En Abú Dhabí, el emirato más extenso del golfo, la nafta cuesta apenas doce centavos de dólar (o nueve centavos de euro) por litro. Abundan los vehículos de alto consumo, los edificios están iluminados las veinticuatro horas y el aire acondicionado no se apaga nunca. Ni Las Vegas llegaba a tanto en sus días de oro.
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<p> Sin embargo, los autócratas de la península arábiga saben bien que los hidrocarburos con plata, por hoy la única que sostiene sus lujos y regímenes. Por supuesto, el petróleo es un recurso no renovable, expuesto al agotamiento y fuentes de energía alternativas. Además, su baja de precio hace suspender o prorrogar exploraciones en áreas costosas, lo cual frena el aumento de reservas comprobadas.</p>
<p> En síntesis, la UEA (ocho miembros), Kuwait, Bahréin, Qatar, Omán y Saudiarabia se han puesto de acuerdo para crean un “Silicon valley” de recursos renovables y “verdes”. Por ende, dedican miles de millones al desarrollo de nuevas tecnologías, vía fondos de inversión destinado a la zona y a proyectos universitarios en Occidente.</p>
<p> Abú Dhabí, por ejemplo, se propone erigir Masdar, una Metrópolis de tecnologías sin emisiones de dióxido ni monóxido de carbono. El esquema prevé un laboratorio de investigaciones en sociedad el instituto tecnológico de Massachusetts (MIT), que parece volver a sus raíces.</p>
<p> Se trata de proyectos a largo plazo, destinados a un futuro irreversible de energía y combustibles limpios, al margen de los vaivenes en precios internacional de hidrocarburos. Este tipo de iniciativas, claro, propende a mantener la supuesta primacía de la península arábica como exportadora, máxime con el desinfle de especulaciones inmobiliarias y turísticas. Motivos tienen: Estados Unidos –cuyo liderazgo tecnológico peligra- y la Unión Europea buscan ya fuentes de recursos ajenas a esa región. Los jeques no quieren llegar tarde.</p>
<p> El porvenir no es prometedor. En 2008, el planeta consumía 80 millones de barriles diarios en términos de crudos, cifra que subirá si los precios se mantienen al nivel actual (US$ 35 a 45 el barril) o bajan, mientras persistan las actuales tendencia en población y demanda. Algunos analistas estiman que será preciso añadir cinco penínsulas arábigas, excluyendo Irak. El fantasma del agotamiento -después de 2020/5- y las presiones contra combustibles contaminantes no dejan alternativas. </p>
Pese a todo, los jeques buscan promover tecnologías más limpias
En la Unión de Emiratos Árabes, la contaminación por habitante figura entre las mayores del planeta en términos de dióxido de carbono. No obstante, algunos de esos estados feudales buscan ser más verdes.