Wall Atreet no encuentra el camino

Los analistas de la bolsa neoyorquina explican que poco se puede hacer en un mercado que no tiene la fuerza suficiente para subir, pero que tampoco posee una clara tendencia en baja.

17 febrero, 2001

(EFE).- A más de un mes de la reunión de la Reserva Federal del 20 de marzo, que podría decidir el futuro de las bolsas en lo que resta del año, los mercados de Wall Street no logran encontrar una dirección clara.

Los analistas explican que poco se puede hacer en un mercado que no tiene la fuerza suficiente para subir, pero que tampoco posee una clara tendencia a la baja.

Esto deja a las bolsa prisioneras del día a día, de las noticias de empresas, económicas y hasta militares que influyen en el comportamiento a corto plazo de Wall Street.

La semana pasada fue un claro ejemplo de lo anterior, puesto que las bolsas nunca lograron marcar una tendencia clara que tuviera su origen en algún factor de fondo.

Al cierre de ayer, viernes, el promedio del Dow Jones de Industriales, el indicador más importante de Wall Street, se ubicó en los 10.799,82 puntos, apenas 18,37 puntos, equivalentes a 0,1%, por encima del cierre del 9 de febrero.

Por su parte, el Nasdaq, mercado donde cotizan las empresas de informática, nuevas tecnologías e Internet, cayó en la semana apenas 45,56 puntos, equivalentes a 1,82%, hasta las 2.425,41 unidades.

Durante la semana de negocios pasada las bolsas se caracterizaron por moverse un día al alza y al siguiente a la baja, debido a lo que los inversores y analistas han llamado rotación de inversiones a las previsiones sobre las tasas de interés y las buenas y malas noticias de empresas.

La rotación de inversiones tiene que ver con el movimiento de las carteras de inversores que ya están en el mercado y que se trasladan de un sector al otro, por lo que suele ser un movimiento especulativo que tiene poca influencia en una tendencia a más largo plazo, ya que no involucra el retirar o ingresar dinero fresco en el mercado.

Esto hace que un día se favorezcan las acciones de empresas tradicionales en desmedro de las de nuevas tecnologías; y que al día siguiente ocurra exactamente lo contrario.

Esta es una clara muestra de la anémica actividad de los mercados en muchas sesiones de febrero, mes en el que el volumen de negocios ha sido particularmente bajo.

Los analistas explican que los inversores están muy preocupados por el futuro de las tasas de interés, cuya rebaja en enero fue el verdadero motor del mercado en el primer mes del año.

Contra los deseos de los inversores, que quieren que las autoridades de la Reserva Federal aceleren su política de rebaja de tasas, las noticias de esta semana parecen indicar que se deberá esperar hasta marzo para tener novedades, puesto que parece poco probable que se decida una baja de tasas de emergencia en febrero.

Alan Greenspan, presidente del banco central estadounidense, dio el martes al Senado una visión equilibrada de la economía, en la que no se dejaron traslucir señales de un temor excesivo a un recesión.
Muchos analistas esperaban encontrar en sus palabras una buena cuota de miedo, temor que hubiese sido interpretado como un vamos a nuevas y fuertes bajas de tasas.

Por otro lado, las cifras de inflación al por mayor que se dieron a conocer ayer –de 1,1%– y que resultaron las más altas en 10 años, elevan el peligro de que la inflación se transforme en un problema que no permita bajar las tasas libremente, sin arriesgar la estabilidad de los precios.

Por ello ya se dan casi por perdidas las esperanzas de bajas de tasas en febrero y la mirada está puesta en la reunión del comité de política monetaria del 20 de marzo.

Hasta entonces, aseguran los analistas, hasta que no se tenga una idea clara de la política monetaria en lo que resta de año, los mercados continuarán siendo presa de las noticias de empresas y las especulaciones diarias.

La semana pasada cerró con tres malas noticias de empresas tecnológicas, que anularon el efecto positivo que habían tenido las previsiones favorables de otra empresa del sector, malas noticias a las que se sumó a última hora el ataque conjunto de Estados Unidos y del Reino Unido a Irak.

Los analistas explican que el ataque no tuvo un efecto muy importante en las bolsas, pero que de todas maneras el aumento de las tensiones en Irak implica mayor incertidumbre, algo de lo que los mercados siempre se han resentido.

(EFE).- A más de un mes de la reunión de la Reserva Federal del 20 de marzo, que podría decidir el futuro de las bolsas en lo que resta del año, los mercados de Wall Street no logran encontrar una dirección clara.

Los analistas explican que poco se puede hacer en un mercado que no tiene la fuerza suficiente para subir, pero que tampoco posee una clara tendencia a la baja.

Esto deja a las bolsa prisioneras del día a día, de las noticias de empresas, económicas y hasta militares que influyen en el comportamiento a corto plazo de Wall Street.

La semana pasada fue un claro ejemplo de lo anterior, puesto que las bolsas nunca lograron marcar una tendencia clara que tuviera su origen en algún factor de fondo.

Al cierre de ayer, viernes, el promedio del Dow Jones de Industriales, el indicador más importante de Wall Street, se ubicó en los 10.799,82 puntos, apenas 18,37 puntos, equivalentes a 0,1%, por encima del cierre del 9 de febrero.

Por su parte, el Nasdaq, mercado donde cotizan las empresas de informática, nuevas tecnologías e Internet, cayó en la semana apenas 45,56 puntos, equivalentes a 1,82%, hasta las 2.425,41 unidades.

Durante la semana de negocios pasada las bolsas se caracterizaron por moverse un día al alza y al siguiente a la baja, debido a lo que los inversores y analistas han llamado rotación de inversiones a las previsiones sobre las tasas de interés y las buenas y malas noticias de empresas.

La rotación de inversiones tiene que ver con el movimiento de las carteras de inversores que ya están en el mercado y que se trasladan de un sector al otro, por lo que suele ser un movimiento especulativo que tiene poca influencia en una tendencia a más largo plazo, ya que no involucra el retirar o ingresar dinero fresco en el mercado.

Esto hace que un día se favorezcan las acciones de empresas tradicionales en desmedro de las de nuevas tecnologías; y que al día siguiente ocurra exactamente lo contrario.

Esta es una clara muestra de la anémica actividad de los mercados en muchas sesiones de febrero, mes en el que el volumen de negocios ha sido particularmente bajo.

Los analistas explican que los inversores están muy preocupados por el futuro de las tasas de interés, cuya rebaja en enero fue el verdadero motor del mercado en el primer mes del año.

Contra los deseos de los inversores, que quieren que las autoridades de la Reserva Federal aceleren su política de rebaja de tasas, las noticias de esta semana parecen indicar que se deberá esperar hasta marzo para tener novedades, puesto que parece poco probable que se decida una baja de tasas de emergencia en febrero.

Alan Greenspan, presidente del banco central estadounidense, dio el martes al Senado una visión equilibrada de la economía, en la que no se dejaron traslucir señales de un temor excesivo a un recesión.
Muchos analistas esperaban encontrar en sus palabras una buena cuota de miedo, temor que hubiese sido interpretado como un vamos a nuevas y fuertes bajas de tasas.

Por otro lado, las cifras de inflación al por mayor que se dieron a conocer ayer –de 1,1%– y que resultaron las más altas en 10 años, elevan el peligro de que la inflación se transforme en un problema que no permita bajar las tasas libremente, sin arriesgar la estabilidad de los precios.

Por ello ya se dan casi por perdidas las esperanzas de bajas de tasas en febrero y la mirada está puesta en la reunión del comité de política monetaria del 20 de marzo.

Hasta entonces, aseguran los analistas, hasta que no se tenga una idea clara de la política monetaria en lo que resta de año, los mercados continuarán siendo presa de las noticias de empresas y las especulaciones diarias.

La semana pasada cerró con tres malas noticias de empresas tecnológicas, que anularon el efecto positivo que habían tenido las previsiones favorables de otra empresa del sector, malas noticias a las que se sumó a última hora el ataque conjunto de Estados Unidos y del Reino Unido a Irak.

Los analistas explican que el ataque no tuvo un efecto muy importante en las bolsas, pero que de todas maneras el aumento de las tensiones en Irak implica mayor incertidumbre, algo de lo que los mercados siempre se han resentido.

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