lunes, 23 de diciembre de 2024

La nueva Internet y otra revolución móvil en marcha

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Un cambio resonante tendrá implicancias y definirá otro universo. Será el tránsito a un lenguaje marcador de hipertextos de quinta generación, HTML-5, la futura norma de programa que sustentará la Web. Cualquiera sea la actividad del usuario, esa evolución incrementará la potencia de dispositivos móviles.

<p>&ldquo;A medida que evolucionen las experiencias en la <em>Web</em>, los tel&eacute;fonos inteligentes lo ser&aacute;n en la realidad cotidiana. Las estrategias m&oacute;viles de negocios ir&aacute;n ganando en relevancia y profundidad. As&iacute; se&ntilde;alan Richad Lee y Bengi Korkmaz, del McKinsey Global Institute, a cuyo juicio se viene una novedad trascendente para empresas y usuarios: el HTML-5.<br />
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Ello acelerar&aacute; modificaciones en la manera como se absorben contenidos y se emplean celulares o tabletas. Sea como plataformas de marketing, sea como herramientas productivas. <br />
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La pr&oacute;xima generaci&oacute;n de pautas en la Red, esencialmente, permitir&aacute; a todos los programas correr en buscadores de la <em>Web</em>, no ya v&iacute;a sistemas operativos espec&iacute;ficos. Eso significa que el usuario podr&aacute; acceder a programas y contenidos en la nube <em>(cloud computing)</em> desde cualquier dispositivo &ndash;computadora personal o port&aacute;til, tel&eacute;fono inteligente, tableta&ndash;, pues el buscador actuar&aacute; como plataforma com&uacute;n. Esta capacidad de operar sin l&iacute;mite de tiempo y espacio probablemente altere el equilibrio de poder en sectores como telecomunicaciones m&oacute;viles, medios y tecnolog&iacute;as de punta. Sin duda, opinan ambos expertos, se crear&aacute;n oportunidades y se plantear&aacute;n desaf&iacute;os: la <em>Web</em> como centro operativo m&uacute;ltiple arribar&aacute; antes de lo esperado.</p>
<p><strong><em>Web</em> centralizada</strong><br />
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De alg&uacute;n modo, esta evoluci&oacute;n en tecnolog&iacute;as m&oacute;viles semeja la batalla de los a&ntilde;os 80 entre fabricantes de computadoras personales (PC). Hoy se da por sentado que el sistema operativo Windows (Microsoft) soporte el hardware de casi todo el mundo, pero no ha sido siempre as&iacute;. En la prehistoria quedaron la Commodore 64 (la PC m&aacute;s vendida del siglo 20) y la Apple II. <br />
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Antes de Microsoft DOS, luego Windows, los usuarios afrontaban el dilema de escoger tecnolog&iacute;as que determinaban juegos y servicios disponibles en la PC. Igual ocurre ahora con los dispositivos m&oacute;viles. El usuario debe sopesar m&eacute;ritos de <em>hard</em> o <em>software</em> antes de adoptar una decisi&oacute;n, por ejemplo entre Apple, Research in Motion (RIM) o la creciente gama de opciones estilo Android (Google) y, dentro de poco, una combinaci&oacute;n Windows-Phone 7, esto es Microsoft/Nokia.<br />
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Esta generaci&oacute;n HTML-5 achicar&aacute; diferencias entre dispositivos m&oacute;viles e innovar&aacute; decisivamente en materia de normas <em>Web</em>. Su objeto consiste en que todo programa corra por un mismo buscador, completo con video y otros contenidos multimedios que hoy exigen <em>software</em> externo. En teor&iacute;a, esto convierte el buscador en una plataforma universal. Sin abandonarla, los usuarios podr&aacute;n hacer de todo, desde editar documentos hasta entrar en redes sociales, ver pel&iacute;culas, jugar o escuchar m&uacute;sica. Adem&aacute;s, tendr&aacute;n acceso a archivos remotos &ldquo;en el enjambre&rdquo;, independientemente de ubicaci&oacute;n o dispositivos. <br />
Esa es la primera raz&oacute;n por la cual la <em>Web</em> centralizada es una promesa para los dispositivos m&oacute;viles. La segunda es que contribuir&aacute; a superar la potencia, relativamente d&eacute;bil, de celulares y tabletas inteligentes en comparaci&oacute;n con computadoras. Este d&eacute;ficit en realidad ha promovido el explosivo crecimiento de aplicaciones (&ldquo;<em>aps</em>&rdquo;) para optimizar el desempe&ntilde;o de dispositivos espec&iacute;ficos: al usuario promedio le lleva m&aacute;s de 11 horas mensuales emplear aps. O sea, m&aacute;s que las b&uacute;squedas en el ciberespacio o la conversaci&oacute;n, como notaba en marzo un estudio de la firma Zokem. HTML-5 tiene la capacidad de mejorar las experiencias m&oacute;viles, pues sus especificaciones permiten almacenar 1.000 veces m&aacute;s datos que hasta ahora.<br />
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Por ende, los usuarios pueden trabajar fuera de l&iacute;nea (escribiendo correos electr&oacute;nicos, por caso) y sus dispositivos actualizar&aacute;n autom&aacute;ticamente al reingresar en l&iacute;nea. Es m&aacute;s, programas y aplicaciones corren m&aacute;s r&aacute;pido porque varias, complejas tareas de procesamiento las realizan los servidores de las redes. Sin embargo, la capacidad m&oacute;vil ir&aacute; en ascenso para absorber entretanto la demanda de datos.<br />
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Por supuesto, no todos las programas son aptos para los motores de b&uacute;squeda ni HTML-5 es la primera plataforma universal en haber aparecido. La audaz Sun Microsystems (Oracle la compr&oacute; el a&ntilde;o pasado) prometi&oacute; algo similar: sus programadores de lenguaje Java podr&iacute;an &ldquo;escribir una sola vez y correr en cualquier parte&rdquo;. No funcion&oacute;. Tampoco existen garant&iacute;as de que se imponga un solo tipo de norma. El ritmo de los desarrolladores al redactar <em>aps</em> y el de los usuarios al comprarlas es apabullante y trasunta conductas subyacentes dif&iacute;ciles de modificar. <br />
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La centralidad <em>Web</em> puede asimismo inspirar entre ellos temores sobre la seguridad de datos, pues los programas ya no son instalados en dispositivos espec&iacute;ficos y la informaci&oacute;n se almacena en forma remota. Finalmente, hay riesgos de fragmentaci&oacute;n en motores de b&uacute;squeda tales como Chrome (Google), Internet Explorer (Microsoft) o Firefox (Mozilla), que ya no tratan igual la norma HTML-4.<br />
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Pese a estos factores, el n&uacute;mero de sitios HTML-5 crece d&iacute;a a d&iacute;a. Los fabricantes de <em>hardware</em> se suman al fen&oacute;meno y la comunidad de desarrolladores se esfuerza en salvaguardar enjambres de datos a ritmo acelerado. Lee y Korkmaz estiman, pues, que m&aacute;s de 50% de aplicaciones m&oacute;viles se habr&aacute; pasado a HTML-5 en tres a cinco a&ntilde;os, aunque admiten que la tasa de transici&oacute;n puede ser mayor y m&aacute;s r&aacute;pida. Sea cual fuere la velocidad del cambio, afectar&aacute; a compa&ntilde;&iacute;as y usuarios.</p>
<p><strong>Efecto en los usuarios</strong><br />
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Cabe empezar por lo m&aacute;s sencillo que hacen muchos: emplear dispositivos m&oacute;viles para leer titulares de noticias. Hoy esto exige acceder a un sitio espec&iacute;fico &ndash;ejercicio lento, a menudo frustrante&ndash; o instalar por separado una aplicaci&oacute;n por cada dispositivo y, si es de los que cobran, pagar en cada oportunidad. <br />
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En la <em>Web</em> centralizada, una sola aplicaci&oacute;n &ndash;en teor&iacute;a&ndash; puede accederse desde cualquier buscador, pagarse y listo. Dado que todo contenido est&aacute; almacenado en la nube, informaciones y preferencias pueden compartirse en tanto los dispositivos se mantengan sincronizados. El usuario podr&aacute; comenzar a leer un art&iacute;culo en una tableta y, llegado el caso, retomarlo en una computadora port&aacute;til. <br />
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En un ejemplo m&aacute;s avanzado, el usuario puede iniciar un mensaje instant&aacute;neo o una conversaci&oacute;n en video y seguirla en un tel&eacute;fono inteligente. El resultado para los usuarios es que la centralidad web representa un notorio avance hacia dispositivos genuinamente &ldquo;inteligentes&rdquo; que ofrecen opciones simples, relevantes, ubicuas y personalizadas.</p>
<p><strong>Efecto en las empresas</strong><br />
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Las mutaciones en la actitud del p&uacute;blico pueden modificar la econom&iacute;a del sector privado, desde telecomunicaciones y medios hasta tecnolog&iacute;a e, inclusive, publicidad. Por ejemplo, al proliferar el comercio electr&oacute;nico relativo a aplicaciones utilizables en los dispositivos, una competencia despiadada sacudir&aacute; a las agencias.<br />
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Estas recordar&aacute;n con nostalgia los tiempos cuando pod&iacute;an reivindicar hasta 40% de publicidad m&oacute;vil. Al respecto, cabe considerar las implicancias para los siguientes actores en un mundo donde el contenido es ubicuo. Este desplaza y relativiza la importancia de los sistemas operativos o buscadores <em>web</em> en la generaci&oacute;n y distribuci&oacute;n de programas y aplicaciones. <br />
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<em>Desarrolladores de aplicaciones.</em> Por hoy, este grupo paga derechos por hasta 30% <em>ad valorem</em> a fabricantes de dispositivos, operadores de telecomunicaciones o de sistemas, cada vez que se vende una aplicaci&oacute;n a los usuarios. En un contexto de centralidad <em>web</em>, los desarrolladores pueden eludir intermediarios no solo porque apenas una aplicaci&oacute;n cubre varias. Tambi&eacute;n porque cualquiera puede instalar un comercio <em>web</em> y venderle directamente al p&uacute;blico. <br />
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Sin ir m&aacute;s lejos, Google ya cobra a los desarrolladores de aplicaciones un plus de 5% en su cadena Chrome. Aparte, el surgimiento de una plataforma abierta quiz&aacute; motive a las grandes firmas de <em>software</em> para introducir, r&aacute;pido, programas de base m&oacute;vil para gestionar relaciones con clientes (MPM), marketing y cadenas de abastecimiento. <br />
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<em>Telecomunicaciones.</em> La centralidad <em>web</em> puede ser una espada de dos filos para las operadoras de sector. Por una parte, impulsar&aacute; la demanda de Internet m&oacute;vil, crear&aacute; oportunidades para la actividad, pues el usuario buscar&aacute; aplicaciones que funcionen en muchos dispositivos y lo liberen de quienes venden aplicaciones &ldquo;al detalle&rdquo;. Por otro lado, no hay garant&iacute;a de que las operadoras ganen dinero v&iacute;a nuevas aplicaciones. La probable multiplicaci&oacute;n de tr&aacute;fico de datos requerir&aacute; apreciables inversiones en infraestructura y afrontar&aacute; creciente competencia de empresas que ya brindan servicios m&oacute;viles web de voz y video. <br />
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Proveedores de contenidos. Este sector les depara ingresos y ahorros. En el primer caso, la facilidad con que los usuarios pueden acceder a esos contenidos debiera despertarles inter&eacute;s en material m&aacute;s actual o relevante. Adem&aacute;s, el acceso a contenido HTML-5 en una serie de dispositivos crea oportunidades a proveedores tipo TV y cine para ofrecer programas en directo o trabajar con intermediarios como iTunes (Apple). Finalmente, la publicidad podr&iacute;a aportar contenidos m&oacute;viles. <br />
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Por cierto, las actuales, fragmentadas plataformas m&oacute;viles les hacen dif&iacute;cil a los publicitarios en l&iacute;nea manejar &ldquo;inventarios de avisos&rdquo; a trav&eacute;s de un amplio rango de usuarios. Entretanto, componentes tan avanzados como selecci&oacute;n o mensura de objetivos podr&iacute;an emigrar al entorno de la <em>Web</em> m&oacute;vil. Por supuesto, estos cambios atraer&aacute;n gente e intensificar&aacute;n la competencia en un nuevo contexto din&aacute;mico, pleno de desaf&iacute;os.<br />
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Los ahorros, por otra parte, con un beneficio secundario. Provienen de evitar el costo de convertir la aplicaci&oacute;n de una plataforma a otra y hoy esto significa la mitad de lo que sale el desarrollo original. Peri&oacute;dicos y revistas, debieran hacerse capaces de generar contenidos una sola vez y, luego, entregarlo v&iacute;a diversos dispositivos. Ello disminuir&aacute; costos de producci&oacute;n e incrementar&aacute; alcances. <br />
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<em>Fabricantes de dispositivos.</em> La <em>Web</em> centralizada probablemente haga m&aacute;s descre&iacute;dos a muchos usuarios y, a su vez, reducir&aacute; la capacidad de los actores para controlar un ecosistema de desarrolladores y acelerar la masificaci&oacute;n de dispositivos m&oacute;viles. Semejante desplazamiento tambi&eacute;n implica oportunidades. Los fabricantes podr&aacute;n integrar mejor y m&aacute;s f&aacute;cilmente <em>software</em> y <em>hardware</em>. Tambi&eacute;n desarrollar&aacute;n aplicaciones multidispositivo, acelerando la sincronizaci&oacute;n y el almacenamiento de datos. Finalmente, ejercer&aacute;n cierto control &ndash;junto con las compa&ntilde;&iacute;as operadoras&ndash; al elegir el punto cr&iacute;tico en servicios webc&eacute;ntricos y aplicaciones incorporados a dispositivos.</p>
<p><strong>&iquest;Qu&eacute; significa para la conducci&oacute;n?</strong><br />
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La gama de usuarios fomenta muchas innovaciones asociadas a esas prestaciones. De &uacute;ltima, puntualizan Lee y Korkmaz, podr&iacute;a proveer una serie de ventajas a las empresas. En tanto la tecnolog&iacute;a inform&aacute;tica (TI) invade plataformas webc&eacute;ntricas, dejando las infraestructuras cableadas y sus aplicaciones. Estos son ya temas de las c&uacute;pulas societarias. Cualquier director ejecutivo que no conf&iacute;e en su organizaci&oacute;n o sus posibilidades de cambio ha de inspirar a su equipo. <br />
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La &ldquo;revoluci&oacute;n punto.m&oacute;vil&rdquo;, vale decir la creciente tendencia de los usuarios a emplear dispositivos m&oacute;viles para acceder a toda clase de informaci&oacute;n, tendr&aacute; profundos efectos en los directores de marketing (DM). Muchas compa&ntilde;&iacute;as est&aacute;n ya experimentando con noveles aplicaciones inteligentes. Por ejemplo, Volkswagen ha sacado una popular carrera destinada al iPhone.<br />
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Las empresas sin duda proseguir&aacute;n explotando buscadores web m&oacute;viles para seducir al p&uacute;blico y los DM deber&aacute;n desarrollar estrategias basadas en HMTL-5. Entre ellas, s&oacute;lidas capacidades m&oacute;viles que estimulen la evoluci&oacute;n de t&aacute;cticas de marketing. Por ejemplo, monitoreo de compradores, entregas en tiempo real o cupones locales. <br />
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L&oacute;gicamente, una <em>Web</em> centralizada a&ntilde;ade presi&oacute;n extra sobre las empresas para invertir en la infraestructura de enjambres. La idea es preparase para cuando usuarios, personal y proveedores se comuniquen e interact&uacute;en mediante dispositivos m&oacute;viles que corran aplicaciones <em>web</em>.</p>

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