Sucede que Pamuk es premiado justo mientras empeoran las relaciones entre Turquía y Francia, pues Ségoléne Royal (precandidata socialista con serias posibilidades de ser presidente) propuso al parlamento una ley que exija a Angora reconocer esas masacres, como condición para entrar en la UE.
De inmediato, Turquía decretó un boicot comercial contra Francia. En semejante clima y con la cercana Varsovia apoyando a París, la academia sueca quizá debió haber sido más prudente. Además, los corrillos internos sostienen que el candidato real era –oh- un polaco, Ryszard Kapuscinski.
En cierto modo, lo de Pamuk es un caso inverso al de Jorge Luis Borges. En aras de una curiosa “corrección política” se pasaron años negándole el Nobel. Cuando el “lobby” antiborgeano se extinguió, el escritor había muerto. Entretanto, la academia acumulaba premios que –salvo escasas excepciones- volvían al olvido en pocos meses.
Sucede que Pamuk es premiado justo mientras empeoran las relaciones entre Turquía y Francia, pues Ségoléne Royal (precandidata socialista con serias posibilidades de ser presidente) propuso al parlamento una ley que exija a Angora reconocer esas masacres, como condición para entrar en la UE.
De inmediato, Turquía decretó un boicot comercial contra Francia. En semejante clima y con la cercana Varsovia apoyando a París, la academia sueca quizá debió haber sido más prudente. Además, los corrillos internos sostienen que el candidato real era –oh- un polaco, Ryszard Kapuscinski.
En cierto modo, lo de Pamuk es un caso inverso al de Jorge Luis Borges. En aras de una curiosa “corrección política” se pasaron años negándole el Nobel. Cuando el “lobby” antiborgeano se extinguió, el escritor había muerto. Entretanto, la academia acumulaba premios que –salvo escasas excepciones- volvían al olvido en pocos meses.