Pocas mujeres en los MBA

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Algunos temas no se resuelven. A pesar de todo lo que se ha dicho y escrito para impedirlo, de los
programas de desarrollo, de los planes de mentoreo y de los modelos de
trabajo compatibles con el hogar, alrededor de las mesas de directorio
se siguen sentando principalmente hombres.

Las mujeres representan 8% en la posición de CEO según Fortune. En Inglaterra, según el ranking del Financial Times, son todavía menos. Eso, a pesar de que al momento de terminar sus MBA,consiguen  mejores sueldos que sus compañeros varones.

Los que ven el vaso medio lleno dicen que en muchas profesiones se gradúan más mujeres que hombre, de lo que deducen que a la larga va a haber más mujeres en posiciones de liderazgo.

Pero eso es a la larga. Mientras tanto, tal vez las escuelas de negocios deberían hacer algo para equilibrar la balanza. A primera vista, parece que en las principales escuelas no hay más hombres que mujeres. Las fotos, las páginas web, muestran siempre grupos de estudiantes donde ambos sexos tienen igual presencia.

Sin embargo, en las principales escuelas de negocios del mundo las mujeres no constituyen la mitad del alumnado. Sólo la Wharton School se acerca a la mitad: 42% de las bancas de un programa MBA de tiempo completo. La directora de admisiones, Ankur Kumar, reconoce que la dura tarea de lograr equidad de género todavía no se ha hecho, ni en Wharton, ni en las escuelas de negocios, ni tampoco en toda la comunidad empresarial.

El ejemplo que más se acerca al borde de la paridad de género está en Europa, donde el actual programa de MBA en el instituto holandés Nyenrode tiene 49% de mujeres.
Las escuelas interesadas seriamente en ocuparse del desafío deben aumentar el número de sesiones y actos para mujeres y de programas de mentoreo que atraen a egresadas mujeres u otras profesionales como modelos.  También deben tener más mujeres en la planta docente.

También deben ocuparse de solucionar el mayor motivo por el cual las mujeres no van a una escuela de negocios: el momento inadecuado. A diferencia de otros programas para graduados, el MBA exige un mínimo de experiencia laboral. A veces un promedio de cuatro años. Volver al mercado laboral a los veinti-muchos años, con la deuda del  estudio a cuestas y la posibilidad de formar una familia en los años siguientes puede hacer el MBA menos atractivo para una mujer:

Para solucionar esto tal vez habría que permitirles enrolarse antes, o darles becas o convencer a los bancos, consultoras y multinacionales que piden más ejecutivas mujeres a acompañar sus palabras con patrocinios. Cualquiera sea la mezcla de recursos, conviene que experimenten  para crear un círculo virtuoso.

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