sábado, 11 de enero de 2025

Un gigante sudamericano, que ya es la tierra de hoy

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Brasil fue percibido durante décadas como un país de enorme potencial pero con inmensas dificultades para concretarlas. La continuidad en la línea económica de los últimos gobiernos, y el nuevo contexto internacional con auge en los precios de las materias primas que exporta, han hecho la diferencia.

<p><strong>El pasado reciente</strong><br />
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Por supuesto, analistas más afines a Zweig que a Thatcher o el FT encuentran que la renovada confianza  se vincula al ex presidente Luiz Inácio da Silva y ocho años de gestión heterodoxa y pragmática. En particular, respecto a mantener medidas de su antecesor Fernando Henrique Cardoso ajenas a la ideología de Lula y su gobierno. La clave fueron dos resultados: aproximadamente once millones de brasileños (sobre un total de 192 millones) ingresaron a la clase media en 2004/09 y, desde 1990, la pobreza se redujo a la mitad.<br />
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De una manera u otra, “el peso del país en política internacional es algo indiscutible”, admite Bethell. “Pero será interesante ver si la nueva presidente Dilma Rousseff mantiene las buenas relaciones con Irán o Venezuela, dos cucos esgrimidos por EE.UU. y Gran Bretaña, si bien no tanto por la Unión Europea o la propia Sudamérica. En diferente plano, cabe preguntarse qué perfil mostrará Brasil en la copa mundial de fútbol (2014) y los juegos olímpicos de 2016”.<br />
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En la visión conservadora, se subraya la persistencia de un sector público ineficaz –federal, pero ante todo estadual- cuya burocracia traba todo tipo de negocios, aun contra las necesidades del gobierno nacional o de los locales. Según el último “informe sobre negocios” (lleva el sello del Banco Mundial, pero lo confecciona el sector privado occidental), Brasil se ubica en el 129º lugar, o sea peor que Nigeria. Naturalmente, el gobierno de Brasilia y muchos países en desarrollo no lo toman en serio <br />
Sea como fuere, Rousseff afronta algunos problemas difíciles, entre los cuales destaca el tipo de cambio. El año arranca con el real a 1,65 por dólar, precio no alcanzado desde septiembre de 2008, durante el cénit de crisis sistémica. “Un dólar en ese nivel perjudica nuestras exportaciones y es una luz amarilla”, sostuvo 4 el titular económico Guido Mantega. Precisamente este tema está generando los primeros roces en la coalición de gobierno.</p>

<p>Los intensos v&iacute;nculos comerciales con China, su alineamiento en los Bric (Brasil, Rusia, India y China) que ha creado un nuevo foco de poder mundial, y su buen manejo de los mercados financieros, ha encumbrado el pa&iacute;s en el exclusivo club de los emergentes.<br />
Lo cierto es que hasta muchos analistas conservadores admiten que el pa&iacute;s se cre&iacute;a destinado a cosas grandes ya tras separarse de Portugal y constituirse en imperio (1822). No faltaron, en el exterior, quienes sostuvieran la noci&oacute;n en docenas de libros. Quiz&aacute; el m&aacute;s conocido y brillante fue <em>Brasil, tierra del futuro</em>, publicado en 1941 por el austr&iacute;aco Stefan Zweig.<br />
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No obstante, durante mucho tiempo y como otros pa&iacute;ses de tama&ntilde;o continental, estilo Rusia o China, Brasil miraba para adentro. Se dedicaba a su propio desarrollo y descuidaba al resto del mundo, un pecado para la concepci&oacute;n habitual de las econom&iacute;as centrales. Precisamente, uno de sus adalides, la ex primera ministra Margaret Thatcher, qued&oacute; muda de asombro en 2002, al contemplar desde el aire San Pablo y su bosque de rascacielos. Ese mismo a&ntilde;o, el gigante pasaba a observador en el grupo de los 8.<br />
Por cierto, Leslie Bethell (historiador brit&aacute;nico especializado en Latinoam&eacute;rica), dice&nbsp; &ldquo;reci&eacute;n en los &uacute;ltimos veinte o veinticinco a&ntilde;os, Brasil empez&oacute; a influir en cuestiones regionales y mundiales proporcionalmente al tama&ntilde;o geopol&iacute;tico, recursos naturales, peso econ&oacute;mico y financiero. El fen&oacute;meno refleja algo nuevo en su historia: estabilidad&rdquo;.<br />
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Por ejemplo, empresas otrora remisas a aventurarse en el exterior van cambiando de perfil. As&iacute;, Vale do rio D&ocirc;ce &ndash;la mayor productora mundial de hierro- se qued&oacute; en 2009 con una de las minas m&aacute;s grandes que subsist&iacute;an. JBS, primer grupo frigor&iacute;fico internacional, tom&oacute; la procesadora de pollos tejana Pilgrim&rsquo;s Pride. Casi al mismo tiempo, la sider&uacute;rgica Geradu compr&oacute; por US$ 1.600 millones su propia subsidiaria en Estados Unidos. <br />
En materia financiera, Banco do Brasil &ndash;l&iacute;der sudamericano en el sector- comenz&oacute; a expandirse afuera. No para de acumular activos, b&aacute;sicamente para respaldar firmas locales en sus proyectos orientados al exterior. Por ejemplo, adquiriendo por US$ 740 millones el control del argentino Banco Patagonia.<br />
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Por otra parte, se&ntilde;ala Bethell, &ldquo;las compa&ntilde;&iacute;as extranjeras se vuelcan a Brasil no s&oacute;lo por el mero volumen del mercado interno. Tambi&eacute;n lo ven como plataforma hacia los vecinos hispan&oacute;fonos, dada la extrema afinidad entre castellano y portugu&eacute;s&rdquo;. Tambi&eacute;n &Aacute;frica subsahariana es un campo donde el portugu&eacute;s (virtual <em>lingua franca</em> en Angola, Mozambique, Cabo Verde, Guinea-Biss&aacute;u) juega con claras ventajas. Bastan dos casos ilustrativos: el centro t&eacute;cnico de General Motors &ndash;dise&ntilde;a veh&iacute;culos aptos para mercados emergentes- y la f&aacute;brica Fiat, segunda en el mundo.<br />
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