<p>“A medida que evolucionen las experiencias en la <em>Web</em>, los teléfonos inteligentes lo serán en la realidad cotidiana. Las estrategias móviles de negocios irán ganando en relevancia y profundidad. Así señalan Richad Lee y Bengi Korkmaz, del McKinsey Global Institute, a cuyo juicio se viene una novedad trascendente para empresas y usuarios: el HTML-5.<br />
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Ello acelerará modificaciones en la manera como se absorben contenidos y se emplean celulares o tabletas. Sea como plataformas de marketing, sea como herramientas productivas. <br />
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La próxima generación de pautas en la Red, esencialmente, permitirá a todos los programas correr en buscadores de la <em>Web</em>, no ya vía sistemas operativos específicos. Eso significa que el usuario podrá acceder a programas y contenidos en la nube <em>(cloud computing)</em> desde cualquier dispositivo –computadora personal o portátil, teléfono inteligente, tableta–, pues el buscador actuará como plataforma común. Esta capacidad de operar sin límite de tiempo y espacio probablemente altere el equilibrio de poder en sectores como telecomunicaciones móviles, medios y tecnologías de punta. Sin duda, opinan ambos expertos, se crearán oportunidades y se plantearán desafíos: la <em>Web</em> como centro operativo múltiple arribará antes de lo esperado.</p>
<p><strong><em>Web</em> centralizada</strong><br />
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De algún modo, esta evolución en tecnologías móviles semeja la batalla de los años 80 entre fabricantes de computadoras personales (PC). Hoy se da por sentado que el sistema operativo Windows (Microsoft) soporte el hardware de casi todo el mundo, pero no ha sido siempre así. En la prehistoria quedaron la Commodore 64 (la PC más vendida del siglo 20) y la Apple II. <br />
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Antes de Microsoft DOS, luego Windows, los usuarios afrontaban el dilema de escoger tecnologías que determinaban juegos y servicios disponibles en la PC. Igual ocurre ahora con los dispositivos móviles. El usuario debe sopesar méritos de <em>hard</em> o <em>software</em> antes de adoptar una decisión, por ejemplo entre Apple, Research in Motion (RIM) o la creciente gama de opciones estilo Android (Google) y, dentro de poco, una combinación Windows-Phone 7, esto es Microsoft/Nokia.<br />
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Esta generación HTML-5 achicará diferencias entre dispositivos móviles e innovará decisivamente en materia de normas <em>Web</em>. Su objeto consiste en que todo programa corra por un mismo buscador, completo con video y otros contenidos multimedios que hoy exigen <em>software</em> externo. En teoría, esto convierte el buscador en una plataforma universal. Sin abandonarla, los usuarios podrán hacer de todo, desde editar documentos hasta entrar en redes sociales, ver películas, jugar o escuchar música. Además, tendrán acceso a archivos remotos “en el enjambre”, independientemente de ubicación o dispositivos. <br />
Esa es la primera razón por la cual la <em>Web</em> centralizada es una promesa para los dispositivos móviles. La segunda es que contribuirá a superar la potencia, relativamente débil, de celulares y tabletas inteligentes en comparación con computadoras. Este déficit en realidad ha promovido el explosivo crecimiento de aplicaciones (“<em>aps</em>”) para optimizar el desempeño de dispositivos específicos: al usuario promedio le lleva más de 11 horas mensuales emplear aps. O sea, más que las búsquedas en el ciberespacio o la conversación, como notaba en marzo un estudio de la firma Zokem. HTML-5 tiene la capacidad de mejorar las experiencias móviles, pues sus especificaciones permiten almacenar 1.000 veces más datos que hasta ahora.<br />
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Por ende, los usuarios pueden trabajar fuera de línea (escribiendo correos electrónicos, por caso) y sus dispositivos actualizarán automáticamente al reingresar en línea. Es más, programas y aplicaciones corren más rápido porque varias, complejas tareas de procesamiento las realizan los servidores de las redes. Sin embargo, la capacidad móvil irá en ascenso para absorber entretanto la demanda de datos.<br />
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Por supuesto, no todos las programas son aptos para los motores de búsqueda ni HTML-5 es la primera plataforma universal en haber aparecido. La audaz Sun Microsystems (Oracle la compró el año pasado) prometió algo similar: sus programadores de lenguaje Java podrían “escribir una sola vez y correr en cualquier parte”. No funcionó. Tampoco existen garantías de que se imponga un solo tipo de norma. El ritmo de los desarrolladores al redactar <em>aps</em> y el de los usuarios al comprarlas es apabullante y trasunta conductas subyacentes difíciles de modificar. <br />
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La centralidad <em>Web</em> puede asimismo inspirar entre ellos temores sobre la seguridad de datos, pues los programas ya no son instalados en dispositivos específicos y la información se almacena en forma remota. Finalmente, hay riesgos de fragmentación en motores de búsqueda tales como Chrome (Google), Internet Explorer (Microsoft) o Firefox (Mozilla), que ya no tratan igual la norma HTML-4.<br />
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Pese a estos factores, el número de sitios HTML-5 crece día a día. Los fabricantes de <em>hardware</em> se suman al fenómeno y la comunidad de desarrolladores se esfuerza en salvaguardar enjambres de datos a ritmo acelerado. Lee y Korkmaz estiman, pues, que más de 50% de aplicaciones móviles se habrá pasado a HTML-5 en tres a cinco años, aunque admiten que la tasa de transición puede ser mayor y más rápida. Sea cual fuere la velocidad del cambio, afectará a compañías y usuarios.</p>
<p><strong>Efecto en los usuarios</strong><br />
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Cabe empezar por lo más sencillo que hacen muchos: emplear dispositivos móviles para leer titulares de noticias. Hoy esto exige acceder a un sitio específico –ejercicio lento, a menudo frustrante– o instalar por separado una aplicación por cada dispositivo y, si es de los que cobran, pagar en cada oportunidad. <br />
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En la <em>Web</em> centralizada, una sola aplicación –en teoría– puede accederse desde cualquier buscador, pagarse y listo. Dado que todo contenido está almacenado en la nube, informaciones y preferencias pueden compartirse en tanto los dispositivos se mantengan sincronizados. El usuario podrá comenzar a leer un artículo en una tableta y, llegado el caso, retomarlo en una computadora portátil. <br />
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En un ejemplo más avanzado, el usuario puede iniciar un mensaje instantáneo o una conversación en video y seguirla en un teléfono inteligente. El resultado para los usuarios es que la centralidad web representa un notorio avance hacia dispositivos genuinamente “inteligentes” que ofrecen opciones simples, relevantes, ubicuas y personalizadas.</p>
<p><strong>Efecto en las empresas</strong><br />
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Las mutaciones en la actitud del público pueden modificar la economía del sector privado, desde telecomunicaciones y medios hasta tecnología e, inclusive, publicidad. Por ejemplo, al proliferar el comercio electrónico relativo a aplicaciones utilizables en los dispositivos, una competencia despiadada sacudirá a las agencias.<br />
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Estas recordarán con nostalgia los tiempos cuando podían reivindicar hasta 40% de publicidad móvil. Al respecto, cabe considerar las implicancias para los siguientes actores en un mundo donde el contenido es ubicuo. Este desplaza y relativiza la importancia de los sistemas operativos o buscadores <em>web</em> en la generación y distribución de programas y aplicaciones. <br />
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<em>Desarrolladores de aplicaciones.</em> Por hoy, este grupo paga derechos por hasta 30% <em>ad valorem</em> a fabricantes de dispositivos, operadores de telecomunicaciones o de sistemas, cada vez que se vende una aplicación a los usuarios. En un contexto de centralidad <em>web</em>, los desarrolladores pueden eludir intermediarios no solo porque apenas una aplicación cubre varias. También porque cualquiera puede instalar un comercio <em>web</em> y venderle directamente al público. <br />
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Sin ir más lejos, Google ya cobra a los desarrolladores de aplicaciones un plus de 5% en su cadena Chrome. Aparte, el surgimiento de una plataforma abierta quizá motive a las grandes firmas de <em>software</em> para introducir, rápido, programas de base móvil para gestionar relaciones con clientes (MPM), marketing y cadenas de abastecimiento. <br />
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<em>Telecomunicaciones.</em> La centralidad <em>web</em> puede ser una espada de dos filos para las operadoras de sector. Por una parte, impulsará la demanda de Internet móvil, creará oportunidades para la actividad, pues el usuario buscará aplicaciones que funcionen en muchos dispositivos y lo liberen de quienes venden aplicaciones “al detalle”. Por otro lado, no hay garantía de que las operadoras ganen dinero vía nuevas aplicaciones. La probable multiplicación de tráfico de datos requerirá apreciables inversiones en infraestructura y afrontará creciente competencia de empresas que ya brindan servicios móviles web de voz y video. <br />
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Proveedores de contenidos. Este sector les depara ingresos y ahorros. En el primer caso, la facilidad con que los usuarios pueden acceder a esos contenidos debiera despertarles interés en material más actual o relevante. Además, el acceso a contenido HTML-5 en una serie de dispositivos crea oportunidades a proveedores tipo TV y cine para ofrecer programas en directo o trabajar con intermediarios como iTunes (Apple). Finalmente, la publicidad podría aportar contenidos móviles. <br />
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Por cierto, las actuales, fragmentadas plataformas móviles les hacen difícil a los publicitarios en línea manejar “inventarios de avisos” a través de un amplio rango de usuarios. Entretanto, componentes tan avanzados como selección o mensura de objetivos podrían emigrar al entorno de la <em>Web</em> móvil. Por supuesto, estos cambios atraerán gente e intensificarán la competencia en un nuevo contexto dinámico, pleno de desafíos.<br />
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Los ahorros, por otra parte, con un beneficio secundario. Provienen de evitar el costo de convertir la aplicación de una plataforma a otra y hoy esto significa la mitad de lo que sale el desarrollo original. Periódicos y revistas, debieran hacerse capaces de generar contenidos una sola vez y, luego, entregarlo vía diversos dispositivos. Ello disminuirá costos de producción e incrementará alcances. <br />
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<em>Fabricantes de dispositivos.</em> La <em>Web</em> centralizada probablemente haga más descreídos a muchos usuarios y, a su vez, reducirá la capacidad de los actores para controlar un ecosistema de desarrolladores y acelerar la masificación de dispositivos móviles. Semejante desplazamiento también implica oportunidades. Los fabricantes podrán integrar mejor y más fácilmente <em>software</em> y <em>hardware</em>. También desarrollarán aplicaciones multidispositivo, acelerando la sincronización y el almacenamiento de datos. Finalmente, ejercerán cierto control –junto con las compañías operadoras– al elegir el punto crítico en servicios webcéntricos y aplicaciones incorporados a dispositivos.</p>
<p><strong>¿Qué significa para la conducción?</strong><br />
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La gama de usuarios fomenta muchas innovaciones asociadas a esas prestaciones. De última, puntualizan Lee y Korkmaz, podría proveer una serie de ventajas a las empresas. En tanto la tecnología informática (TI) invade plataformas webcéntricas, dejando las infraestructuras cableadas y sus aplicaciones. Estos son ya temas de las cúpulas societarias. Cualquier director ejecutivo que no confíe en su organización o sus posibilidades de cambio ha de inspirar a su equipo. <br />
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La “revolución punto.móvil”, vale decir la creciente tendencia de los usuarios a emplear dispositivos móviles para acceder a toda clase de información, tendrá profundos efectos en los directores de marketing (DM). Muchas compañías están ya experimentando con noveles aplicaciones inteligentes. Por ejemplo, Volkswagen ha sacado una popular carrera destinada al iPhone.<br />
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Las empresas sin duda proseguirán explotando buscadores web móviles para seducir al público y los DM deberán desarrollar estrategias basadas en HMTL-5. Entre ellas, sólidas capacidades móviles que estimulen la evolución de tácticas de marketing. Por ejemplo, monitoreo de compradores, entregas en tiempo real o cupones locales. <br />
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Lógicamente, una <em>Web</em> centralizada añade presión extra sobre las empresas para invertir en la infraestructura de enjambres. La idea es preparase para cuando usuarios, personal y proveedores se comuniquen e interactúen mediante dispositivos móviles que corran aplicaciones <em>web</em>.</p>
La nueva Internet y otra revolución móvil en marcha
Un cambio resonante tendrá implicancias y definirá otro universo. Será el tránsito a un lenguaje marcador de hipertextos de quinta generación, HTML-5, la futura norma de programa que sustentará la Web. Cualquiera sea la actividad del usuario, esa evolución incrementará la potencia de dispositivos móviles.