El ratificado administrador de precios en el gobierno de Cristina Kirchner siguió
al pie de la letra el consejo informal de algunos de los representantes regionales,
luego del encuentro entre la industria y la producción propiciado por el
gobernador de Santa Fe para que se levantara el bloqueo a las plantas lecheras:
buscó una fórmula que contemplara el acuerdo inicial de las partes.
Lo que en realidad contó, en la ocasión, fue que las usinas se
hayan comprometido a respetar $ 0,83 por litro. De ese consenso básico
se montó Moreno para ejecutar el propósito oficial de mantener
aislados los valores del mercado interno respecto de los que rigen en la exportación.
En la breve reunión de ayer, de la que participó también
el secretario de Agricultura, Javier de Urquiza, los tamberos decidieron tomarse
diez días para consultar a los productores si aceptaban un tope de $
0,78 por litro para la leche en polvo destinada a exportación, mantener
entre $ 0,80 y 0,85 por litro la que se vende a la industria para consumo interno
y un rango especial para aquellos que mejoren en cada trimestre la producción,
al que no le liquidarán retenciones, por lo que obtendrán un valor
final de $ 1,40.
Luego del fallido intento del ministro Martín Lousteau para convencer
a los tamberos de deponer su protesta mediante un aumento en el precio de referencia
a $ 0,78 y de la “concertación” que convocara el gobernador
de Santa Fe, Hermes Binner, para que la industria y la producción se
pusieran de acuerdo, la aparición de Moreno funciona como un destroyer
para quebrar la línea gremial dejando en claro la división de
intereses al segmentar los precios.
Por eso, cuando los representantes de los tamberos pidieron plazo para consultar
a las bases la propuesta, la respuesta de Moreno fue: “Bueno, muchachos,
váyanse. Si quieren diez días, tómenselos, y si quieren
30, también”.
La realidad intrínseca es que el sistema de compensaciones que establece
un valor de corte para la exportación de leche en polvo en 2.650 dólares
la tonelada no logró estabilizar los precios internos lácteos.
La propuesta actual es diferente de la antes esbozada por el equipo del secretario
de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y del nuevo ministro de Economía,
Martín Losteau, pero así y todo las partes quedaron en encontrarse
“en unos días” para intentar poner fin al conflicto de precios.
La prensa de la ciudad de Rafaela brinda una versión más optimista,
a partir de la propuesta de los 3 precios diferenciales para la leche cruda
“que prevaleció en la mesa de negociaciones”.
Según ese matutino, de una zona lechera santafecina, “los dirigentes
tamberos pondrían su rúbrica al acuerdo con la condición
de que a la brevedad se discuta el reordenamiento del sector, que se esboza
a través de un documento presentado hoy a las autoridades oficiales.
Mientras tanto, se le asegura al tambo $ 0,85 por litro de leche para la mayor
parte de su producción.”
Más influida por el encono de Carbap, la prensa nacional es pesimista
sobre el desenlace del conflicto. Es que en el reciente encuentro, además
de Moreno y el secretario de Agricultura, Javier de Urquiza, estuvieron 30 industriales
de la leche, entre los que se contaban representantes de Saputo, Williner, Manfrey,
Milkaut, SanCor y Mastellone. Asimismo, estuvieron miembros de Apymel. Por la
Federación de Tamberos, Gustavo Colombero y Julio Rossi, junto con asesores
del Grupo Pampa Sur y por el presidente de la Mesa de la Lechería, Roberto
Socín.
Concentración
En un artículo publicado por La Capital de Rosario, con la firma de
Sandra Cicaré, se describe la situación del sector: “(…)
Según los datos de la Secretaría de Agricultura de la Nación
(Sagpya), el volumen de las exportaciones lácteas (todos los productos)
en el período enero-octubre 2007 cayó 27,9% respecto del mismo
período del año anterior, mientras que medido en dólares,
el retroceso fue del 10% en el mismo período.
Con un dólar competitivo y un mercado externo altamente demandante,
en buena parte por el traspié de los principales productores como Australia
y Nueva Zelanda, los cálculos privados indican que la industria desaprovechó
una oportunidad inédita y le ponen un número: las ganancias podrían
haberse multiplicado por nueve, argumentan.
Sin embargo, en esta puja algunos perdieron más que otros. En este punto
se ubican los tamberos, un sector que considera siempre está ajeno en
el reparto de la torta. “La industria debe reconocer los costos de producción
y más allá de la fijación de precios que realiza, saber
que la renta y la distribución del dinero se debe transparentar”,
expresó Garnero.
En cambio, la industria fue protagonista de una avanzada de grupos inversores
externos que fueron metiéndose en un negocio que todas las luces aparece
como muy rentable. En ese contexto se inscriben el ingreso de jugadores como
Fonterra (Nueva Zelanda) o Nestlé que tienen un joint venture con Sancor
para la fabricación de su línea de yogures o la canadiense Saputo
que adquirió a Molfino o la francesa Bongrain que adquirió un
40% de la santafesina Milkaut.
Como contrapartida, en menos de cinco años de 60 mil tamberos sólo
sobrevivieron 12.500, según datos del Inta Rafaela y ratificado por los
dirigentes de la Mesa Nacional de Lechería.
Según datos de la Asociación Criadores de Holando Argentina (Acha)
en el sector trabajan alrededor de 90 mil personas en todo el país, 55
mil en forma directa, lo que le imprime a la actividad tambera una singularidad:
es un trabajo en equipo, de características familiares que contribuye
a reforzar los lazos sociales en las regiones que están instalados.
El impacto de la crisis del sector tambero le da un duro golpe al corazón
productivo de Santa Fe. Según datos del Ministerio de la Producción,
al año 2005 existían en la provincia 4.591 tambos, con un rodeo
que superaba el millón de cabezas entre vacas y vaquillonas y terneras,
con mayor densidad en los departamentos Castellanos (1.298 tambos), Las Colonias
(1.199) y San Cristóbal (741).
Así, en territorio santafesino se ubica el 30 por ciento de los establecimientos
tamberos del país que son los responsables de más del 40% de la
producción de leche.
Según un informe técnico de la Mesa Provincial presentado a mitad
del año pasado, “en los cinco primeros meses de 2005 la producción
acumulada de leche era de 2.030 millones de litros, mientras que en igual período
de 2006 subió a 2.229 millones, casi 200 millones de litros más”.
Sin embargo, esto estuvo acompañado de una concentración del
sector. Entre mediados de año pasado e igual fecha de 2005 el número
de tambos cayó 3,6% en la provincia, un fenómeno que se había
detenido en los últimos años después de la grave crisis
de fines de los 90.
El informe señalaba además alto grado de concentración
de la actividad, sumado a alto nivel productivo que registra el sector, produce
una transferencia de recursos de la producción primaria a otros eslabones
de la cadena.
Aunque para muchos no hay vuelta atrás – “cuando un tambo se cierra
es muy difícil que se vuelva a abrir”, repiten a coro los tamberos-
y la soja se presenta como el escenario más cercano para la rentabilidad,
los que aún quedan en pie se mostraron dispuestos a poner todo el esfuerzo
en retener a los productores en la actividad y seguir peleando espacios de poder
en una cadena donde todos los jugadores no tienen el mismo peso. (…)”
Aprietes
Por su parte, Carbap rechazó “los arbitrarios aprietes del secretario
de Comercio Interior, Guillermo Moreno, a productores e industriales, con el
fin de que se acepte su propuesta para destrabar el conflicto lácteo,
en un escenario del negocio lechero complejo y sensibilizado ante el cierre
y fuga de tamberos a la agricultura”.
El documento agrega que “tras descartar todo tipo de ´acuerditos´, como
el suscripto entre los industriales y productores con el aval del gobierno santafesino,
y desconociendo el sistema de gobierno que impera en nuestro país, federal
y republicano, el secretario Moreno sigue adelante tratando de imponer por la
fuerza el inconducente acuerdo por el pergeñado, que no cuenta con el
visto buenos ni de la industria ni de los productores”.
Y rechaza, siempre en tono muy crítico, “las inconducentes medidas
cortoplacistas anunciadas por el nefasto Moreno no hacen más que imponer
un punto final a la lechería en nuestro país, al eliminar la rentabilidad
que permita persistir en el negocio, y ahuyentar las inversiones que necesita
el sector para crecer y expandirse, debilitando las exportaciones y desalentando
el crecimiento de le economía”.
El ratificado administrador de precios en el gobierno de Cristina Kirchner siguió
al pie de la letra el consejo informal de algunos de los representantes regionales,
luego del encuentro entre la industria y la producción propiciado por el
gobernador de Santa Fe para que se levantara el bloqueo a las plantas lecheras:
buscó una fórmula que contemplara el acuerdo inicial de las partes.
Lo que en realidad contó, en la ocasión, fue que las usinas se
hayan comprometido a respetar $ 0,83 por litro. De ese consenso básico
se montó Moreno para ejecutar el propósito oficial de mantener
aislados los valores del mercado interno respecto de los que rigen en la exportación.
En la breve reunión de ayer, de la que participó también
el secretario de Agricultura, Javier de Urquiza, los tamberos decidieron tomarse
diez días para consultar a los productores si aceptaban un tope de $
0,78 por litro para la leche en polvo destinada a exportación, mantener
entre $ 0,80 y 0,85 por litro la que se vende a la industria para consumo interno
y un rango especial para aquellos que mejoren en cada trimestre la producción,
al que no le liquidarán retenciones, por lo que obtendrán un valor
final de $ 1,40.
Luego del fallido intento del ministro Martín Lousteau para convencer
a los tamberos de deponer su protesta mediante un aumento en el precio de referencia
a $ 0,78 y de la “concertación” que convocara el gobernador
de Santa Fe, Hermes Binner, para que la industria y la producción se
pusieran de acuerdo, la aparición de Moreno funciona como un destroyer
para quebrar la línea gremial dejando en claro la división de
intereses al segmentar los precios.
Por eso, cuando los representantes de los tamberos pidieron plazo para consultar
a las bases la propuesta, la respuesta de Moreno fue: “Bueno, muchachos,
váyanse. Si quieren diez días, tómenselos, y si quieren
30, también”.
La realidad intrínseca es que el sistema de compensaciones que establece
un valor de corte para la exportación de leche en polvo en 2.650 dólares
la tonelada no logró estabilizar los precios internos lácteos.
La propuesta actual es diferente de la antes esbozada por el equipo del secretario
de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y del nuevo ministro de Economía,
Martín Losteau, pero así y todo las partes quedaron en encontrarse
“en unos días” para intentar poner fin al conflicto de precios.
La prensa de la ciudad de Rafaela brinda una versión más optimista,
a partir de la propuesta de los 3 precios diferenciales para la leche cruda
“que prevaleció en la mesa de negociaciones”.
Según ese matutino, de una zona lechera santafecina, “los dirigentes
tamberos pondrían su rúbrica al acuerdo con la condición
de que a la brevedad se discuta el reordenamiento del sector, que se esboza
a través de un documento presentado hoy a las autoridades oficiales.
Mientras tanto, se le asegura al tambo $ 0,85 por litro de leche para la mayor
parte de su producción.”
Más influida por el encono de Carbap, la prensa nacional es pesimista
sobre el desenlace del conflicto. Es que en el reciente encuentro, además
de Moreno y el secretario de Agricultura, Javier de Urquiza, estuvieron 30 industriales
de la leche, entre los que se contaban representantes de Saputo, Williner, Manfrey,
Milkaut, SanCor y Mastellone. Asimismo, estuvieron miembros de Apymel. Por la
Federación de Tamberos, Gustavo Colombero y Julio Rossi, junto con asesores
del Grupo Pampa Sur y por el presidente de la Mesa de la Lechería, Roberto
Socín.
Concentración
En un artículo publicado por La Capital de Rosario, con la firma de
Sandra Cicaré, se describe la situación del sector: “(…)
Según los datos de la Secretaría de Agricultura de la Nación
(Sagpya), el volumen de las exportaciones lácteas (todos los productos)
en el período enero-octubre 2007 cayó 27,9% respecto del mismo
período del año anterior, mientras que medido en dólares,
el retroceso fue del 10% en el mismo período.
Con un dólar competitivo y un mercado externo altamente demandante,
en buena parte por el traspié de los principales productores como Australia
y Nueva Zelanda, los cálculos privados indican que la industria desaprovechó
una oportunidad inédita y le ponen un número: las ganancias podrían
haberse multiplicado por nueve, argumentan.
Sin embargo, en esta puja algunos perdieron más que otros. En este punto
se ubican los tamberos, un sector que considera siempre está ajeno en
el reparto de la torta. “La industria debe reconocer los costos de producción
y más allá de la fijación de precios que realiza, saber
que la renta y la distribución del dinero se debe transparentar”,
expresó Garnero.
En cambio, la industria fue protagonista de una avanzada de grupos inversores
externos que fueron metiéndose en un negocio que todas las luces aparece
como muy rentable. En ese contexto se inscriben el ingreso de jugadores como
Fonterra (Nueva Zelanda) o Nestlé que tienen un joint venture con Sancor
para la fabricación de su línea de yogures o la canadiense Saputo
que adquirió a Molfino o la francesa Bongrain que adquirió un
40% de la santafesina Milkaut.
Como contrapartida, en menos de cinco años de 60 mil tamberos sólo
sobrevivieron 12.500, según datos del Inta Rafaela y ratificado por los
dirigentes de la Mesa Nacional de Lechería.
Según datos de la Asociación Criadores de Holando Argentina (Acha)
en el sector trabajan alrededor de 90 mil personas en todo el país, 55
mil en forma directa, lo que le imprime a la actividad tambera una singularidad:
es un trabajo en equipo, de características familiares que contribuye
a reforzar los lazos sociales en las regiones que están instalados.
El impacto de la crisis del sector tambero le da un duro golpe al corazón
productivo de Santa Fe. Según datos del Ministerio de la Producción,
al año 2005 existían en la provincia 4.591 tambos, con un rodeo
que superaba el millón de cabezas entre vacas y vaquillonas y terneras,
con mayor densidad en los departamentos Castellanos (1.298 tambos), Las Colonias
(1.199) y San Cristóbal (741).
Así, en territorio santafesino se ubica el 30 por ciento de los establecimientos
tamberos del país que son los responsables de más del 40% de la
producción de leche.
Según un informe técnico de la Mesa Provincial presentado a mitad
del año pasado, “en los cinco primeros meses de 2005 la producción
acumulada de leche era de 2.030 millones de litros, mientras que en igual período
de 2006 subió a 2.229 millones, casi 200 millones de litros más”.
Sin embargo, esto estuvo acompañado de una concentración del
sector. Entre mediados de año pasado e igual fecha de 2005 el número
de tambos cayó 3,6% en la provincia, un fenómeno que se había
detenido en los últimos años después de la grave crisis
de fines de los 90.
El informe señalaba además alto grado de concentración
de la actividad, sumado a alto nivel productivo que registra el sector, produce
una transferencia de recursos de la producción primaria a otros eslabones
de la cadena.
Aunque para muchos no hay vuelta atrás – “cuando un tambo se cierra
es muy difícil que se vuelva a abrir”, repiten a coro los tamberos-
y la soja se presenta como el escenario más cercano para la rentabilidad,
los que aún quedan en pie se mostraron dispuestos a poner todo el esfuerzo
en retener a los productores en la actividad y seguir peleando espacios de poder
en una cadena donde todos los jugadores no tienen el mismo peso. (…)”
Aprietes
Por su parte, Carbap rechazó “los arbitrarios aprietes del secretario
de Comercio Interior, Guillermo Moreno, a productores e industriales, con el
fin de que se acepte su propuesta para destrabar el conflicto lácteo,
en un escenario del negocio lechero complejo y sensibilizado ante el cierre
y fuga de tamberos a la agricultura”.
El documento agrega que “tras descartar todo tipo de ´acuerditos´, como
el suscripto entre los industriales y productores con el aval del gobierno santafesino,
y desconociendo el sistema de gobierno que impera en nuestro país, federal
y republicano, el secretario Moreno sigue adelante tratando de imponer por la
fuerza el inconducente acuerdo por el pergeñado, que no cuenta con el
visto buenos ni de la industria ni de los productores”.
Y rechaza, siempre en tono muy crítico, “las inconducentes medidas
cortoplacistas anunciadas por el nefasto Moreno no hacen más que imponer
un punto final a la lechería en nuestro país, al eliminar la rentabilidad
que permita persistir en el negocio, y ahuyentar las inversiones que necesita
el sector para crecer y expandirse, debilitando las exportaciones y desalentando
el crecimiento de le economía”.