ser clave pues, si las acciones &ldquo;verdes&rdquo; no se complementan con las actividades b&aacute;sicas, se derrochar&aacute;n recursos.<br />
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Al respecto, Renato Orsato <em>(Institute pour l&rsquo;administration des affaires, Insead, </em>Par&iacute;s) present&oacute; Estrategias sostenibles: &iquest;cu&aacute;nto rinde ser verde?, una gu&iacute;a para sacar ventajas de inversiones ecol&oacute;gicas. Vale decir, c&oacute;mo desarrollar pol&iacute;ticas en la materia.<br />
A su criterio, &ldquo;es preciso seleccionar bien, ser espec&iacute;fico en esas colocaciones. Depende mucho, por supuesto, de las presiones en juego. Si una firma cae bajo el escrutinio de activistas, no le alcanzar&aacute; con ser eficiente en ese plano, tambi&eacute;n deber&aacute; demostrarlo&rdquo;. As&iacute; se&ntilde;alaba el experto a Knowledge@Wharton.<br />
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Para que quienes gestionan optimicen retornos de inversiones y obtengan ventajas competitivas en sectores preexistentes, el especialista ofrece cuatro estrategias: ecoeficiencia, liderazgo, marcas ecol&oacute;gicas y costos administrados. Luego las divide en procesos organizativos (estrategias 1 y 2), y productos y servicios (estrategias 3 y 4).</p>
<p><strong>Las cuatro estrategias</strong><br />
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En cuanto a ecoeficiencia, se trata b&aacute;sicamente de lograr m&aacute;s con menos en el uso de recursos, aplicando t&eacute;cnicas maximizantes en la gesti&oacute;n operativa. Por ejemplo, residuos y subproductos pueden convertirse en fuentes de ingresos.<br />
Por su parte, el liderazgo en grado superior a lo indispensable exige a las empresas ir m&aacute;s all&aacute; de sus rivales. La marca ecol&oacute;gica, entretanto, implica buscar puntos de diferenciaci&oacute;n cifrados en caracter&iacute;sticas ambientales de ciertos productos. Finalmente, los costos bien manejados permiten vender rubros de buen desempe&ntilde;o verde, pero a precios atractivos. <br />
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Seg&uacute;n Orsato, las cuatro estrategias pueden funcionar separadas entre s&iacute;. Por ejemplo, una compa&ntilde;&iacute;a quiz&aacute; trate de apoyarse en un cumplimiento por encima de lo justo en lo atinente a procesos, aunque sus productos o servicios no presenten claros rasgos ni marcas verdes.<br />
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Inversamente, una firma puede decidir dedicarse a rubros con marcas verdes, pero sin tornar expl&iacute;citas sus credenciales ni sus modelos de actividad. Sin embargo, algunas empresas han logrado asociar cualidades ecol&oacute;gicas de los productos con procedimientos organizativos tendientes a la diferenciaci&oacute;n. El analista menciona casos como The Body Shop o Ben &amp; Jerry&rsquo;s, en una &eacute;lite capaz de establecer v&iacute;nculos estrechos entre responsabilidad ambiental, procesos y cartera de productos.</p>
<p><strong>Valores esenciales</strong><br />
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En esa clase de empresas, las caracter&iacute;sticas verdes operan como valores fundacionales, intr&iacute;nsecos. Involucran pues todo cuanto ellas hacen o venden. Sus antecedentes indican que, por cierto, es factible adoptar diferenciaciones en toda una estructura. Aunque solo en compa&ntilde;&iacute;as apoyadas en valores ambientales. <br />
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A juicio del autor, &ldquo;el tipo de inversi&oacute;n ecol&oacute;gica que elija una firma debe ser muy espec&iacute;fico en contexto y competencia. Tambi&eacute;n ha de encajar en un segmento donde exceda&rdquo;. <br />
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Por ejemplo, si es una firma autopartista bien calificada, solo hace lo mismo que sus concurrentes. Ergo, habr&aacute; de comprender que carece de ventajas competitivas. Por el contrario, una empresa muy imaginativa puede sobrepasar rivales apelando a una quinta estrategia: el valor sostenible de innovaci&oacute;n, orientada tantos a clientes como a la sociedad misma. <br />
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Como es obvio, esta variante es la m&aacute;s dif&iacute;cil de instrumentar. No obstante, las compa&ntilde;&iacute;as que aborden estrategias radicalmente innovadoras en la gesti&oacute;n de productos o servicios generar&aacute;n utilidades para s&iacute;, beneficios para el p&uacute;blico y mejoras ecol&oacute;gicas. Ser&aacute;n plenamente verdes. Pero, antes, deber&aacute;n revolucionar procesos, organigramas y equipos gerenciales de adentro hacia fuera.</p>

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