British Petroleum, desastre que amenaza toda la actividad

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La historia empieza en septiembre último, cuando BP resuelve encarar un nuevo yacimiento en el golfo, Tíber. Hoy, el hundimiento de la Deepwater Horizon compromete el futuro del otro proyecto y el de todo el negocio submarino en EE.UU.

<p>Por entonces, se calculaba que T&iacute;ber conten&iacute;a alrededor no menos de tres millones de barriles de crudo. Vale decir, seis meses el consumo nacional. Descubierto mediante im&aacute;genes s&iacute;smicas, se halla a 9,6 kil&oacute;metros bajo el lecho del mar, en un punto d&oacute;nde &eacute;ste tiene kil&oacute;metro y medio de hondo.<br />
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Para acceder, BP y su contratista, Transocean, debieron abrir el pozo m&aacute;s profundo jam&aacute;s encarado (m&aacute;s de 11 km), tarea que cumpli&oacute; la plataforma DH (costaba US$ 365 millones), cuya superficie equivale a dos canchas de f&uacute;tbol americano. Su tripulaci&oacute;n era de 130 personas y el alquiler insum&iacute;a US$ 500.000 diarios.&nbsp; <br />
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Pero la DH no permaneci&oacute; en la zona lo bastante como para extraer petr&oacute;leo. Este monstruo autopropulsado parti&oacute; rumbo a la exploraci&oacute;n siguiente, en el bloque 52, sobre el ca&ntilde;&oacute;n submarino del Misisipi. Ahi explot&oacute;, se hundi&oacute;, caus&oacute; once muertes y un derrame que contin&uacute;a avanzando hacia las costas de Luisiana, Nueva Orle&aacute;ns incluida.<br />
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La operaci&oacute;n respectiva, Macondo, era menos compleja que T&iacute;ber. Igual, qued&oacute; fuera de control y, al viernes pasado, hab&iacute;a dejado escapar casi 750.000 litros de crudos. Este fin de semana, una mancha de 6.500 km2 sigue boyando hacia el norte. Si en efecto llega al litoral, provocar&aacute; da&ntilde;os ecol&oacute;gicos superiores a los del buque tanque Exxon Valdez en el sur de Alaska (1989). Am&eacute;n de arrasar &aacute;reas donde se cr&iacute;an muchas especies, pondr&aacute; en peligro la fr&aacute;gil barrera forestal que frena los huracanes.<br />
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Si fallan los intentos de sellar los dos restantes agujeros, el volumen de petr&oacute;leo derramado alcanzar&aacute; 60.000 barriles por hora, doce veces la cifra inicial. Pero, como la corriente del golfo hace un rulo, roza Florida y pasa por la costa oriental de EE.UU, la consiguiente cat&aacute;strofe ser&aacute; la peor en la historia del pa&iacute;s.<br />
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Hay otro riesgo. La Deepwater Horizon estall&oacute; el 20 de abril, justo cuando la pol&iacute;tica petrolera federal se inclinaba claramente en favor de promover y subsidiar perforaciones submarinas. Tras a&ntilde;os de debates, Barack Obama y los dem&oacute;cratas se hab&iacute;an rendido al cabildeo de las compa&ntilde;&iacute;as, abandonando su oposici&oacute;n a una actividad potencialmente da&ntilde;ina. El 31 de marzo, se propuso reiniciar perforaciones en la costa oriental, el golfo y Alaska. Loco de entusiasmo, el departamento de energ&iacute;a y combustibles predijo que, para 2035, la producci&oacute;n de hidrocarburos submarinos habr&aacute; subido 80% y representar&aacute; 38% del total.<br />
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Ya no suceder&aacute; as&iacute;, sea cual fuere la suerte del derrame ocasionado por British Petroleum. Por de pronto, el gobernador de California, Arnold Schwarzeneger, no quiere que haya m&aacute;s perforaciones en la costa pac&iacute;fica. Ha pedido una reuni&oacute;n con sus colegas de Oregon, Washington, Alaska y Columbia brit&aacute;nica (Canad&aacute;) para concertar pol&iacute;ticas. Y esto no parar&aacute; ah&iacute;.</p>

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