<p class="MsoNormal">Jeffrey Weiner, director ejecutivo de LinkedIn -58 millones de miembros en febrero-, señala que le costó dieciséis meses llegar al primer millón, más para el último bastaron once días. En el caso de Facebook, le llevó casi cinco años alcanzar 150 millones usuarios y apenas ocho meses para doblar la cifra. <br />
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<p class="MsoNormal">El efecto redes ha sido amplificado y globalizado por Internet. Algunas compañías ofrecen servicios a medida para mejorar su atractivo internacional. Facebook, disponible de setenta lenguas –apenas 15% de las conocidas-, tiene una versión liviana de su portal popular en países o áreas sin banda ancha<br />
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<p class="MsoNormal">Todo eso permite a los sitios sociales expandirse rápidamente sin gastar mucho en marketing, pero presupone complejos problemas técnicos. La mayoría de negocios web puede añadir servidores y bases de datos en forma lineal, a medida como incorporan usuarios. En cambio, las redes sociales hallan casi imposible estimar con precisión cuánta potencia computada necesitarán, debido justamente al efecto redes. Así, algunos sitios abiertos en los años 90 sufrieron una serie de colgaduras mientras trataban de absorber la demanda. <br />
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<p class="MsoNormal">La última generación de redes, surgida hace cinco o seis años, ha aprovechado la espectacular caída de costos en el <em>hardware </em>requerido para almacenar<span style=""> </span>y procesar información. También han podido apelar a <em>software </em>abierto y gratuito que se expande veloz y fácilmente. Esto facilita soluciones a medida para manejar el crecimiento. <o:p></o:p><o:p><br />
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<p class="MsoNormal"><strong>Gracias por la memoria</strong><o:p></o:p><o:p><br />
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<p class="MsoNormal">En Facebook, por ejemplo, los técnicos en <em>software </em>de la firma diseñaron un sistema llamado MultiFeed, que revisa bases de datos casi al instante. Ello permite a la red añadir millones de usuarios sin deteriorar la capacidad de mantener un constante flujo de información a las páginas del servicio.<br />
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<p class="MsoNormal">En otra nuestra de habilidad, los técnicos han quintuplicado el desempeño de un sistema abierto de memoria llamado “<em>memcached</em>”. Éste permite que los datos de uso frecuente se ubiquen más rápido que los de la base misma.<br />
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<p class="MsoNormal">Tanta creatividad permite a la redes manejar maremotos de datos, muchos de los cuales se generan en otros conjuntos tecnológicos. Esto también impulsa el crecimiento de redes sociales. Asimismo, cámaras<span style=""> </span>y videograbadores digitales han reducido considerablemente el costo de producir imágenes de alta calidad y colgarlas en línea. Más de 2.500 millones de fotos al mes se descargan en Facebook, lo cual lo coloca entre los mayores portales para compartir imágenes.<br />
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<p class="MsoNormal">Un motivo por el cual la gente está dispuesta a compartir tanta información personal vía redes sociales es que muchos sitios han desarrollado complejos controles de privacidad que dejan al usuario decidir que otros pueden y no pueden ver. Problemas no faltan. Así, Facebook tuvo problemas en 2007, cuando presentó el servicio <em>beacon </em>(fanal), que rastreaba compras de usuarios en otros sitios <em>web </em>y alertaba a terceros. Una ola de protestas y demandas acabó con el servicio<o:p></o:p><o:p><strong><br />
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División del trabajo</strong><o:p></o:p><o:p><br />
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<p class="MsoNormal">Otro factor de popularidad es que las redes sociales son campos de acción tan propicios, en gran parte porque compañías como Facebook o MySpace permiten a desarrolladores independientes crear programas (“apps”, apéndices) que corren en sus redes y acceden a datos de clientes potenciales.<br />
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<p class="MsoNormal">La resultante división del trabajo beneficia a todos: los desarrolladores acceden a redes de vasta audiencia y los usuarios de la red tienen a disposición miles de apéndices, en alto grado adictivos. Facebook tiene más de un millón de desarrolladores y un registro de 500.000 apéndices.<br />
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<p class="MsoNormal">Eso deja las redes libres para dedicarse a innovaciones que, claro, fomenten la tendencia a compartir. Al momento, la más interesante es Facebook Connect, introducida hace poco. Se la define como “invertir el modelo”: en vez de acudir al portal, los usuarios toman su identidad Facebook y redes de amigos a otros sitios <em>web </em>o dispositivos estilo consolas de juegos. Esto significas que ya no deben crear otro grupos en línea cada vez que visiten direcciones <em>web</em>.<br />
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<p class="MsoNormal">¿Cómo funciona el mecanismo? Simple: algún socio de Facebook instala botones de conexión en dispositivos que brindan a los usuarios acceso automático a información sobre actividades de sus amigos. De esa manera, en el sitio de Huffington Post (un “blog” muy conocido en Estado Unidos) los usuarios de Facebook pueden ver qué han leído sus amigos o intercambiar relatos o comentarios. En Netflix –alquila DVD y discos blue-ray por correo-, puede saberse qué películas vieron las personas de un grupo y quiénes o qué opinaban al respecto.<br />
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<p class="MsoNormal">Facebook sostiene que, a febrero, había unos 800.000 sitios <em>web </em>enganchados en Connect. Por ejemplo, vía consolas Xbox (Microsoft). Los ejecutivos de Facebook tienen otro objetivo: mapear en lo posible todo cuanto la gente hace en el sector de redes y armar un “gráfico social”. Curioso nombre para un diagrama de nodos y nexos cuyo objeto sería representar lazos; no sólo entre personas, sino también entre cosas, inclusive casas y edificios.<o:p></o:p><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><strong>Twitter, sus transmisores y 140 caracteres mágicos</strong><o:p></o:p><o:p><br />
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<p class="MsoNormal">”Biz Stone”, pseudónimo de un cofundador de Twitter, tomó prestada una figura de Paracelso, alquimia social, para describir la forma en que breves, en apariencia intrascendentes mensajes de 140 caracteres pueden adquirir valor.<br />
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<p class="MsoNormal">Basta imaginar, señala, que “uno toma un trago en el aeropuerto esperando un vuelo y envía un mensaje (<em>tweet</em>) explicando dónde está y qué bebe. Quizá no tenga respuesta. También es posible que quien lo sigue a uno en Twitter esté ya en el mismo terminal y acuda a saludarlo”. Para Biz Stone<span style=""> </span>-“piedra del negocio”, no del escándalo-, “un momento solitario se troca en un encuentro placentero por la magia de 140 caracteres”.<br />
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<o:p></o:p>Esta característica contribuyó a que Twitter atrajera, como Facebook, 58 millones de visitas web en octubre, según estimaciones de la consultoría comScore. Aunque, últimamente, su crecimiento vacilase en Norteamérica, el servicio sigue expandiéndose en Japón, Alemania, Gran Bretaña, etc.<br />
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<p class="MsoNormal">Esto ha llevado a especular que podría cambiar la buena suerte de Facebook, si bien hay una amplia diferencia de tamaño Quienes vislumbran esa contingencia en un plazo no muy lejano resaltan un detalle: ambas empresas están en el mismo negocio, inducir a que la gente comparta información de todo tipo. Los dos servicios contienen elementos de tiempo real.<br />
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<p class="MsoNormal">Es verdad, pero esos servicios difieren en dos aspectos importantes. Primero viene la naturaleza de relaciones subyacentes. En Facebook, los usuarios pueden conectarse directamente sólo si uno acepta ser “amigo” del otro. En Twitter, las personas se registran para seguir el tipo de mensajes (<em>tweets</em>) públicos que guste.<br />
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<p class="MsoNormal">El servicio atiende figuras del espectáculo como Oprah Winfey (tres millones de<span style=""> </span>abonados). En esencia, es un sistema radial que permite a los usuarios transmitir breves flujos de información (140 caracteres, o sea una línea de texto). Tanto a conocidos como a extraños. Por el contrario, Facebook semeja más una larga charla entre amigos.<br />
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<p class="MsoNormal">Esta diferencia se revela en una investigación del sociólogo polaco Jan Piskorski y William Heil (escuela de negocios de Harvard). Ambos encuestaron 300.000 usuarios de Twitter y descubrieron que la mitad lo empleaba una vez cada 74 días y que el 10% más activo representaba 90% de los mensajes. En otras redes sociales, los usuarios más frecuentes no superaban 30% de contenidos.<br />
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<p class="MsoNormal">Otra diferencia entre Twitter y Facebook reside en el tipo de contenido de sus redes. Facebook permite a la gente intercambiar videos, fotos u otros materiales, en tanto Twitter es en parte bitácora (<em>blog</em>), en parte correo electrónico.<br />
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<p class="MsoNormal">Aun así, hay alguna tensión entre ambos servicios. En 2009, al congelarse una potencial fusión, Facebook incorporó varios componentes estilo Twitter para hacer más atractivas las propuestas en tiempo real. También tornó más visibles las páginas de deportistas, celebridades y músicos en boga.</p>