¿Un solo operador pudo hacer tanto daño en UBS?

Esos US$ 2.000 millones no fueron obra exclusiva de Kweku Adoboli, un ghanés de 31 años. Según expertos duchos en gestión de riesgos, la culpa la tiene Union des Banques Suisses misma, por no advertir tal masa de transacciones no autorizadas.

16 septiembre, 2011

<p>Los quebrantos derivaron de apuestas no permitidas. La entidad reci&eacute;n se dio cuenta del asunto el mi&eacute;rcoles 14 por la noche, lo denunci&oacute; a la polic&iacute;a zuriquesa y &eacute;sta detuvo &ndash;antes de que huyera- al ex operador, la madrugada del jueves &ldquo;por sospechas de fraude y abuso de posici&oacute;n privilegiada&rdquo;. El viernes todav&iacute;a no se le hab&iacute;an formulado cargos penales.<br />
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Adoboli era un operador de escaso nivel en la mesa de dinero (Londres), cuya especialidad era jugar con fondos del banco y apostar usando instrumentos derivativos. La modalidad involucra fondos transados en el mercado cambiario (FTMC). Sigue siendo un misterio como el hombre pudo generar semejantes p&eacute;rdidas sin apelar a apalancamientos o quedar en evidencia.<br />
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Por supuesto, la demora en radicar cargos espec&iacute;ficos hace colegir que este personaje formaba parte de un grupo. Seg&uacute;n fuentes internas, su colega John Hughes renunci&oacute; el jueves, en tanto UBS suspend&iacute;a a otros miembros de la mesa y la cerraba.<br />
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L&oacute;gicamente, nada de eso evit&oacute; que la acci&oacute;n del banco cayese 11% el jueves y algo menos el viernes. La magnitud del caso Adoboli lo ubica entre los mayores fraudes de la historia financiera. En menos de dos decenios estallaron esc&aacute;ndalos como los de Nicholas Leason (Baring Brothers), Soci&eacute;t&eacute; G&eacute;n&eacute;rale (Jer&ocirc;me Kerviel) o Kidder Peabody.<br />
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Desde 2006, a los 26 a&ntilde;os, Adoboli operaba en la mesa de dinero perteneciente a la unidad de alfa frecuencia (TAF) Delta One. A su vez, parte del &aacute;rea banca de inversi&oacute;n. Su carrera se asemeja a la de Kerviel (SG, 1908), que le cost&oacute; al banco franc&eacute;s &euro; 4.900 millones. Ambos casos implicaban el ocultamiento de transacciones no autorizadas y pusieron en la picota las fallas en cuanto a contralor gerencial. En su momento, SG y Kidder Peabody descabezaron las cadenas de mandos. Ahora, son los circunspectos suizos quienes tienen una papa caliente en las manos.</p>
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