Aerolíneas: privatizarlas no siempre beneficia a los pasajeros

En particular, el caso mejicano es frustrante. Las compañías locales cobran mucho más caro que las norteamericanas. Tampoco pueden competir bien con las empresas centroamericanas. Lo dice el “Wall Street Journal”.

5 diciembre, 2005

En uno de los tantos intentos del gobierno derechista (Partido de Acción Nacional, o sea Vicente Fox), se privatizó días atrás una de las dos aerolíneas comerciales aztecas. La idea era estimular la competencia, pero existe escepticismo entre inversores, según señala un estudio de la consultoría Expedia.com.

Las incertidumbres sobre el destino del negocio quedaron patentes la semana pasada, cuando el gobierno rechazó una propuesta por la estatal Aeroméxico. En el mismo acto, empero, aceptó los US$ 265,5 millones de Grupo Posadas por Mexicana. En verdad, la suma ofrecida por Aeroméxico era exigua y ello se debe a dudas creadas en torno de la propia privatización.

En primer lugar, la subasta no atrajo el interés de compañías internacionales, en parte por el mal momento que vive el negocio en Estados Unidos. En segundo lugar, las acciones del holding estatal Cinbtra –maneja ambas aerolíneas- cedieron hasta 5% en la bolsa mejicana.

Las serias dificultades del gobierno Fox para hallar interesados extranjeros de monta reflejan una mezcla de esos problemas globales –inclusive los precios de combustibles- y la escasa transparencia del mercado local. También pesa el contexto interno: las leyes restringen a 25% la participación máxima de capitales externos en la actividad aerocomercial.

Ese último punto, por ejemplo, la hizo desistir a Iberia, una compañía con amplia red latinoamericana, donde participa British Airways, una de las empresas más rentables del mundo. En ese marco se inscribe, también, un futuro desafío: Gol, la aerolínea brasileña de descuento, ya anunció su entrada en la plaza mejicana.

Sin embargo y como es común en varios países de la región, quizás el mayor obstáculo sea las altísimas tarifas, que traban la afluencia de pasajeros de cabotaje y, les guste o no a las empresas, benefician al transporte terrestre (también en cargas). Algunas comparaciones ilustran el punto: volar de Méjico DF a Monterrey (710 kilómetros, poco menos de Buenos Aires-Córdoba) cuesta US$ 647, en tanto Nueva York-Los Ángeles (4.100 km) no sube de US$ 315. Ir de la capital azteca a Oaxaca (356 km) demanda US$ 287, mientras hacerlo de San Antonio a Dallas (400 km, ambos en Tejas) cuesta apenas US$ 180. Debe consignarse que el poder adquisitivo del pasajero norteamericano promedio triplica el del mejicano.

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En uno de los tantos intentos del gobierno derechista (Partido de Acción Nacional, o sea Vicente Fox), se privatizó días atrás una de las dos aerolíneas comerciales aztecas. La idea era estimular la competencia, pero existe escepticismo entre inversores, según señala un estudio de la consultoría Expedia.com.

Las incertidumbres sobre el destino del negocio quedaron patentes la semana pasada, cuando el gobierno rechazó una propuesta por la estatal Aeroméxico. En el mismo acto, empero, aceptó los US$ 265,5 millones de Grupo Posadas por Mexicana. En verdad, la suma ofrecida por Aeroméxico era exigua y ello se debe a dudas creadas en torno de la propia privatización.

En primer lugar, la subasta no atrajo el interés de compañías internacionales, en parte por el mal momento que vive el negocio en Estados Unidos. En segundo lugar, las acciones del holding estatal Cinbtra –maneja ambas aerolíneas- cedieron hasta 5% en la bolsa mejicana.

Las serias dificultades del gobierno Fox para hallar interesados extranjeros de monta reflejan una mezcla de esos problemas globales –inclusive los precios de combustibles- y la escasa transparencia del mercado local. También pesa el contexto interno: las leyes restringen a 25% la participación máxima de capitales externos en la actividad aerocomercial.

Ese último punto, por ejemplo, la hizo desistir a Iberia, una compañía con amplia red latinoamericana, donde participa British Airways, una de las empresas más rentables del mundo. En ese marco se inscribe, también, un futuro desafío: Gol, la aerolínea brasileña de descuento, ya anunció su entrada en la plaza mejicana.

Sin embargo y como es común en varios países de la región, quizás el mayor obstáculo sea las altísimas tarifas, que traban la afluencia de pasajeros de cabotaje y, les guste o no a las empresas, benefician al transporte terrestre (también en cargas). Algunas comparaciones ilustran el punto: volar de Méjico DF a Monterrey (710 kilómetros, poco menos de Buenos Aires-Córdoba) cuesta US$ 647, en tanto Nueva York-Los Ángeles (4.100 km) no sube de US$ 315. Ir de la capital azteca a Oaxaca (356 km) demanda US$ 287, mientras hacerlo de San Antonio a Dallas (400 km, ambos en Tejas) cuesta apenas US$ 180. Debe consignarse que el poder adquisitivo del pasajero norteamericano promedio triplica el del mejicano.

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