La solución para dejar de contar ovejitas

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El insomnio es, para quienes lo padecen, una tortura que pretenden dominar con drogas, terapia o métodos alternativos. Los médicos y científicos todavía no se ponen de acuerdo en qué lo causa pero proponen que la clave para que llegue el sueño es aprender a relajarse.

<p>Cada noche casi un tercio de los adultos del mundo tienen problemas para quedarse o permanecer dormidos. No son victimas de un desorden del sue&ntilde;o, como se podr&iacute;a pensar, sino que est&aacute;n atrapados en la paradoja del insomnio: quieren dormir pero no pueden. Es que para que llegue el sue&ntilde;o antes hay que entregar algo a cambio: el estr&eacute;s del d&iacute;a.</p>
<p>Tener problemas para dormir no es algo peque&ntilde;o, tampoco. El Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos report&oacute; que, entre los insomnes, la depresi&oacute;n es 40% m&aacute;s probable. Antes se ve&iacute;a la depresi&oacute;n como un efecto, no tanto una causa, de los problemas para dormir. Pero hoy los cient&iacute;ficos, como en el caso del huevo y la gallina, no saben bien qu&eacute; viene primero. Lo que propon&iacute;an era curar el insomnio para que desapareciera todo lo dem&aacute;s.</p>
<p>Con el tiempo se entendi&oacute;, sin embargo, que el insomnio es un problema complejo y autoinfligido. La causa es que el cerebro se resiste a dejar de pensar en si mismo, un meta fen&oacute;meno que el profesor de Harvard Daniel Wegner llam&oacute; &ldquo;El proceso ir&oacute;nico del control mental&rdquo;. Para ilustrar el concepto, Wegner pone el problema en perspectiva: imagine una persona a quien le dicen que ser&aacute; juzgado en su capacidad para poder relajarse. La reacci&oacute;n inicial no ser&aacute; de relajaci&oacute;n sino de estr&eacute;s. Wegner encontr&oacute; que la mayor&iacute;a de las personas se ponen ansiosas. De la misma forma, es dif&iacute;cil encontrar el sue&ntilde;o cuando se tiene necesidad de dormir. Lo que sucede es que las personas caen presas del insomnio cr&oacute;nico.</p>
<p>El tratamiento para este padecimiento no es f&aacute;cil, especialmente porque no hay consenso entre los cient&iacute;ficos sobre las causas y la clasificaci&oacute;n de la enfermedad. Pasar una mala noche porque la alarma del auto de enfrente no para de chillar no constituye insomnio. En realidad, es m&aacute;s simple: se trata de noches tranquilas, sin ning&uacute;n sobresalto, en las que el paciente no puede conciliar el sue&ntilde;o, prolongadas en un mes. A pesar de no tener claras las causas, 10% de los ciudadanos estadounidenses la sufren.</p>
<p>Es dif&iacute;cil llegar a un diagnostico. Aunque muchos de los que padecen este desorden se someten a ex&aacute;menes en laboratorios de sue&ntilde;o, en la mayor&iacute;a de los casos los doctores tienen que confiar en las circunstancias descriptas por el paciente para llegar a alguna conclusi&oacute;n m&eacute;dica. La subjetividad en estos casos juega un papel importante: cuando una persona dice que tarda una hora en dormirse cuando en realidad le tom&oacute; 10 minutos, pueden aparecer problemas de diagnostico. Es parte de la paradoja del sue&ntilde;o: no se puede confiar en que las personas midan por si mismas el tiempo que les lleva dormirse porque el mismo acto se les aparece como una ausencia; un respiro de las demandas que implica estar despiertos. Las partes que s&iacute; se recuerdan son las menos gratas, como mirar c&oacute;mo pasa el tiempo en el reloj o dar vuelta la almohada con mucha frustraci&oacute;n. Esas experiencias a menudo se exageran en la mente y opacan a las verdaderas horas de sue&ntilde;o.</p>
<p>Cuando el insomnio se convierte en un verdadero problema, las personas recurren a las drogas. El negocio del insomnio report&oacute; US$ 30.000 millones en ingresos para las compa&ntilde;&iacute;as farmac&eacute;uticas en Estados Unidos solamente. A pesar de la popularidad de algunas p&iacute;ldoras, como el Ambien, no hay pruebas concretas de que ayuden a dormir m&aacute;s o mejor. &iquest;Por qu&eacute; se siguen vendiendo tan bien, entonces? Por el famoso efecto placebo. Inclusive tomar una pastilla de az&uacute;car puede ayudar a las personas a sentirse mejor y trasladar esa sensaci&oacute;n de bienestar al colch&oacute;n.</p>
<p>Recurrir a tratamientos psicol&oacute;gicos tampoco est&aacute; dem&aacute;s. En la universidad de Quebec hicieron algunos experimentos para probar si modificar el comportamiento podr&iacute;a ser tan beneficioso como tomar pastillas. El tratamiento es de terapia cognitiva, usado tambi&eacute;n en otros desordenes como la depresi&oacute;n o las fobias. Descubrieron, a trav&eacute;s de una serie de pruebas, que las personas que m&aacute;s insomnio tienen son las que m&aacute;s se preocupan por permanecer despiertos. Es decir, aquellos que piensan que no dormir tiene dr&aacute;sticos efectos en el comportamiento al d&iacute;a siguiente, son quienes m&aacute;s ven con angustia pasar los minutos en el reloj.</p>
<p>Sin embargo, para algunas personas la terapia no es una opci&oacute;n. Especialmente para los adultos mayores. Ellos no se sienten presionados para dormir pero su estructura del sue&ntilde;o ha sufrido cambios con la edad. Despu&eacute;s de los 40, la cantidad de tiempo que una persona atraviesa la fase REM del sue&ntilde;o empieza a declinar, dedic&aacute;ndole m&aacute;s tiempo a las fases m&aacute;s livianas del sue&ntilde;o. Es por eso que el perro del vecino que no para de ladrar puede ser inofensivo a los 25 pero no a los 45.</p>
<p>De cualquier forma, permanecer despierto mirando el cielorraso puede ser una especie de tortura si hay que despertarse temprano al d&iacute;a siguiente. Lamentablemente la ciencia, aunque ha identificado al estr&eacute;s como parte del problema, todav&iacute;a no ha dado en el clavo con una cura definitiva. Tal vez lo mejor sea relajarse y dejar de contar ovejitas.</p>

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