Más récords del euro, Wall Street vacilante y consumidores nerviosos

La obvia falta de iniciativa por parte del Banco Central Europeo empujó el euro a picos de US$ 1,3334, aunque Nueva York cerrase en 1,33. Las declaraciones de Jean-Claude Trichet fueron tomadas en los mercados como señales de debilidad.

30 noviembre, 2004

Por otra parte, la confianza de los consumidores norteamericanos tiende a debilitarse, lo cual influye en los plazas cambiaria y bursátil. Exponiendo ante un Parlamento europeo escépticol, Trichet admitió que los tipos de interés en la Eurozona (los doce adherentes a la moneda común) son exiguos, pero insistió en que “la política monetaria ha de continuar comprometida con la estabilidad de precios”. Como suelen hacer los banqueros públicos, el francés no explicó cómo se compatibiliza esa estabilidad con un euro por las nubes.

Tampoco pareció advertir que los combustibles están muy caros y han inflado los precios minoristas en Francia, Alemania e Italia. “Trichet tiene menos ideas que (José Manoel Durão) Barroso, otro monetarista que cree en fábulas”, comentaban varios legisladores en Estrasburgo.

“El BCE dice mantener la inflación bajo vigilancia pero acepta que las tasas son demasiado bajas. Cualquiera puede notar la inconsistencia entre ambas afirmaciones o darse cuenta de que el BCE se ha atado las manos a sí mismo. No puede impedir que el euro siga subiendo”. Eso opinan analistas de Merrill Lynch (Nueva York), Barclay’s (Londres) y Nomura Securities (Tokio).

El dólar llegó a ceder hasta ¥ 102,30, pero el Banco de Japón (central, que sí tiene política cambiaria) salió a comprar y llevó ese nivel a 103,05. Por el contrario, la divisa referencial cayó a FS 1,138 y la libra estaba a un precio realmente alto; US$ 1,912.

Al promediar la ruedal neoyorquina, el gobierno difundió con cierto apuro datos según los cuales la gente ha comprado a rolete automotores, muebles y alimentos en el tercer trimestre del año. Exultante, el departamento de Comercio proclamó que se acelera el repunte económico en un contexto de baja inflación. Curiosamente, Wall Street no pareció tomarlo muy en serio.

Por el contrario, hubo una moderada baja de los principales indicadores (entre –0,25 y –0,35). Los propios gurúes la atribuyen a altos precios de energía y combustibles. La declinación de ventas minoristas en este trimestre no coincide con la alegría oficial, pero explica el descenso en la confianza del público. “Vemos datos contradictorios y sorprendentes. Si los consumidores realmente piensan así ¿Por qué gastan tanto como dice el gobierno?”, se preguntaban en Russell Investment Group, una cartera de US$ 100.000 millones.

Por otra parte, la confianza de los consumidores norteamericanos tiende a debilitarse, lo cual influye en los plazas cambiaria y bursátil. Exponiendo ante un Parlamento europeo escépticol, Trichet admitió que los tipos de interés en la Eurozona (los doce adherentes a la moneda común) son exiguos, pero insistió en que “la política monetaria ha de continuar comprometida con la estabilidad de precios”. Como suelen hacer los banqueros públicos, el francés no explicó cómo se compatibiliza esa estabilidad con un euro por las nubes.

Tampoco pareció advertir que los combustibles están muy caros y han inflado los precios minoristas en Francia, Alemania e Italia. “Trichet tiene menos ideas que (José Manoel Durão) Barroso, otro monetarista que cree en fábulas”, comentaban varios legisladores en Estrasburgo.

“El BCE dice mantener la inflación bajo vigilancia pero acepta que las tasas son demasiado bajas. Cualquiera puede notar la inconsistencia entre ambas afirmaciones o darse cuenta de que el BCE se ha atado las manos a sí mismo. No puede impedir que el euro siga subiendo”. Eso opinan analistas de Merrill Lynch (Nueva York), Barclay’s (Londres) y Nomura Securities (Tokio).

El dólar llegó a ceder hasta ¥ 102,30, pero el Banco de Japón (central, que sí tiene política cambiaria) salió a comprar y llevó ese nivel a 103,05. Por el contrario, la divisa referencial cayó a FS 1,138 y la libra estaba a un precio realmente alto; US$ 1,912.

Al promediar la ruedal neoyorquina, el gobierno difundió con cierto apuro datos según los cuales la gente ha comprado a rolete automotores, muebles y alimentos en el tercer trimestre del año. Exultante, el departamento de Comercio proclamó que se acelera el repunte económico en un contexto de baja inflación. Curiosamente, Wall Street no pareció tomarlo muy en serio.

Por el contrario, hubo una moderada baja de los principales indicadores (entre –0,25 y –0,35). Los propios gurúes la atribuyen a altos precios de energía y combustibles. La declinación de ventas minoristas en este trimestre no coincide con la alegría oficial, pero explica el descenso en la confianza del público. “Vemos datos contradictorios y sorprendentes. Si los consumidores realmente piensan así ¿Por qué gastan tanto como dice el gobierno?”, se preguntaban en Russell Investment Group, una cartera de US$ 100.000 millones.

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