La investigación “Avances sociales en la balanza” afirma que el acceso a estos productos y servicios, claves para el éxito futuro de un individuo, está en proporción directa a la educación e ingreso de los padres.
Para la juventud latinoamericana, el estatus social de sus padres tiene un rol importante a la hora de definir su acceso a una educación de calidad, asistencia médica e incluso a servicios tan esenciales como agua y saneamiento.
Por ello, a pesar de que en la última década 73 millones de latinoamericanos salieron de la pobreza, la “movilidad intergeneracional” sigue siendo limitada.
En ese sentido, el informe del Banco Mundial sostiene que el acceso igualitario a bienes y servicios para los jóvenes ha mejorado en los últimos años, pero que hay “serios problemas” en torno de la calidad de esos bienes y servicios, especialmente en educación y vivienda.
Los autores manifiestan su preocupación de que los avances sociales de la región -menos pobres y más clase media- se estanquen a la luz de un crecimiento económico menor. Tras crecer 4.3% del PIB per cápita en 2010 se prevé que en 2014 la región sólo alcanzará un ritmo de 1.7 %.
El panorama no es igual en toda la región. Los países del cono sur y la región andina, por ejemplo, han logrado cerrar más esta brecha de desigualdad en el acceso, mientras que los centroamericanos solo han avanzado de manera modesta, según el reporte.
Brecha social
Desde una perspectiva global, Latinoamérica ha hecho enormes avances en la reducción de la pobreza durante la primera década del siglo XXI, en parte debido a su sólido crecimiento económico.
La pobreza extrema, calculada con el estándar de un ingreso diario de US$1.25, ha caído en la región tan rápido como en Asia Oriental, que ha registrado una de las disminuciones más contundentes de tiempos recientes.
Aun así Latinoamérica sigue siendo una de las regiones más desiguales del mundo.
Una clase media creciente ha realzado más estas desigualdades, aseguran los expertos.
El descontento con la calidad de los servicios públicos a nivel regional ha provocado una tendencia a recurrir a servicios privados en especial la educación y la asistencia médica.
Sin embargo, tales éxodos de los servicios públicos tienen grandes repercusiones en las clases más pobres.
La calidad de la educación es particularmente preocupante. Por ejemplo, el rendimiento en matemáticas y ciencias de los estudiantes latinoamericanos es sustantivamente menor (42% versus 73%) en ciencias y matemáticas, cuando se les compara con los estudiantes de la OCDE, aplicando el programa de medición estandarizado PISA.
Calidad educativa
La educación temprana de calidad es fundamental tanto para el éxito económico como social en la adultez.
Aunque se aumentó el gasto público para la educación en toda la región, el informe muestra que los alumnos de escuelas privadas todavía superan ampliamente a sus pares de escuelas públicas. Esto no solo pone límites a sus oportunidades de empleo en el corto plazo, sino también perjudica a la competitividad de la región en el futuro.
“Investigaciones recientes proporcionan evidencia convincente de que los bajos niveles de capital humano atribuibles a la escolaridad de baja calidad en América Latina pueden explicar más de la mitad de la brecha de crecimiento entre la región y el resto del mundo”, explica el informe.
Y solo hace falta abrir la canilla para revelar una brecha ostensible entre los ricos y los pobres.
El acceso al agua y el saneamiento varía significativamente a través la región. A pesar de albergar una vasta cantidad de recursos de agua dulce, Brasil ocupa el lugar 23 en el mundo en cuanto a la disponibilidad de agua potable.
Al nivel regional, 100 millones de latinoamericanos carecen de acceso a saneamiento adecuado.
“Las bajas cifras son especialmente preocupantes dado que el agua y el saneamiento influyen en otras oportunidades importantes de la infancia, como no perder días escolares debido a enfermedades prevenibles y la salud”, destaca el informe.