El economista sénior en salud del Banco Mundial, doctor André Medici, desató una polémica entre expertos sanitaristas argentinos, al enviarle al consultor internacional en Políticas de Salud y Medicamentos, Federico Tobar, los últimos datos de la Razón de Mortalidad Materna, en los que, lejos de mostrarse un avance en su disminución, como asegura el gobierno nacional, evidencian que “mientras los vecinos avanzan en términos de salud pública, la Argentina va quedando rezagada”, según surgió del indicador.
Tobar, que se encuentra en Panamá en cumplimiento de un contrato, circuló entre sus colegas el indicador correspondiente a los países de América Latina y Caribe, comentando que “en 1990, Argentina tenía una razón de mortalidad materna equivalente a la mitad de la región. Hoy es el 80%. Pasó de ocupar el octavo lugar al décimo entre los países con mejor desempeño en este indicador”.
Esta conclusión motivó una serie de respuestas e interpretaciones entre sus colegas, que fueron intercambiadas por mail, en un debate tan rico, que el endocrinólogo Hugo Arce se encargó de compilar para subir en el blog que comparten.
Destaca Tobar respecto de las cifras procesadas por el Banco Mundial que en el período considerado (1990-2013) sólo Costa Rica obtuvo una mejora de su mortalidad materna inferior a la Argentina, si bien ese país centroamericano tiene hoy la mitad de razón de mortalidad materna que Argentina.
Adolfo Sánchez de León, especialista en Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires que realizó la Maestría en Salud Pública en esta misma UBA, autor libro Más Salud más Derechos, pone en tela de juicio la metodología seguida por el Banco Mundial.
“Sería bueno ver cómo se calculó esa razón. La tasa de mortalidad materna (TMM) se calcula dividiendo las muertes por causas maternas, sobre los nacidos vivos por 10.000 ó 100.000. Tomando los últimos datos publicados por el Ministerio de Salud (ver en estadísticas de página oficial) para 2012 (último año publicado), daría 3,4 por 10.000 ó 34 por 100.000”, razona para explicar por qué le llama la atención el 69 por 100.000 publicado.
Aclara que, igualmente, “el 34 por 100.000 es muy alto y la Argentina está lejos del 14 por 100.000, que entiendo es la meta que se fijó en las Metas del Milenio (MdM) para el 2015”.
De todos modos, pone de relieve que también debe ser uno de los países que menos descendió y perdió posiciones relativas en el concierto de América Latina, al igual que la esperanza de vida al nacer (EVN) y la mortalidad infantil.
Tras reiterar que interesaría conocer cómo construyeron esa RMM, plantea tres consideraciones al respecto:
- Que si las razones de todos los países no fueron calculadas con la misma metodología, podría invalidarse el número final, pero tal vez las conclusiones en cuanto a la velocidad de disminución de la RMM materna sean las mismas; en consecuencia el problema en sí, en este caso, sería real.
- Por qué los números argentinos nuevamente generan desconfianza a nivel internacional, no sólo en salud; puede coincidirse en que el sistema de información pública ha caído en calidad, credibilidad y certeza en estos últimos años.
- El sistema estadístico de salud argentino fue uno de los mejores de América Latina con datos sumamente confiables, y no lo es más.
Aduce que “mucho contribuyó el cambio en el cálculo de la tasa de mortalidad infantil (TMI) que introdujo Tucumán y que la propia Dirección Estadísticas e Información de Salud (DEIS) del Ministerio nacional, denunció en su momento”.
Tampoco considera confiables los números del sistema de vigilancia epidemiológica, desde el momento que se muta todo el sistema a registros digitales, descartando el papel pero con muchos nodos que no informan (provincia de Buenos Aires p. ej., durante mucho tiempo). La mayoría de estas cuestiones competen a las provincias, por lo que suman complejidad.
Finalmente destaca el trabajo que se ha desarrollado desde la Subsecretaria, que iba por el buen camino, pero “como pasa también en nuestro país, lo que funciona bien suele ser cambiado. No hay continuidad en las acciones y eso es otro de los motivos por los que los indicadores a veces no son los mejores”, concluye.
Guillermo González Prieto, subsecretario de Salud Comunitaria del Ministerio de Salud de la Nación, le responde que “en lo personal, estoy muy orgulloso de mi equipo y el trabajo que hicimos para disminuir la tasa de mortalidad materna. Las cifras que muestran la tabla tienen la “corrección” de la OMS, que no compartimos en absoluto”.
Explica que “no sólo supone que tenemos un gran subregistro, sino que además no toma la cifra de nacimientos de la DEIS, sino proyecciones teóricas”. Y compara que “esta supuesta corrección también fue aplicada a otros países, que ante protestas formales fueron retiradas”.
Recordó que “también Argentina solicitó que no se aplique, y se respondió que para ello ocurra debía hacerse una evaluación que verifique si hay subregistro. Esa evaluación está en marcha y la conducen las licenciadas Élida Marconi y Ana Speranza”.
Ratifica lo dicho por Sánchez de León en el sentido de que nuestras cifras de 2012 muestran una disminución importante.
“La más alta fue 5,5 por 10.000 en 2009 —la gripe A contribuyó significativamente a ese número— y la expectativa para 2013 es de alrededor de 2,5 por 10.000 de acuerdo con informaciones de las provincias, aún no validadas por Nación”, expone.
Admite el funcionario nacional que “todavía se está lejos del 1,5 por 10.000 de las Metas del Milenio, pero la capacitación en emergencia obstétrica, la regionalización perinatal y el plan operativo implementado en las provincias con tasas más altas, ha mostrado muy buenos resultados”.
Julio Bello, director del Postgrado en Salud Social y Comunitaria de la Facultad de Ciencias Médicas de Universidad Maimonides, previene que “en la comparación de los porcentajes hay que tener en cuenta el punto de partida, esto explicaría en parte la performance de Costa Rica y Argentina y —por qué no— la de Cuba, con un aumento del número de muertes anuales. Obviamente no explica la diferencia con Chile y Uruguay, donde desde el principio Argentina estaba abajo”.
Aclara que la opinión de otros interlocutores más autorizados puede ser muy ilustrativa y necesaria, y que en ese aspecto, Juan Manuel Sotelo dio el pasado 28 de mayo una conferencia sobre Salud Global en la Academia Nacional de Medicina, convocada conjuntamente por PAIS y GHIO, perspectiva, en parte novedosa, desde la que podría avanzarse en una reflexión.
Alicia Stolkiner, diplomada en Salud Pública, docente en la Cátedra II de Salud Púlbica y Salud Mental de la Facultad de Psicología, U.N.B.A. Buenos Aires, incorpora al debate el hecho de que la principal causa de la mortalidad materna, de acuerdo con el Observatorio de Salud Reproductiva, es el aborto inseguro.
“Según la investigación de Pantelides, se calculan o estiman 500.000 abortos por año. Eso explica una buena parte de las muertes maternas en un país donde la gran mayoría de los partos son institucionales, pero que tiene una tasa estimada de abortos muy alta, en comparación con otros, y no sólo de la región”, subraya.
Explica que, “al tratarse de una práctica clandestina, a veces no se la considera cuando se analizan las cifras, pero lo clandestino no es sinónimo de inexistente”.
Justifica desde esa óptica que haya que ubicar el problema “más en el campo de la legislación y del efectivo cumplimiento de los derechos reproductivos, que en el de la atención y seguimiento del embarazo, parto y puerperio. Sin perjuicio de que haya mucho para hacer también en este campo, pero se amplía la definición del problema”, completa.
Esteban Lifschitz, especialista en Clínica Médica por el Ministerio de Salud de la Nación; Magister en Gerencia y Administración de Sistemas y Servicios de Salud, Universidad Favaloro. Buenos Aires-Argentina, Coordinador Nacional del Programa Zona Segura de Trombosis Argentina, pondera al indicador como uno de los que mejor describe el desempeño de un sistema de salud, probablemente junto a mortalidad infantil, EVN y AVPP. Y a partir de ahí, manifiesta la preocupación que en sí mismo representa, “más allá de las múltiples causas que expliquen el retroceso en términos relativos frente a vecinos de la región”.
Plantea el desafío de qué hacer ahora a partir de contar con esta información: “La realidad nos devuelve una situación en la que, si seguimos haciendo lo mismo, no debiera sorprendernos que los resultados continuaran siendo los mismos (en este caso, peores)”.
Da a conocer su percepción: “El modelo de atención imperante sigue siendo uno de los puntos centrales que explican este y otros indicadores preocupantes”, afirma.
Añade que no alcanza con diseñar la oferta (sin entrar en la discusión si la oferta actual es suficiente). “El punto clave es cómo hacer para que la oferta llegue efectivamente a aquellos para quienes fue diseñada. Me refiero a acercarla a la población que la necesita y no seguir esperando que sea el propio paciente el que dispare el proceso de atención, ya que probablemente, cuando lo haga, se hayan perdido oportunidades relevantes para sus propios resultados en salud”, llama la atención.
“La información del Banco Mundial enviada por el economista sénior en salud del Banco Mundial, doctor André Medici, a Federico Tobar, persigue la finalidad de ser utilizada con objetivos docentes”, completa el endocrinólogo y nutricionista Hugo E. Arce, que coordina el blog que comparten.
Mortalidad materna en América Latina
Fuente: Trends in maternal mortality 1990 to 2013, WHO, UNICEF, UNFPA, The World Bank and the United Nations Population Division estimates.