Aparecieron las pulgas de plástico

Al revés de los metales, los plásticos no son conductores de electricidad. Pero en los últimos 25 años, dos estadounidenses (Alan Heeger, Alan MacDiarmid) y un japonés, Hideki Shirakawa, lograron obtener en laboratorio polímeros conductores.

21 marzo, 2002

Este descubrimiento, por el cual obtuvieron el Nobel de química 2000, abre nuevas perspectivas en electrónica.

Poco después, los plásticos “electrosensibles” empezaron a aplicarse en pantallas flexibles, paneles solares, soportes de telefonía móvil, etc. Pero las investigaciones siguen buscando la “solución final”.

Desde el MIT, IBM o Bell Labs hasta Philips, Siemens, SAP o Hitachi, medio mundo trata de crear un “chip de polímero” (pulga plástica, le dicen en Francia e Italia) que substituya al microcircuito de silicio.

En 2001, un equipo de Philips pudo meter en una “pulga” 300 transistores de plástico semiconductor. Este año, Siemens está poniendo a punto circuitos integrados “construidos” a partir de cierto número de capas poliméricas superpuestas e impresas en película extradelgada. El resultado es un chip flexible que puede “pegarse” como una etiqueta.

Por el momento, el desempeño de estos microprocesadores es inferior (en capacidad y refinamiento) a los de silicio, razón por la cual todavía no se los emplea en aplicaciones informáticas. Simplemente, los chips convencionales contienen no cientos, sino varios millones de transistores. En compensación, los poliméricos se adaptan a aplicaciones que serían comercialmente poco rentables si empleasen chips de silicio, caros de producir.

Este descubrimiento, por el cual obtuvieron el Nobel de química 2000, abre nuevas perspectivas en electrónica.

Poco después, los plásticos “electrosensibles” empezaron a aplicarse en pantallas flexibles, paneles solares, soportes de telefonía móvil, etc. Pero las investigaciones siguen buscando la “solución final”.

Desde el MIT, IBM o Bell Labs hasta Philips, Siemens, SAP o Hitachi, medio mundo trata de crear un “chip de polímero” (pulga plástica, le dicen en Francia e Italia) que substituya al microcircuito de silicio.

En 2001, un equipo de Philips pudo meter en una “pulga” 300 transistores de plástico semiconductor. Este año, Siemens está poniendo a punto circuitos integrados “construidos” a partir de cierto número de capas poliméricas superpuestas e impresas en película extradelgada. El resultado es un chip flexible que puede “pegarse” como una etiqueta.

Por el momento, el desempeño de estos microprocesadores es inferior (en capacidad y refinamiento) a los de silicio, razón por la cual todavía no se los emplea en aplicaciones informáticas. Simplemente, los chips convencionales contienen no cientos, sino varios millones de transistores. En compensación, los poliméricos se adaptan a aplicaciones que serían comercialmente poco rentables si empleasen chips de silicio, caros de producir.

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