Los que ayudaban a familiares o a extraños mostraban tendían a vivir por lo menos siete años más que el fin del estudio. Los que no, tenían una expectativa de vida de cuatro años.
“No tener ningún contacto con nietos puede tener un impacto negativo en la salud de los abuelos”, dijo Sonja Hilbrand, estudiante de doctorado en el departamento de psicología de la Universidad de Basilea en Suiza.
El estudio comparó grupos de mayores que ayudaban a personas ajenas a su familia, como amigos o vecinos, y mayores que no ayudaban a nadie.
En general, después de tomar en consideración la edad y el estado general de salud de los abuelos, el riesgo de morir en un período de 20 años era un tercio más bajo para los que se ocupaban de sus nietos, comparado con los abuelos que no tenían a nadie a quien cuidar.
La mitad de los abuelos que cuidaban nietos todavía estaban vivos diez años después de la entrevista inicial.
Lo mismo ocurrió con los participantes que no tenían nietos pero ayudaban de alguna manera a sus hijos adultos.
Por el contrario, la mitad de los abuelos que no ayudaban a nadie murieron dentro de los cincos años del inicio del estudio.