El Brexit siempre fue impopular en Escocia, donde en 2016 el “Remain” ganó con holgura. Ahora la gran preocupación de los escoceses es que un nuevo Primer Ministro en Londres imponga una salida de la UE “sin acuerdo” previo. Los independentistas, actualmente en el gobierno escocés, ya han sacado una legislación que exige un segundo referéndum dentro de los dos próximos años.
Los sondeos muestran que, desde la victoria del “brexit”, el respaldo a la independencia oscila entre el 43 % y el 47 %, una cifra similar al 45 % que la apoyó en la consulta de 2014, dice Anthony Salamone, analista del Centro Escocés de Relaciones Europeas, Según él, el Partido Nacionalista Escocés (SNP), “no quería tener de nuevo el debate sobre un segundo referéndum de independencia hasta que las encuestas mostraran una mayoría clara”.
Si finalmente el Reino Unido abandona la UE de forma negociada y además se mantiene en el mercado común y/o la unión aduanera, Salamone opina que la mayoría de escoceses “puede que se sienta más cómodo y no quiera separarse del Reino Unido”.
Sin embargo, un escenario acordado que mitigue los efectos de la salida puede ocasionar, de acuerdo con McHarg, que los ciudadanos perciban “más fácilmente cuales son las cuestiones prácticas que se plantearían al romper con el Reino Unido” y que el temor a cambiar el sistema constitucional actual sea menor.
Pero si la salida de la UE es no negociada, el analista dice que las encuestan pronostican que un escenario de ese tipo hará aumentar significativamente el sentimiento independentista, ya que además las previsiones económicas prevén una caída del PBI en Escocia de hasta 9 %.
“Si no hay acuerdo, las encuestas sugieren que puede haber mayoría en favor de la independencia. Si, por ejemplo, hay un acuerdo que termine con la libre circulación de personas, la opinión de muchos puede cambiar, porque Escocia, no solo está a favor de la libre circulación, sino que la necesita”, explicó Salamone.