Se trata de un ytabajo hecho por el boletín profesional “Tax Notes”. Sólo en 2003, las compañías estadounidenses liquidaron US$ 166.000 millones de utilidades en dieciocho plazas extraterritoriales (refugios “off shore”) con escasa imposición. Cinco años antes, la cifra era de “sólo” US$ 88.000 millones.
Los datos provienen del departamento federal de Comercio. Ese 72% de alza contrasta con 25% de aumento registrado por las ganancias realmente obtenidas en el exterior por esas mismas empresas, durante igual período. De acuerdo con una estimación de igual fuente, las firmas norteamericanas realizaron en “off-shores” 19% de sus utilidades globales en dólares en 2003, contra 10% en 1999.
Luxemburgo es un ejemplo extremo: la proporción de ganancias totales liquidada ahí pasó de 1% (1999) a 4,9% en 2003. En las Bermudas, el aumento fue de uno a 3,02%, en Irlanda a 2,13% y en Singapur a 1,78%. Al revés, las empresas alemanas bajaron de 1% a 0,46% y las británicas de 1 a 0,67%, también en quinquenio 1999-2003.
El estudio fue dirigido por Martin Sullivan, que fuera analista experto en tributación internacional para la secretaría de Hacienda. “Tax Notes” es un boletín sin fines de lucro dedicado a sistemas y prácticas impositivas alrededor del mundo. El técnico señala en la publicación que “el abrupto aumento de utilidades en puntos como Bermudas o Luxemburgo no guarda relación con las actividades económicas locales de las propias compañías”.
Sólo en las Bermudas, archipiélago formalmente británico pero, en realidad, de propiedad privada, las empresas estadounidenses liquidaron US$ 26.000 millones en utilidades en 2003. Eso sobre ingresos por US$ 34.700 millones. Muchas firmas tratan de pagar menos impuestos estableciendo subsidiarias externas, que permiten realizar ganancias en sitios de baja carga impositiva. Este tipo de maniobras llegó a extremos tan escandalosos como los cientos de sociedades fantasmas inventadas por Andrew Fastow cuando era director financiero de Enron.
En general, “58% de las utilidades del sector privado norteamericano –apunta Sullivan-, se toma o realiza en jurisdicciones libres de impuestos o con tasas exiguas. Esto transtorna el sistema de tributación en EE.UU., pues muchas subsidiarias de grupos locales liquidan el grueso de sus negocios fuera de territorio nacional”.
“Estas cifras –añade- demuestran que el Congreso ha estado erosionando facultades y capacidades recaudatorias del Servicio de Impuestos Internos. Han venido sancionándose leyes tributarias y firmando tratados con otros países que fomentan los refugios tributarios. ¿Qué significa eso? Que la carga impositiva va excluyendo a las multinacionales y recayendo en los ciudadanos y las empresas puramente locales”.
Bruce Bartlett, un republicano crítico de la política impositiva federal –cuyos artículos influyen en Washington-, señala que esos datos ponen en duda la equidad en el tratamiento de los contribuyentes. “Existen claras transgresiones en la materia y se privilegia a transnacionales o sus subsidiarias”. Pero, a diferencia de Sullivan, Bartlett considera esas inequidades como resultado natural de la globalización y la consiguiente movilidad del capital. Aunque el estudio de “Tax Notes” ponga en evidencia mecanismos para evadir impuestos.
Sullivan califica a las Bermudas de “ejemplo escandaloso. Carece de impuesto a los réditos y no tiene casi actividad económica, fuera del turismo. Pero lava utilidades por varias veces su producto bruto interno”.
Se trata de un ytabajo hecho por el boletín profesional “Tax Notes”. Sólo en 2003, las compañías estadounidenses liquidaron US$ 166.000 millones de utilidades en dieciocho plazas extraterritoriales (refugios “off shore”) con escasa imposición. Cinco años antes, la cifra era de “sólo” US$ 88.000 millones.
Los datos provienen del departamento federal de Comercio. Ese 72% de alza contrasta con 25% de aumento registrado por las ganancias realmente obtenidas en el exterior por esas mismas empresas, durante igual período. De acuerdo con una estimación de igual fuente, las firmas norteamericanas realizaron en “off-shores” 19% de sus utilidades globales en dólares en 2003, contra 10% en 1999.
Luxemburgo es un ejemplo extremo: la proporción de ganancias totales liquidada ahí pasó de 1% (1999) a 4,9% en 2003. En las Bermudas, el aumento fue de uno a 3,02%, en Irlanda a 2,13% y en Singapur a 1,78%. Al revés, las empresas alemanas bajaron de 1% a 0,46% y las británicas de 1 a 0,67%, también en quinquenio 1999-2003.
El estudio fue dirigido por Martin Sullivan, que fuera analista experto en tributación internacional para la secretaría de Hacienda. “Tax Notes” es un boletín sin fines de lucro dedicado a sistemas y prácticas impositivas alrededor del mundo. El técnico señala en la publicación que “el abrupto aumento de utilidades en puntos como Bermudas o Luxemburgo no guarda relación con las actividades económicas locales de las propias compañías”.
Sólo en las Bermudas, archipiélago formalmente británico pero, en realidad, de propiedad privada, las empresas estadounidenses liquidaron US$ 26.000 millones en utilidades en 2003. Eso sobre ingresos por US$ 34.700 millones. Muchas firmas tratan de pagar menos impuestos estableciendo subsidiarias externas, que permiten realizar ganancias en sitios de baja carga impositiva. Este tipo de maniobras llegó a extremos tan escandalosos como los cientos de sociedades fantasmas inventadas por Andrew Fastow cuando era director financiero de Enron.
En general, “58% de las utilidades del sector privado norteamericano –apunta Sullivan-, se toma o realiza en jurisdicciones libres de impuestos o con tasas exiguas. Esto transtorna el sistema de tributación en EE.UU., pues muchas subsidiarias de grupos locales liquidan el grueso de sus negocios fuera de territorio nacional”.
“Estas cifras –añade- demuestran que el Congreso ha estado erosionando facultades y capacidades recaudatorias del Servicio de Impuestos Internos. Han venido sancionándose leyes tributarias y firmando tratados con otros países que fomentan los refugios tributarios. ¿Qué significa eso? Que la carga impositiva va excluyendo a las multinacionales y recayendo en los ciudadanos y las empresas puramente locales”.
Bruce Bartlett, un republicano crítico de la política impositiva federal –cuyos artículos influyen en Washington-, señala que esos datos ponen en duda la equidad en el tratamiento de los contribuyentes. “Existen claras transgresiones en la materia y se privilegia a transnacionales o sus subsidiarias”. Pero, a diferencia de Sullivan, Bartlett considera esas inequidades como resultado natural de la globalización y la consiguiente movilidad del capital. Aunque el estudio de “Tax Notes” ponga en evidencia mecanismos para evadir impuestos.
Sullivan califica a las Bermudas de “ejemplo escandaloso. Carece de impuesto a los réditos y no tiene casi actividad económica, fuera del turismo. Pero lava utilidades por varias veces su producto bruto interno”.