Hay crisis alimentaria en Asia

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El hambre en muchos países es consecuencia directa de la guerra en Ucrania. La solución está en que esa guerra termine pronto, según el World Food Program.

Se dice que los tiempos difíciles hacen más fuertes a los fuertes y más débiles a los débiles. La guerra en Ucrania no es la excepción. Afectó mucho más a los países más débiles.
Ucrania, cuya fertilidad alimentó a unos 400 millones de personas en 2021, solía despachar el grueso de sus exportaciones por los puertos de Mariupol y Odessa en el Mar Negro.

Como esos puertos han sufrido una grave destrucción por los ataques rusos, “los noventa millones de toneladas de productos agrícolas, que Ucrania proyectaba exportar a países en Asia, África y Europa se vieron bloqueados”, según palabras del primera ministro de Ucrania Denys Shmyhal.

Además, Rusia no puede exportar sus granos porque muchos países interrumpieron  le han cortado las relaciones comerciales. Indonesia, por ejemplo, es el segundo mercado de exportación de trigo ucraniano y Rusia es la cuarto proveedor de fertilizantes químicos del archipiélago.

Ya hay muchos ejemplos de hambruna o crisis alimentaria en Asia. Lugares políticamente inestables como Afganistán, Myanmar, Corea del Norte y Sri Lanka figuran entre los más afectados. Se sabe también que el World Food Program (WFP) ya está ayudando también en China e India.

Según el WFP, 80% de las crisis alimentarias son generadas por conflictos, y se pueden resolver mediante un buen trabajo de diplomacia. Para alimentar a las personas que sufren hambruna, esta guerra debe terminar pronto, concluye el informe.

 

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