Estados Unidos torna a meterse en el patio trasero de Rusia
En julio, George W.Bush invitó al líder georgiano. Ahora, recibírá nuevamente a Nursultán Nadzarbáyev, autócrata de Kadzajstán. Como a sus aliados árabes, no le pide credenciales democráticas al país que separa Rusia del Asia central.
El “Washington post” y otros medios liberales se encargaron de resaltar –igual que en 2006- el oportunismo de Bush y sus intentos de incursionar en el patio trasero de Moscú. El debate jira hoy alrededor de otra visita que Nadzarbáyev hará en alguna semanas a Washington. El ex jefe comunista retiene el poder desde 1989, o sea antes de extinguirse la Unión Soviética. Por supuesto, el nepótico ex cosaco ya no es “marxista” aunque –en rigor y como Fidel Castro- jamás lo fuera antes.
El “monarca” no se ha privado de casi nada. Desde encarcelar gente para manejar elecciones hasta hacer asesinar dos líderes opositores que molestaban demasiado, pasando por cerrar publicaciones que no loe elogiaban bastante. En los últimos tiempos, se peleó con su hija mayor, que había fundado un partido opositor, y con su yerno, hoy exilado político.
Para prevenir nuevas grescas familiares, hizo que el parlamento votara una reforma constitucional que lo torna presidente vitalicio .Por cierto, su modelo impera en las otras cuatro repúblicas centroasiáticas. En comparación, hasta Irán –donde hay instituciones, recambios en el poder y escasa corrupción- parece democrático.
Buen amigo de Tehrán (le vende componentes nucleares) y Moscú, empero Kadzajstán no figura en el eje del mal. Su imagen es peor que la de Pakistán -otra autocracia difusora de tecnología atómica- o la de China. Por supuesto, en este caso Estados Unidos tiene razones geopolíticas muy atendibles, las mismas que inspiraban a Richard Nixon y Henry Kissinger en los años 70.
Pero los agasajos a Nadzarbáyev en EE.UU. rozan el ridículo. Suele estar presente George H.W.Bush, pues el autócrata es viejo amigo suyo y del “lobby” petrolero que manejaba Bush padre y ahora gestiona el vicepresidente Richard Cheney. Por supuesto, algunas empresas del grupo aspiran a reservas kadzajas en el noreste del mar Caspio.
El “Washington post” y otros medios liberales se encargaron de resaltar –igual que en 2006- el oportunismo de Bush y sus intentos de incursionar en el patio trasero de Moscú. El debate jira hoy alrededor de otra visita que Nadzarbáyev hará en alguna semanas a Washington. El ex jefe comunista retiene el poder desde 1989, o sea antes de extinguirse la Unión Soviética. Por supuesto, el nepótico ex cosaco ya no es “marxista” aunque –en rigor y como Fidel Castro- jamás lo fuera antes.
El “monarca” no se ha privado de casi nada. Desde encarcelar gente para manejar elecciones hasta hacer asesinar dos líderes opositores que molestaban demasiado, pasando por cerrar publicaciones que no loe elogiaban bastante. En los últimos tiempos, se peleó con su hija mayor, que había fundado un partido opositor, y con su yerno, hoy exilado político.
Para prevenir nuevas grescas familiares, hizo que el parlamento votara una reforma constitucional que lo torna presidente vitalicio .Por cierto, su modelo impera en las otras cuatro repúblicas centroasiáticas. En comparación, hasta Irán –donde hay instituciones, recambios en el poder y escasa corrupción- parece democrático.
Buen amigo de Tehrán (le vende componentes nucleares) y Moscú, empero Kadzajstán no figura en el eje del mal. Su imagen es peor que la de Pakistán -otra autocracia difusora de tecnología atómica- o la de China. Por supuesto, en este caso Estados Unidos tiene razones geopolíticas muy atendibles, las mismas que inspiraban a Richard Nixon y Henry Kissinger en los años 70.
Pero los agasajos a Nadzarbáyev en EE.UU. rozan el ridículo. Suele estar presente George H.W.Bush, pues el autócrata es viejo amigo suyo y del “lobby” petrolero que manejaba Bush padre y ahora gestiona el vicepresidente Richard Cheney. Por supuesto, algunas empresas del grupo aspiran a reservas kadzajas en el noreste del mar Caspio.
