Estos datos surgen como resultado de un informe desarrollado por ManpowerGroup, que encuestó a 14.000 personas en 19 países, quienes son parte de la fuerza de trabajo y tienen entre 18 y 65 años. La encuesta también revela que esta exigencia no sólo es cuestión de Argentina, sino que es una tendencia global: 63% de los candidatos no cree necesitar permanecer sentados en su escritorio para hacer bien su trabajo.
La importancia de la flexibilidad de horarios crece por un amplio rango de factores: la presencia de empresas multinacionales; la fuerza de trabajo integrada por cada vez más millennials; los sindicatos; la influencia de las empresas tecnológicas; los índices de empleo y los largos tiempos de desplazamiento por congestión vial, infraestructura o falta de transporte público.
El trabajo desde la independencia del hogar u otra ubicación, así como los horarios flexibles de llegada y salida, son los dos tipos de esquemas más deseados. Los empleados que experimentaron la oportunidad de trabajar con esta dinámica, rara vez quieren renunciar a este privilegio.
A su vez, la flexibilidad se está convirtiendo rápidamente en una cuestión neutral en cuanto al género. En la Argentina, lo destacan 57% de las mujeres y 43% de los hombres.
Las preferencias de los candidatos y una economía cada vez más global están creando la necesidad de que las organizaciones consideren la flexibilidad. Presiones para que las empresas amplíen el alcance de sus servicios y tengan la capacidad de interactuar con clientes y proveedores de todo el mundo significa que los modelos, no sólo los candidatos, están impulsando esta tendencia.