El informe 2013 elaborado desde Chile por la Corporación Latinobarómetro, en base a una encuesta efectuada entre mayo y junio que abarcó a 18 países de la región, destaca que “Argentina tiene históricamente uno de los indicadores más altos de apoyo a la democracia en la región” y que “las fluctuaciones han sido pequeñas manteniéndose en el orden de los 60% a 70%”.
En tal sentido, Latinbarómetro, cuyo soporte local es MBC Mori, que preside María Braun, indica que las crisis económicas del período 1995-2013 no se ven reflejadas en su apoyo a la democracia y atribuye al sistema educacional “un papel que jugar en ese nivel de apoyo”, ya que “un par de años de educación superior bastan para transformar la manera como se piensa de la democracia”.
Los países que más han aumentado el apoyo a la democracia son Venezuela (16 puntos) y Ecuador (13 puntos) que aumentan más de 10 puntos porcentuales respecto del promedio 1995-2013. Luego siguen nueve países que aumentan entre 2 y 8 puntos porcentuales en el mismo período.
En el informe se pone de relieve que la década de América Latina anunciada en 2010 se confirma con los datos 2013: se vive un momento disminución de la pobreza, aumento de la educación, aumento del crecimiento económico, que han proporcionado el mayor nivel de satisfacción de vida desde 1995, se resume.
Advierte que la precariedad, la pobreza, la desigualdad, la discriminación, siguen siendo, sin embargo, el Talón de Aquiles de la región, que de alguna manera le impide pasar al siguiente escalón. La democracia se ve retenida por la desigualdad en el acceso a bienes políticos y también bienes económicos.
En ese sentido, sostiene que 68% de la región se ubica en la clase baja, un 30% en la clase media que va en aumento y un 2% en la clase alta. Ese 68% de clase baja tiene la mitad de sus integrantes en situación precaria, a algunos no les alcanza para comprar alimento.
“Tenemos con ello dos Américas Latinas, la que disfruta de los beneficios del crecimiento y la que mira cómo disfrutan los otros. Veremos más y más las protestas como manifestación de una ciudadanía consciente de las deficiencias del sistema económico, político y social. Hay demanda por más democracia”, alerta.
El informe 2013 presenta dos temas centrales, por una parte un recuento pormenorizado de la evolución del apoyo a la democracia en cada uno de los 18 países de la región, y por otra un análisis desmenuzado de las expectativas de los ciudadanos.
En 2011 se decía que la región estaba en una década de paradigma distinto: América Latina disminuyó su pobreza de 44% a 28%, aumento su participación en el mundo de menos de 5% al 8%, ha vivido una década sin parangón. Cerca de 50 millones de latinoamericanos pasaron a ser parte de la clase media, eso es aproximadamente un 8% de la población total de la región.
El secretario general de la OEA ha dicho en el Club de la Prensa en octubre de 2013 que en América Latina hay “mucha democracia y poca institución”. Un buen resumen de las debilidades del Estado y de las demandas y expectativas de la región.
Los datos 2013 muestran una región próspera, cada día más educada, más demandante y más rica, a la vez que todavía una región con altos niveles de desigualdad.
La prosperidad trae consigo nuevas desigualdades. América Latina nunca había sido tan rica como ahora, pero al mismo tiempo su población nunca había atravesado por tal estado de alerta. Ciudadanos de países ricos, pobres, gobernados por la izquierda y la derecha están defendiendo sus derechos, y al mismo tiempo no cumpliendo con sus obligaciones con el mismo entusiasmo. La democracia se ha “vendido” bien a los ciudadanos. Se la han tomado en serio.
La región ha manifestado, ha acusado recibo de la prosperidad, ahora quiere distribución. Cuando no había nada que distribuir, había estoicismo en la pobreza, ahora hay demanda frente a la existencia de bienes, reflexionan los autores del trabajo.
La democracia no sólo trae consigo el cambio de paradigma del tiempo cíclico, sino también entrega los instrumentos para su propia consolidación con la oportunidad para demandar derechos.
Ahí está el fruto de su infinito cambio futuro, con el mensaje ya absorbido de las poblaciones, y los ejemplos del mundo globalizado sobre los más discriminados que hoy se comunican con un celular, aunque solo tengan una comida al día.
América Latina está su mejor primavera en un momento complejo e incierto para el mundo, incertidumbre que la región no siente como amenaza sino más bien como una oportunidad.
Calidad de la democracia
La democracia en América Latina tiene la ventaja de tener una base de datos desde 1995 donde se puede analizar la evolución de las actitudes, opiniones, valores y comportamiento de la población hacia ella.
Hoy los académicos de la democracia han desarrollado una nueva especialidad que consiste en medir la “calidad de la democracia” y muchos han usado algunos datos de opinión para estos análisis.
Al mismo tiempo están las organizaciones internacionales que han usado datos para entregar visiones más holísticas de la democracia en una región del mundo, como en informe PNUD 2004 sobre América Latina.
No queda claro, sin embargo, en los grupos que analizan la calidad de la democracia el rol, el peso y por ende la conclusión a la que se debe llegar con los resultados de estas encuestas.
¿Qué es lo que realmente reflejan? Por una parte, en la calidad de la democracia se observan los aspectos normativos, institucionales y de funcionamiento del Estado: existe la separación de poderes, existe igualdad ante la ley, existen elecciones, etc., etc…
Los ciudadanos sin embargo no entregan una evaluación normativa de acuerdo con el papel que cada parte juega en su democracia, simplemente juzgan su bondad desde el punto de vista de cómo ellos viven la experiencia de contacto o impacto de esas instituciones sobre la vida de cada cual.
Con bajos niveles de educación e información politizada por los medios de comunicación partidistas, los ciudadanos juzgan la democracia por lo que viven y lo que han vivido.
Si un ciudadano está o ha estado en situación de exclusión social, y económica, las instituciones, como los partidos y el parlamento, no han hecho mucho por él, entonces el valor que le otorga a esas instituciones es bajo.
La democracia se tiende a juzgar por sus resultados en esta primera generación de ciudadanos expuestos a ella.
Son solo los que tienen mayores niveles de educación los que pueden señalar un concepto más abstracto de la democracia y sus funciones.
Apreciar por tanto la “calidad” de la democracia según las respuestas de las encuestas lleva a confusión respecto de la institucionalidad y la normativa, que no es evaluada por los encuestados.
Lo que es evaluado por los encuestados es el resultado de la acción de esa normativa y esa institucionalidad, no la existencia en papel de ella.
A lo largo de esta última década han aumentado los datos de encuestas disponibles para ver la democracia en la región, lo cual plantea un tema adicional que es el desarrollo de la encuestología comparada.
Cuando se aplican distintas preguntas con distintas escalas y distintas verbalizaciones, no se puede comparar las respuestas, por lo que señalamos que hay que sin duda avanzar en el desarrollo de la ciencia de la encuestología comparada en la medición de la democracia, además de ser muy cuidadosos al momento de comparar cuando las medidas que se usan son distintas.
Latinobarómetro está participando en los foros sobre la medición de la democracia, así como en los foros de la medición de las sociedades y observa la heterogeneidad de indicadores y fórmulas que llevan a conclusiones muy diversas.
Sin duda que se está al inicio de una nueva era donde estos indicadores tenderán a converger para entregar mayor solidez a la especialidad y con ello a las ciencias sociales también. Exponer la totalidad de las controversias, diferencias y problemas que presentan las preguntas, y sus resultados es una manera de avanzar en la mejor compresión de lo que ellos dicen.
Tres preguntas
Analizaremos la evolución del apoyo a la democracia en América Latina con el indicador diseñado por Leonardo Morlino y Juan Linz, uno de los más usados en los estudios de las nuevas y viejas democracias.
La pregunta tiene tres alternativas, una para la democracia, una para el autoritarismo y una para la indiferencia al tipo de régimen.
¿Con cuál de las siguientes frases está Ud. más de acuerdo? La democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno; En algunas circunstancias, un gobierno autoritario puede ser preferible a uno democrático; A la gente como uno, nos da lo mismo un régimen democrático que uno no democrático.
La pregunta que aquí veremos es una que describe el apoyo a la democracia en relación al grado de afección, ya que la gente tiene la oportunidad de elegir “la indiferencia” como opción.
Existen otras preguntas para medir los grados de democracia que veremos más adelante, como por ejemplo la que se llama “democracia Churchilliana”, o bien la escala que califica cuan democrático es el país.
De la misma manera Latinobarómetro tiene indicadores construidos con varias preguntas sobre la democracia y sus grados percibidos por la ciudadanía.
Presentamos, sin embargo, en este informe, la pregunta simple porque es la que mejor resume la evolución de la democracia desde 1995.
Países que han aumentado el apoyo a la democracia 1995- 2013