Todo eso junto le significó un aumento de 47% en sus ingresos netos, el más alto desde que la compañía comenzó a publicar sus resultados en 2019.
Saudi Aramco es el productor de crudo más grande del mundo y una de las pocas compañías con capacidad de producción en exceso que puede ser usada por el gobierno de Arabia Saudita para aumentar o disminuir la oferta según la demanda global.
Aumentó la producción durante 2022 antes de que Arabia Saudita en sociedad con otros miembros de la OPEP desafiara la presión norteamericana y redujera la producción en noviembre en respuesta a lo que decía ser un débil panorama para la demanda.
El año pasado produjo 11 millones y medio de barriles diarios de petróleo crudo y otros líquidos, lo que representó 10% de la oferta mundial de crudo.
Mientras muchos de sus rivales redujeron las inversiones en oferta petrolera al tiempo que buscaban reducir sus emisiones, Saudi Aramco es una de las pocas compañías que invierte en aumentar su capacidad de producción, de 12millones de barriles diarios a 13 millones. El gasto de capital en 2022 creció 18% interanual, a US$ 13.600 millones, comparado con los US$ 24.800 millones que gastó Shell.
El CEO, Amin Nasser, dijo que los riesgos de sub-invertir en producción de petróleo y gas son reales y contribuyen a subir los precios. “Para aprovechar las ventajas únicas de la escala y ser parte de la solución global, Aramco se ha embarcado en el más grande programa de gasto de capital de su historia”, dijo.