lunes, 25 de noviembre de 2024

¿Cómo prevenir los riesgos de salud del teletrabajo?

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El trabajo remoto nace en 1973 como una forma de flexibilizar el empleo, permitiendo desempeñar la actividad profesional sin presencialidad en la empresa.

En este sentido, no deberían obviarse ciertas cuestiones ergonómicas.

Según la International Ergonomics Association (IEA)(2001), la ergonomía es la ciencia que estudia las interacciones entre los seres humanos y los elementos que le rodean a la hora de desempeñar una labor. La finalidad es optimizar su diseño para garantizar el bienestar humano. Así, asegura el confort, disminuye esfuerzos y evita lesiones.

Un tipo de ergonomía es la física. En ella se tiene en cuenta la postura mantenida (2 horas), forzada (inadecuada y que provoca lesiones, como trabajar desde la cama) y en equilibrio (asiento inestable, como un balón suizo).

En este sentido, para minimizar los riesgos en la salud a la hora de trabajar en remoto, se aconseja una variedad de posturas.

Aproximadamente un 25% de la población mundial sufre trastornos músculoesqueléticos. Entre ellos, el dolor lumbar, que puede llegar a ser incapacitante. Su principal origen es la exposición a riesgos ergonómicos (RE).

En la mayoría de ocasiones, la causa de estas lesiones se debe al desconocimiento, a una falta de intervención por parte de personal especializado o simplemente porque se subestima.

¿Qué provoca RE en el teletrabajo?

El diseño del lugar de trabajo es determinante para mantener una postura correcta o “higiene postural”, y evitar lesiones. Pero, ¿a qué elementos hemos de prestar atención durante la jornada de teletrabajo?

En primer lugar, a la silla. Esta debe ser regulable en altura, con reposabrazos y un respaldo lumbar reclinable. Si el material es transpirable, mejor.

Debe añadirse un reposapiés, así las rodillas se situarán ligeramente por encima de las caderas. Además, es recomendable evitar cruzar las piernas..

No se aconseja la utilización prolongada de sillas ergonómicas con apoyo de rodillas.

Imprescindible: el escritorio. Su superficie deberá tener una anchura de entre 80 y 120 centímetros. Lo ideal es que permanezca ordenado y limpio. Para evitar accidentes, se recomienda tener una buena organización de enchufes y cables.

El siguiente elemento son las pantallas. Es fundamental que se sitúen delante de nuestros ojos, para evitar girar el cuello. Si es necesario, podemos incluir un elevador para portátil o colocar unos libros debajo del ordenador.

Por último, recuerde mantener una distancia de unos 50 centímetros y aplicar la regla 20, 20, 20: mirar fuera de su escritorio cada 20 minutos, al menos durante 20 segundos y enfocar algo que se encuentre a unos 20 pies (6 metros).

Y hablando del ordenador, no queda otra que mencionar los periféricos (ratón, teclado…). Estos, si no son ergonómicos, pueden causar lesiones por movimientos repetitivos. Si son inalámbricos permitirán mayor flexibilidad de movimientos.

Todo lo que nos rodea cuando estamos teletrabajando importa. El contexto abarca una iluminación correcta (que no se generen sombras, ni deslumbramientos), espacio suficiente, nivel de ruido que permita concentrarnos, temperatura confortable, ventilación apropiada, sin olores desagradables. Incluso puede ser beneficioso que la habitación sea de colores suaves.

El no seguir estas indicaciones y mantener posturas inadecuadas durante horas unido a la inactividad muscular y un descanso insuficiente pueden ocasionar lesiones en la zona lumbar, cuello, hombros o muñecas (síndrome del túnel carpiano).

Y no solo eso, también acarrea problemas circulatorios, dolores de cabeza, insomnio e incluso fatiga visual con ojos secos, fatiga mental y la reciente fatiga de la videollamada.

¿Cómo prevenir los riesgos ergonómicos?

Una buena planificación nos ayudará a evitar riesgos. Para ello, debemos identificar los peligros asociados y adoptar las medidas de control pertinentes.

Además, es aconsejable que la empresa facilite información y capacitación completa a sus empleados en materia de riesgos ergonómicos.

De cara a la empresa, es útil aplicar el Método ROSA  (acrónimo de Rapid Office Strain Assessment). Se trata de una lista de comprobación cuyo objetivo es evaluar el nivel de los riesgos comúnmente asociados a los puestos de trabajo en oficinas, para evaluar los riesgos ergonómicos comúnmente asociados a los puestos de teletrabajo. También es relevante realizar un seguimiento de las condiciones del empleado.

 

Recomendaciones para los empleados

Como empleados trabajando en remoto, es importante tomar conciencia de nuestra postura. Esto evitará forzar las articulaciones y realizar movimientos repetitivos. Es clave adecuar el mobiliario, tal y como se ha explicado, evitando en lo posible la sedestación.

Recordemos que teletrabajar no es sinónimo de estar confinados. Por ello, resulta beneficioso cambiar de postura cada dos horas como máximo.

Además, si el ocio es activo, reducirá el riesgo de lesiones por inactividad. Por ejemplo, salir a caminar escuchando nuestro podcast favorito. También será de gran ayuda incorporar sencillos estiramientos. Conviene recordar que tenemos derecho a la desconexión digital.

El teletrabajo surgió a raíz de una evolución de los requerimientos del mercado laboral, pero no nos hemos adaptado correctamente. De alguna manera nos hemos resistido al cambio.

Los problemas musculares, de columna vertebral, rodillas y otras articulaciones se manifiestan primero de forma aguda y leve, pero la repetición del mecanismo de acción los convierte en crónicos y severos. En este sentido, la prevención de los factores de riesgo es esencial.

Finalmente, no hay que desestimar que no todos los trabajadores cuentan con un espacio adecuado en su hogar. En este caso se pueden aplicar soluciones de coworking.

(*) Profesora Colaboradora UOC CTIC – Investigadora Predoctoral en Educación y TIC. Máster en Diseño Tecnopedagógico, UOC – Universitat Oberta de Catalunya

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