Transener: el fondo Eton Park no entra en el paquete

Néstor Kirchner se irritó por una carta poco sagaz del embajador. Pero el alza del riesgo soberano (a 210 puntos) apunta a otra operación lanzada por fondos buitres ante el Banco Mundial.

10 febrero, 2007

“No aceptaremos aprietes”, sostuvo el presidente aludiendo a Earl Wayne y la misiva donde manifestaba preocupación porque Argentina pudiese trabar la venta de 50% de Transener al fondo privado Eaton Park, no a otro operador sectorial. Esto sembraba sospechas de compra apalancada, máxime recordando que en el paquete participa ya otro fondo, Dolphin.

Pero la clave de los desvelos dek dplomático no está en Buenos Aires, sino en Caracas. Justamente el jueves, Petróleos de Venezuela le compraba a AES, estadounidense, el control (82,1%) de Electricidad de Caracas, por US$ 739.250.000. Ya entonces, el negocio energético norteamericano observaba con resquemores la mayor adquisición del ramo en la Unión Europea: la alemana E.On pagaba € 41.000 millones por la española Endesa, fuerte operadora en Latinoamérica.

Sea como fuere, tampoco la imagen de Petrobras –compañía estatal- ante el gobierno argentino salía bien parada. El viernes, la venta de acciones Transener a Eton Park era trabada desde el gobierno, mientras la firma brasileña declaraba no haber recibido comunicación oficial. No obstante, faltaba el OK de la comisión pro defensa de la competencia y Julio de Vido –el operador favorito del presidente- manifestó la oposición a Eton.

Mucho más inquietante parece la súbita campaña de medios lanzada desde la “fuerza de tareas Argentina”, sello que oculta al especulador suizo Nicola Stock, a quien todavía buscan bonistas alemanes e italianos engañados por varios bancos en 1998/2001. Afirmando representar a más de 120.000 pequeños ahorristas (jamás pudo demostrarlo), el personaje se presentó al centro internacional para arreglos de diferencias por inversiones (Ciadi), dependencia del Banco Mundial.

Stock reclama 20% de las deudas pendientes de negociación, o sea más de US$ 5.000 millones, que le significarían comisiones muy atractivas. No por casualidad, un día antes, medios rioplatenses allegados a Stock sostenían que el juez federal Joseph Griesa (Nueva York) estaba “harto de Argentina y sus pleitos”. Como no es normal que un magistrado estadounidense hable así, era dable presumir una nueva una campaña de opinión. La súbita aparición de Stock en primera página parece confirmarlo.

Como se sabe, las acciones colectivas no están previstas en el derecho internacional positivo. Además hay otro hecho curioso: un segundo grupo de bonistas -de acuerdo con iguales fuentes- está ahora representado por Rodolfo Barra, discutido ex ministro de Carlos S.Menem, bajo cuyo gobierno se acumuló la fenomenal deuda externa objeto del canje timoneado por Roberto Lavagna y Guillermo Nielsen.

“No aceptaremos aprietes”, sostuvo el presidente aludiendo a Earl Wayne y la misiva donde manifestaba preocupación porque Argentina pudiese trabar la venta de 50% de Transener al fondo privado Eaton Park, no a otro operador sectorial. Esto sembraba sospechas de compra apalancada, máxime recordando que en el paquete participa ya otro fondo, Dolphin.

Pero la clave de los desvelos dek dplomático no está en Buenos Aires, sino en Caracas. Justamente el jueves, Petróleos de Venezuela le compraba a AES, estadounidense, el control (82,1%) de Electricidad de Caracas, por US$ 739.250.000. Ya entonces, el negocio energético norteamericano observaba con resquemores la mayor adquisición del ramo en la Unión Europea: la alemana E.On pagaba € 41.000 millones por la española Endesa, fuerte operadora en Latinoamérica.

Sea como fuere, tampoco la imagen de Petrobras –compañía estatal- ante el gobierno argentino salía bien parada. El viernes, la venta de acciones Transener a Eton Park era trabada desde el gobierno, mientras la firma brasileña declaraba no haber recibido comunicación oficial. No obstante, faltaba el OK de la comisión pro defensa de la competencia y Julio de Vido –el operador favorito del presidente- manifestó la oposición a Eton.

Mucho más inquietante parece la súbita campaña de medios lanzada desde la “fuerza de tareas Argentina”, sello que oculta al especulador suizo Nicola Stock, a quien todavía buscan bonistas alemanes e italianos engañados por varios bancos en 1998/2001. Afirmando representar a más de 120.000 pequeños ahorristas (jamás pudo demostrarlo), el personaje se presentó al centro internacional para arreglos de diferencias por inversiones (Ciadi), dependencia del Banco Mundial.

Stock reclama 20% de las deudas pendientes de negociación, o sea más de US$ 5.000 millones, que le significarían comisiones muy atractivas. No por casualidad, un día antes, medios rioplatenses allegados a Stock sostenían que el juez federal Joseph Griesa (Nueva York) estaba “harto de Argentina y sus pleitos”. Como no es normal que un magistrado estadounidense hable así, era dable presumir una nueva una campaña de opinión. La súbita aparición de Stock en primera página parece confirmarlo.

Como se sabe, las acciones colectivas no están previstas en el derecho internacional positivo. Además hay otro hecho curioso: un segundo grupo de bonistas -de acuerdo con iguales fuentes- está ahora representado por Rodolfo Barra, discutido ex ministro de Carlos S.Menem, bajo cuyo gobierno se acumuló la fenomenal deuda externa objeto del canje timoneado por Roberto Lavagna y Guillermo Nielsen.

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