Eso planteó preguntas, no solo sobre la claridad y solidez de las metas básicas y la facilidad con la que los ceo podrían alcanbzarlas sino sobre el propósito y la eficacia de la recompensa monetaria como una forma de cambiar la conducta de la empresa.
Hasta ahora, siguen siendo bajos los números absolutos de las compañías que usan metas climáticas para calcular el bono anual del CEO. Apenas son 24 en el índice FTSE 100 y 20 en el S&P 500. Pero desde una base baja, el número de compañías que usan metas de clima para calcular salarios se duplicó entre 2019 y 2020. Une encuesta realizada en septiembre por Deloitte sugiere que otro 24% de compañías encuestadas calculan conectar sus planes de incentivos de largo plazo para ejecutivos con las medidas climáticas que tomen en los próximos dos años.
El impulso para incorporar las metas climáticas, así como también las metas ESG, a los planes de pago fue liderado por empresas de la talla de Unilever. Los inversores también intensificaron la presión para que los grupos de gas y petróleo – como la Royal Dutch Shell – hicieran lo propio.