El mundo occidental soporta dos grandes crisis: un colapso de la confianza en los sistemas políticos democráticos y una amenaza ambiental de alcance planetario. Hay margen para pensar que la confianza en los gobiernos tiene alguna chance de aumentar. Lo que no está nada claro, dice Martin Wolf en su columna del Financial Times, es dónde entra la empresa.
“La esencia del capitalismo”, dice , “es las competencia. Eso tiene profundas implicancias: que las entidades que buscan ganancias son esencialmente amorales, aunque cumplan con la ley. Que no van a hacer voluntariamente nada que no sea rentable, aunque sea socialmente deseable, ni van a negarse a hacer cosas que son rentables, aunque sean socialmente indeseables”.
El resultado de esta situación ha sido el surgimiento de un sistema de extracción oportunista de renta que crea riesgos no asegurables para la mayoría y enormes recompensas para unos pocos”.
Y sin embargo ahora, concluye Wolf, la pandemia ha creado una oportunidad para una “nueva política de competencia y propósito compartido”. Sugiere que están dadas las condiciones para una reforma sustancial de nuestra forma de capitalismo mientras simultáneamente se preserva su esencia de innovación y competencia.