viernes, 27 de diciembre de 2024

Volare: 270 millones en rojo, sin licencia e intervenida

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Mientras Ryannair, líder europea del segmento donde operaba Volare, canjeaba gratis los 700 boletos emitidos por Volare, el gobierno le suspendió un mes la licencia. Tras secuestrar los libros, enviará un interventor.

El sábado se cayó la línea de descuento Volare. Dejó 700 pasajeros varados, 1.380 empleados sin trabajo y otro dolor de cabeza para Silvio Berlusconi, ya desvelado por Alitalia. Días después, se anuló la reunión donde Gruppo Volare debía decidir si recapitaliba la empresa o pedía la bancarrota.

El futuro de la segunda aerolínea comercial del país pende de un hilo, al cabo de seis accidentados años de operaciones. El miércoles, se resolvía una intervención, prevista para jueves o viernes, pues hay un cuadro de insolvencia y el principal accionista ni siquiera está en Italia.

Volare surgió en 1997, armada por financistas vénetos muy poco diáfanos. En 2000 se fusiona con Air Europe y forma Gruppo Volare, que a su vez crea -en 2003- VolareWeb, la primera compañía italiana de descuento. Ese mismo año estalla una crisis financiera y debe reorganizarse la firma, entonces conducida por Giorgio Fossa.

Pero éste cae en septiembre último, poniendo al descubierto una crisis más honda que afecta finanzas, operacione y management. La composición del paquete explica parte del problema: 38,6% lo controla el argentino Eduardo Eurnekián. El fundador de la empresa, Gino Zoccai, tiene sólo 25%. Interbanca posee 12,5% y otra parte igual está en manos del Fondo Tricolore (o sea Ligresti y Assicurazioni Generali). El 11,4% restante se reparte entre acionistas menores.

Desde el 17 de septiembre presidía el grupo Mauro Gambaro, otro caballero de industria. Lo acompañan Roberto Naldi como vicepresidente ejecutivo y Andrea Molinari como vice del directorio. Durante los doce meses entre octubre de 2003 y septiembre pasado, las pérdidas pasaron de € 45 millones a 80 millones.

Pero hoy se sabe que el “agujero negro” asciende a € 270 millones, por lo cual la policía financiera allanó las oficinas y secuestro balances presumiblemente maquillados. Horas después, personal de la compañía marchaba por las calles exigiendo la comparecencia de directivos y accionistas.

El sábado se cayó la línea de descuento Volare. Dejó 700 pasajeros varados, 1.380 empleados sin trabajo y otro dolor de cabeza para Silvio Berlusconi, ya desvelado por Alitalia. Días después, se anuló la reunión donde Gruppo Volare debía decidir si recapitaliba la empresa o pedía la bancarrota.

El futuro de la segunda aerolínea comercial del país pende de un hilo, al cabo de seis accidentados años de operaciones. El miércoles, se resolvía una intervención, prevista para jueves o viernes, pues hay un cuadro de insolvencia y el principal accionista ni siquiera está en Italia.

Volare surgió en 1997, armada por financistas vénetos muy poco diáfanos. En 2000 se fusiona con Air Europe y forma Gruppo Volare, que a su vez crea -en 2003- VolareWeb, la primera compañía italiana de descuento. Ese mismo año estalla una crisis financiera y debe reorganizarse la firma, entonces conducida por Giorgio Fossa.

Pero éste cae en septiembre último, poniendo al descubierto una crisis más honda que afecta finanzas, operacione y management. La composición del paquete explica parte del problema: 38,6% lo controla el argentino Eduardo Eurnekián. El fundador de la empresa, Gino Zoccai, tiene sólo 25%. Interbanca posee 12,5% y otra parte igual está en manos del Fondo Tricolore (o sea Ligresti y Assicurazioni Generali). El 11,4% restante se reparte entre acionistas menores.

Desde el 17 de septiembre presidía el grupo Mauro Gambaro, otro caballero de industria. Lo acompañan Roberto Naldi como vicepresidente ejecutivo y Andrea Molinari como vice del directorio. Durante los doce meses entre octubre de 2003 y septiembre pasado, las pérdidas pasaron de € 45 millones a 80 millones.

Pero hoy se sabe que el “agujero negro” asciende a € 270 millones, por lo cual la policía financiera allanó las oficinas y secuestro balances presumiblemente maquillados. Horas después, personal de la compañía marchaba por las calles exigiendo la comparecencia de directivos y accionistas.

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