Marga nació en 1907 en Berlín, y fue criada por sus abuelos luego de la muerte de sus padres. Marga no era como las demás chicas. Mientras sus amigas se interesaban por coser y hacer cosas de chicas, a ella le gustaba jugar hockey, cabalgar y practicar esgrima. Una vez terminada la escuela, comenzó a asistir a la escuela de pilotos de Bornemann en Staaken. Allí comenzó a caer en cuenta de que las cosas serían un poco más difíciles para ella por ser mujer. Sin embargo, un año después aprobó el examen para obtener su licencia clase A, la última prueba que debían rendir los pilotos amateur, y se transformó en la segunda mujer en volar un avión después de la Primera Guerra Mundial.
No obstante, Marga quería llegar más lejos y transformar su pasión en su profesión. Debido a que las escuelas alemanas para pilotos profesionales no admitían mujeres, tuvo que estudiar independientemente. Una vez demostrado que era suficientemente buena en la teoría, tuvo que enfrentar un comité de evaluación integrado por cinco hombres. Aun así, ella lo logró.
En noviembre de 1927, Marga postuló al cargo de copiloto en la antigua “Luft Hansaâ€. Después de eso, participó en torneos de acrobacia aérea y continuó trabajando para Lufthansa, y con el paso del tiempo enfrentó lo que posiblemente fue su mayor logro: volar 10.000 km entre Berlín y Tokio, una aventura de 11 días, con un promedio de 11 horas al día piloteando, sobrevolando Mongolia, Siberia y Corea.
Recién casi 30 años después de que se volviera a constituir Lufthansa, una mujer regresó al asiento de pilotos. Nicola Lisy se transformó en la primera mujer piloto de la nueva Lufthansa, en el año 2000, luego de 2 años de entrenamiento técnico y de cumplir 12 años como copiloto.
Marga y Nicola abrieron las puertas de las cabinas de mando para las 27 mujeres piloto que actualmente operan aeronaves en Lufthansa. Ellas demuestran competencia y profesionalismo al transportar pasajeros alrededor del mundo, y reciben el mismo tratamiento por ello que sus colegas masculinos.