Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Maine descubre que la cultura ayuda a los seres humanos a adaptarse a su ambiente y a superar los desafíos mejor y más rápido que la genética.
Luego de realizar un análisis profundo de la literatura y pruebas de la evolución humana de largo plazo, los científicos Tim Waring y Zach Wood concluyeron que los humanos están atravesando una “transición evolutiva especial” en la que la importancia de la cultura, como conocimiento las prácticas y las habilidades aprendidas, supera el valor de los genes como impulso primario en la evolución humana.
La cultura es un factor menospreciado en la evolución humana, dice Waring. Como los genes, la cultura ayuda a que las personas se ajustan a sus entornos y hagan frente a los desafíos de la supervivencia y la reproducción. Sin embargo, lo hace con más eficacia que los genes porque la transferencia de conocimiento es más rápida y más flexible que la herencia de los genes, según Waring y Wood.
Para los expertos, que realizaron una extensa y exhaustiva revisión de investigaciones y teorías referidas a la evolución humana, el ser humano es único gracias a ese desarrollo «mixto» que combina la evolución cultural y genética. Sin embargo, creen que existe un cambio paulatino: de manera gradual, somos cada vez más «culturales» y menos «genéticos».
Aunque existen diferentes razones para esta transición, los investigadores sostienen que un punto clave son las ventajas que posee la cultura sobre los genes como medio de transferencia de información: no es necesario esperar a que pase una generación para aprovechar los cambios evolutivos, porque los mismos pueden capitalizarse de inmediato en forma de nuevos conocimientos, habilidades, experiencias o prácticas.